Japón
Las notas del mítico “Imagine” de John Lennon son las primeras que entona el japonés Kyochi Watanabe cuando intenta convencer a la gente que va a su bosque natal con la intención de suicidarse de que amen la vida.
La letra de la canción expresa la idea de que “no hay diferencias entre las personas”, explica, mostrándose convencido de que este pensamiento puede ayudar a aquellos invadidos por la desesperanza.
Este músico de 60 años libra desde hace ocho una batalla para intentar disuadir a quienes acuden agobiados por el pesimismo a este lugar, conocido en Japón como el “bosque del suicidio”.
Pero Watanabe teme que todos los esfuerzos por cambiar la reputación de este bosque situado a los pies del monte Fuji sean en vano.
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Aokigahara, nombre oficial de este bosque también llamado como Mar de Árboles, se hizo conocido en todo el mundo el año pasado cuando Logan Paul, un famoso YouTuber, grabó allí un video en el que mostraba a una víctima de suicidio.
Las imágenes generaron conmoción e indignaron a Watanabe, quien pasó gran parte de su vida en los alrededores del bosque.
“Es un bosque de la naturaleza, un lugar sagrado”, dice. “¿Quiere la gente convertirlo en un infierno?”.
Watanabe vive en una cabaña en los alrededores de Aokigahara. Por las noches enciende unos enormes parlantes y hace que el rock y el hip hop retumben entre el océano de árboles.
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“La vida es valiosa”
Cree que la música es una forma de llegar a quienes están atormentados y asegura que vio a gente dar media vuelta e irse del bosque al escuchar sus canciones.
A veces toca la guitarra y canta sus temas preferidos al micro. Otras, ha llegado a intervenir directamente.
Watanabe cuenta cómo en una ocasión convenció a un hombre que viajó desde Osaka para que no acabara con su vida. “Regresó a su casa y sigue enviándome mensajes en Facebook”, afirma.
La historia de Aokigahara se remonta a mediados del siglo IX, cuando una erupción del monte Fuji cubrió de lava una amplia superficie que después se transformó en un bosque de 30 km2.
El bosque, que los habitantes de la región consideran sagrado, está densamente poblado de árboles muy altos que dejan poco espacio a los rayos de sol que consiguen filtrarse, iluminando las raíces entrelazadas que tapizan el suelo.
Este ambiente convirtió a Aokigahara desde los años 1970 en el decorado de suicidios en populares novelas, películas y series de televisión, hasta el punto de que muchas personas empezaron a acudir con la idea de quitarse la vida. Cada año se registraban decenas de muertes.
A la entrada del bosque, un cartel reza: “La vida es algo valioso. Intente pensar en calma en sus padres, sus hermanos y hermanas, sus hijos. No se guarde las cosas, hable con alguien”. Debajo, un número de teléfono de ayuda.
Japón tiene la tasa de suicidio más elevada del G7, los principales siete países industrializados, con más de 20,000 víctimas al año.
Durante ocho años, hasta 2014, la tasa de suicidios de la prefectura de Yamanashi, en la que se encuentra el bosque, era la más alta de Japón.
Desde entonces, pasó a segunda o tercera posición nacional y las autoridades dejaron de anunciar el número de víctimas en el bosque de Aokigahara. Según los habitantes de la región, la tendencia es a la baja.
Pero el controvertido video de Logan Paul podría reavivar este flagelo. El video fue reproducido seis millones de veces antes de que se borrara. El YouTuber se vio obligado a pedir disculpas y se retiró de la plataforma temporalmente.
Lisa Bishop, una turista canadiense de 33 años, dice que acudió al lugar “para ver lo que se siente exactamente al venir aquí”. Pero el video de Logan Paul le indigna. “Es totalmente condenable” mostrar así a la víctima de un suicidio, considera.
Watanabe sigue entregado a la misión que emprendió. “Nací aquí y debo proteger este lugar”, dice. “Me siento el guardián. Me parece que es mi deber”.AFP