Barcelona, España.
El partido independentista del presidente catalán destituido Carles Puigdemont anunció ayer que dejará de lado temporalmente la ruptura “unilateral” con el resto de España, priorizando una negociación política con el Estado.
Tras elevar la tensión al máximo con el Estado español, los dos principales partidos independentistas, el conservador PDeCat de Puigdemont y el progresista ERC, se plantean renunciar a la ruptura unilateral y potenciar la negociación bilateral con el gobierno español de Mariano Rajoy.
La “bilateralidad es necesaria”, declaró la coordinadora general del PDeCat Marta Pascal a la radio Cadena Ser.
Para conseguir la independencia de esta región “nos faltan cosas”: que la declaración pueda hacerse efectiva “y sobre todo crecer en mayoría, que haya más gente” que la apoye, aseguró. El 27 de octubre, el parlamento catalán votó una declaración unilateral de independencia contestada inmediatamente desde Madrid con la intervención de la región por parte del Gobierno español. Los responsables independentistas, cuyo Gobierno fue destituido por las autoridades centrales españolas, renunciaron a intentar aplicar la secesión.
El partido independentista del presidente catalán destituido Carles Puigdemont anunció ayer que dejará de lado temporalmente la ruptura “unilateral” con el resto de España, priorizando una negociación política con el Estado.
Tras elevar la tensión al máximo con el Estado español, los dos principales partidos independentistas, el conservador PDeCat de Puigdemont y el progresista ERC, se plantean renunciar a la ruptura unilateral y potenciar la negociación bilateral con el gobierno español de Mariano Rajoy.
La “bilateralidad es necesaria”, declaró la coordinadora general del PDeCat Marta Pascal a la radio Cadena Ser.
Para conseguir la independencia de esta región “nos faltan cosas”: que la declaración pueda hacerse efectiva “y sobre todo crecer en mayoría, que haya más gente” que la apoye, aseguró. El 27 de octubre, el parlamento catalán votó una declaración unilateral de independencia contestada inmediatamente desde Madrid con la intervención de la región por parte del Gobierno español. Los responsables independentistas, cuyo Gobierno fue destituido por las autoridades centrales españolas, renunciaron a intentar aplicar la secesión.