El petróleo, vendido a bajo precio en los mercados internacionales debido a la crisis del coronavirus, ha generado un grave impacto impacto en la economía mundial, incluyendo en América Latina.
El desplome histórico de los precios del petróleo estadounidense de referencia West Texas Intermediate (WTI), que llegó a cotizarse en negativo el mes pasado sigue pasando factura no solo a Estados Unidos pero también a la región.
Los precios del petróleo subieron este viernes luego de una baja inesperada de las reservas de crudo en Estados Unidos en un contexto de previsiones de reactivación de la demanda menos pesimistas.
En Nueva York el barril de WTI para entrega en junio subió 9% a 27,56 dólares, su nivel más alto desde inicios de abril.
La caída de la demanda de oro negro se debe a las medidas de confinamiento en todo el mundo por la pandemia de coronavirus que redujeron la movilidad de las personas, incidiendo también en la caída de las actividades de perforación y producción en Estados Unidos.
'La industria petrolera y gasística mundial ha sido duramente golpeada y afronta su peor crisis en los últimos 100 años', declaró el director ejecutivo de la petrolera estatal brasileña Petrobras, Roberto Castello Branco, en un comunicado publicado con los resultados de la compañía.
Las pérdidas se produjeron a pesar de que los precios del petróleo no iniciaron su espiral descendiente hasta el final del primer trimestre.
'La recesión mundial no afectó significativamente los resultados de la compañía en el primer trimestre de 2020, lo cual se prevé para los siguientes trimestres', dijo Branco.
La fuerte caída de los precios del petróleo en los últimos meses podrían tener consecuencias incluso después de la pandemia, añadió. Además, el mercado petrolero sigue bajo presión, por temor a una segunda ola de infección por coronavirus que podría afectar aún más el consumo.
Recesión histórica en América Latina
La caída de los precios del petróleo, una bajada de las remesas y un desplome del turismo por la pandemia del coronavirus provocarán en Latinoamérica y el Caribe la mayor recesión económica en la historia de la región, con un retroceso del 5,4 % en 2020, según cálculos publicados por la ONU.Según Naciones Unidas, se espera que la renta media per cápita en la región retroceda a su nivel más bajo en más de una década, con un fuerte aumento del desempleo y grandes números de ciudadanos cayendo a la pobreza.
La organización calcula para 2020 una contracción del 5,5 % en Suramérica, con un 5,2 % en Brasil, mientras que para el área de México y Centroamérica vaticina un retroceso del 5,4 %. En el Caribe, el impacto de la crisis será mucho menor, con una caída de la producción económica del 1,9 %.
En paralelo al deterioro de las principales fuentes de ingresos exteriores para la región, ha empeorado el acceso a la financiación internacional y la mayoría de países tienen una capacidad limitada para responder con políticas fiscales y monetarias
Muchos de ellos, recuerda la ONU, llegaron a esta crisis con situaciones ya complicadas que incluían altos niveles de deuda, necesidad de financiación externa y perspectivas de crecimiento débiles.
Hasta ahora, con algunas excepciones, las medidas económicas para mitigar el impacto del coronavirus han sido más reducidas que en las economías más avanzadas de otros continentes y Naciones Unidas cree que para que haya una recuperación adecuada en la región será necesario ampliar el margen fiscal de sus Estados.
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Ello requerirá, según la ONU, cooperación internacional y apoyo de organizaciones multilaterales que incluya la suspensión de pagos de créditos, préstamos a bajo interés y alivio de deudas.
Por ahora, el informe presentado por la organización prevé que Latinoamérica y el Caribe regresen a un crecimiento moderado apoyada en la recuperación global.
Siempre que el virus se contenga durante 2020 y que las acciones de los gobiernos funcionen para mitigar la crisis, la ONU estima que la economía regional progresará un 3,1 % el año próximo.