El misterio sobre el destino de los tres prisioneros que entraron a la historia tras lograr escaparse de Alcatraz, considerada como la prisión más segura de los Estados Unidos, puede haber llegado a su fin, luego de que sus familiares mostraran pruebas que afirman que se encuentran con vida, a pesar de que las probabilidades estaban en contra.
Por muchos años, muchos creyeron que Clarence Anglin, John Anglin y Frank Morris, tres asaltantes de banco, se ahogaron en las frías aguas del Pacífico tras escapar de la isla de Alcatraz, en una de las más complejas y audaces fugas que se haya intentado nunca.
Los delincuentes pasaron meses cavando un túnel desde sus celdas de cemento con ayuda de unas cucharas afiladas. La noche del 11 de junio de 1962 dejaron en sus camas cabezas de muñecos hechas con pelo, papel higiénico y jabón y huyeron en cuatro patas.
Esta imagen de los hermanos Anglin pudo haber sido tomada en los años 70, varios años después de su huída.
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Ahora, David y Ken Widner, sobrinos de los fugitivos más conocidos de EUA, afirman que estos se encuentran con vida. Y presentaron prueba de ello, la primera de estas fueron unas tarjetas de Navidad firmadas con los nombres de Clarence y John Anglin, entregadas a su madre durante los tres años posteriores a la huida.
Agregaron que las autoridades investigan el paradero de los hermanos Anglin en Brasil, donde se presume pudieron haber estado viviendo en los últimos años.
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Así lucirían en la actualidad los tres fugitivos de Alcatraz. Los hermanos Anglin tendrían 84 y 83 años de edad.
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Aunque la letra pertenecía a los hermanos, los investigadores no pudieron determinar la fecha exacta del material.
En el programa además se ve una foto que muestra que los Anglin podrían haber estado con vida en los años 70'.
La siguiente pista tiene relación con el examen de ADN. La familia finalmente dejó a los investigadores exhumar los restos de otro hermano de los Anglin, Alfred, quien murió electrocutado durante su intento de fuga de una prisión de Alabama. Las autoridades necesitaban su ADN para comparar el de los huesos hallados cerca de la orilla de San Francisco en 1963, que podían pertenecer a los fugados. Sin embargo, el ADN dio negativo.
Las evidencias revivieron el caso. 'Esto es absolutamente la mejor pista que hemos tenido', dijo Art Roderick, el agente retirado que fue el investigador principal del caso durante 20 años, a The New Post.