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Biden acusa a las fuerzas de Rusia de “genocidio” en Ucrania

  • 13 abril 2022 /

La acusación de Joe Biden, que ya había llamado a Putin “criminal de guerra”, llega mientras Moscú prepara una potente ofensiva en el este de Ucrania.

Kramatorsk, Ucrania.

El presidente estadounidense Joe Biden acusó por primera vez a su homólogo ruso Vladimir Putin de “genocidio” en la guerra de Ucrania, donde sus fuerzas intensifican su campaña para tomar la estratégica ciudad portuaria de Mariúpol.

La acusación de Biden, que ya había llamado a Putin “criminal de guerra”, llega mientras Moscú prepara una potente ofensiva en el este de Ucrania que, según Washington, podría implicar el uso de armas químicas.

“Sí, lo llamé un genocidio”, dijo Biden a la prensa horas después de un discurso en Iowa en el que usó por primera vez esta palabra. “Dejemos a los abogados decidir si califica como tal o no, pero a mí me parece que sí”, añadió.

“Verdaderas palabras de un verdadero líder” porque “llamar a las cosas por su nombre es esencial para oponerse al mal”, reaccionó a través de Twitter el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.

Las acusaciones de crímenes de guerra hacia el Kremlin se han multiplicado desde el inicio de la invasión el 24 de febrero, especialmente tras el reciente hallazgo de cientos de civiles supuestamente asesinados en Bucha, en las afueras de Kiev.

El miércoles, Zelenski también acusó a las fuerzas invasoras de perpetrar “cientos de violaciones” a mujeres y también niñas: “Se han registrado cientos de casos de violación, incluidos los de niñas menores de edad y niños muy pequeños. ¡Incluso un bebé!”.

Luchando bajo tierra

Mientras todavía se calibran los daños del conflicto en las zonas hasta hace poco ocupadas en los alrededores de Kiev, el balance de víctimas se teme especialmente elevado en Mariúpol, donde el gobernador regional alertó de entre 20.000 y 22.000 fallecidos.

Las tropas del Kremlin llevan más de 40 días asediando esta ciudad portuaria en el mar de Azov, el último obstáculo para unir las zonas prorrusas del Donbás (este) y la península anexionada de Crimea (sur).

Los expertos ven su caída como inevitable, aunque las fuerzas ucranianas mantienen una férrea defensa. Su ejército aseguró el miércoles que los bombardeos rusos continúan, centrados en el puerto y en la gran planta metalúrgica de Azovstal.

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se acerca para hablar con miembros de los medios de comunicación.

Este enorme complejo industrial, uno de los mayores de Europa, es un foco de importante resistencia, con los combatientes usando un sistema de túneles debajo de la planta para atacar a los rusos.

“Es una ciudad dentro de una ciudad”, reconoció Eduard Basurin, representante de los separatistas prorrusos de la región de Donetsk.

“Hay varios niveles subterráneos que datan de los tiempos soviéticos con lo que no puedes bombardearlos. Tienes que ir bajo tierra para limpiarlos y llevará tiempo”, indicó.

Empotrados en un convoy del ejército ruso, periodistas de AFP pudieron contemplar la devastación en la ciudad, incluido en el teatro donde 300 personas murieron el mes pasado por un bombardeo atribuido a Rusia.

El lunes, fuentes ucranianas denunciaron el presunto uso de sustancias químicas en Mariúpol que provocaron problemas respiratorios y neurológicos a sus tropas, informaciones que no han sido confirmadas.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo no poder confirmar estas alegaciones, pero aseguró disponer de “información creíble” sobre la posibilidad de que Rusia utilice “agentes químicos” en su cerco sobre Mariúpol.

Exhumación de cadáveres

Desde el Extremo Oriente de Rusia, donde se reunió con su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko, Putin afirmó que la ofensiva iba a continuar “de forma armoniosa, con calma” hasta “cumplir los objetivos fijados, minimizando las pérdidas”.

También calificó de “información falsa” las atrocidades denunciadas por los ucranianos y los países occidentales en Bucha, cerca de Kiev, que el Kremlin había tildado previamente de “montaje”.

Anatoly Fedoruk, alcalde de esta ciudad donde se encontraron decenas de cadáveres en las calles tras la retirada rusa, aseguró que más de 400 personas fueron encontradas muertas y 25 mujeres fueron violadas.

En la cercana Gostomel, investigadores de crímenes de guerra están empezando a estudiar los hechos ocurridos, exhumando cadáveres para documentar cómo murieron. Uno de ellos era el del alcalde, cuya mujer se desvaneció al ver emerger el cuerpo.

La municipalidad estima que hay 400 desaparecidos”, declaró a la AFP un fiscal regional, Andrii Tkach. “Intentamos saber quien los abatió. Es posible que no se encuentren todos los cuerpos”.

“Inhumano”

La amenaza se ha desplazado ahora hacia el este, escenario de intensos bombardeos, con las tropas rusas concentrándose en las regiones de Donetsk y Lugansk, en el Donbás.

Imágenes de satélite de la firma estadounidense Maxar Technologies y un alto funcionario del Pentágono señalaron que el Kremlin estaba reuniendo efectivos alrededor de la ciudad de Izium.

El temor a una ofensiva ha precipitado la huida de numerosos civiles del este de Ucrania, especialmente de las ciudades de Kramatorsk y la vecina Sloviansk.

“Lo que está pasando es inhumano, (Putin) es un fascista. No sé cómo llamarle, el diablo encarnado”, decía Valentina Oleynikova, jubilada de 82 años que huía de Kramatorsk con su marido.

Más de 4,6 millones de refugiados ucranianos han huido de su país desde que Putin ordenó la invasión, según el ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. A ellos se suman más de 7 millones de desplazados internos.