Miles de niños y adolescentes hondureños siguen siendo víctimas de las múltiples caras de la violencia digital, como el ciberacoso y el sexting, que los envuelve en un torbellino de depresión y trastornos psicológicos.
Psicólogos consultados por La Prensa observaron un aumento alarmante el año recién concluido de casos relacionados con menores de edad afectados por ciberacoso, sexting, grooming y doxing, prácticas que proliferan en las plataformas digitales y medios de mensajería, como WhatsApp.
La violencia digital no discrimina fronteras y afecta no solo a los niños y adolescentes en Honduras, sino que es un fenómeno global alimentado por el creciente acceso a internet y el uso masivo de teléfonos celulares.
De hecho, en una encuesta realizada por ONU, 15% de niños consultados de diferentes partes del mundo reportaron haber sido víctimas de ciberacoso y el 8% de los adolescentes dijo que les generaron una imagen sexual sin consentimiento.
Aminta Paz, psicóloga clínica del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), explica que “la violencia digital hoy en día es un problema que va en aumento debido a que cada vez los menores tienen mayor acceso a medios electrónicos, redes sociales, aplicaciones de comunicación entre las cuales o más comunes son WhatsApp, Telegran, X, Facebook, TikTok”
“Es necesario saber que nuestros niños y jóvenes se están comunicando y difundiendo información por medio de videojuegos, donde interactúan y hacen amistades con otras personas que están detrás de las pantallas y que son de todo el mundo, este tipo de casos se vuelve un tema social, al cual se le debe de prestar especial atención por ser medios que los padres o cuidadores no ven como riesgo por considerarse videojuegos”, agrega.
Paz señala que el auge de la violencia digital en la población infantil se debe a una combinación de desinformación y la excesiva confianza de los adultos: “En esta era digital, los niños y jóvenes están siendo modelados por un entorno donde quienes están detrás de la pantalla pierden el respeto y la empatía y los valores parecen desvanecerse en el ciberespacio. Otro factor clave es la sobreexposición a las pantallas y el consumo de contenido sin filtro, lo que los deja vulnerables a influencias negativas durante las interminables horas de interacción con la tecnología”.
La psicóloga advierte que las víctimas de violencia digital pueden enfrentar consecuencias devastadoras en su salud mental, como “trastorno depresivo, trastorno de ansiedad, baja autoestima”.
Según ella, “algunos casos puedan requerir intervención médica, psicológica y psiquiátrica”. Destaca que “los trastornos relacionados con la autoimagen y la preocupación por la figura corporal son especialmente comunes entre las niñas adolescentes. En este tipo de casos puede necesitar intervención por un nutricionista y hasta una hospitalización”.
Los daños derivados de la violencia digital no son solo emocionales; las víctimas pueden experimentar un estado constante de alerta (estrés o ansiedad), de acuerdo con Paz, “agotamiento, frustración o impotencia ante la intensidad de los ataques, agotamiento de lidiar con la violencia, indiferencia, resignación; e incluso experimentar la violencia similar al acoso callejero”.
En Honduras, psicólogos, como Paz, han tratado a adolescentes víctimas de sexting, una práctica en la que los participantes intercambian imágenes y mensajes con contenido sexual, y uno de los involucrados publica el material con la intención de causar daño. Pero hay víctimas de los deepfakes, generados con inteligencia artificial.
En el ámbito de la violencia digital contra niños, quienes agraden utilizan los deepfakes para crear o alterar fotografías de menores de edad en situaciones falsas de tipo sexual, las que difunden por redes sociales y causan daños en la salud mental y reputación de las víctimas.
Honduras necesita leyes contra la violencia digital
A pesar de la gravedad de la situación, en Honduras aún no existen estudios que aborden de manera integral la violencia digital que afecta a los niños.
Tampoco, el Congreso Nacional ha legislado de manera contundente para enfrentar el problema, a diferencia de México, que el mes pasado reformó la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para garantizarles un acceso seguro a internet, promoviendo políticas de prevención, protección, atención y sanción del ciberacoso y otras formas de violencia que dañan su intimidad, privacidad, seguridad o dignidad mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación.
De esta manera, México ha dado un paso contra el grooming, por ejemplo, una práctica en la que un adulto, mediante engaños y mentiras, establece una relación de confianza con un niño, niña o adolescente mediante redes sociales, aplicaciones de mensajería o correo electrónico, con el fin de obtener imágenes o videos con contenido sexual.
Asimismo, el ciberacoso, producido cuando un niño, niña o adolescente es acosado, humillado, amenazado o abusado de manera repetida por otro menor, también ha sido objeto de legislación para proteger a los menores de esta violencia digital.
Suicidio, cuarta causa de muerte
Este día, 13 de enero de 2025, establecido como Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, organizaciones que y entidades que velan por la salud mental sugieren que las autoridades deben comenzar a debatir sobre la violencia digital contra menores de edad para proponer soluciones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala mundial, aproximadamente 280 millones de personas sufren depresión y cada año se suicidan más de 700,000 personas, entre ellos, muchos jóvenes. El suicidio es la cuarta causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
Pedronel González, doctor en psicología clínica y salud mental con consultorio en Hospital del Valle de San Pedro Sula, considera que es urgente que el Congreso Nacional apruebe una ley, como lo han hecho otros países, para castigar la violencia digital que no solamente afecta todos los días a niños, sino a adultos.
“El aumento de dispositivos electrónicos con facilidad para hacer grabaciones permite que personas inescrupulosas graben a otras sin consentimiento para después subirlas a canales específicos de contenido sexual o usar ese contenido para sobornar o acosar a las víctimas, por lo tanto, es importante que en Honduras se cree una ley penal que sancione este tipo de prácticas que atentan contra la dignidad personal”, dice.