Por la calma con la que desciende por las escaleras eléctricas, Vicente Carrión no parece ser el empresario que minutos antes desmintió una nota que informaba sobre su presunta entrega a autoridades de Estados Unidos.
La imagen la refuerza su saludo cordial y la tranquilidad con la que acepta frenar su ajetreada labor para atender a LA PRENSA en medio de los pasillos de una de sus tiendas Carrión, llena al final del Black Weekend. Íbamos a hablar sobre esa nota que luego fluyó como pólvora en las redes sociales, una noticia que “claro que me molesta, pero a la que no le presto más atención...”.
Cuando uno trabaja con la normalidad con la que lo estamos haciendo, uno lo extraña enormemente y me hace preguntar de dónde viene esto. No me preocupa tanto porque no hay por qué temer, pero de alguna manera molesta porque todo el mundo empieza a creer que eso puede ser cierto.
Hace dos días estuve en Costa Rica en donde inauguramos una tienda en Alajuela y fue todo un éxito. El sábado regresé a Honduras a las 9:00 pm. Hoy –domingo- salí de mi casa y fui a ver la tienda de Choloma para ver la marcación de mercadería. Luego llegué a mi casa a almorzar y me empezaron a llamar para decirme que estaba saliendo la información y me extrañó. Mucha gente empezó a llamarme y a cada quien le contesté lo que en realidad pasaba.
Ya hace días están saliendo varias cosas en los medios, pero no les doy importancia porque cuando uno no tiene ningún problema, no hay de qué preocuparse. Pueden hablar lo que quieran, pero yo salgo constantemente para Estados Unidos u otras partes del mundo. Hace poco vine de Estados Unidos y no tengo temor de nada porque ando en orden todo. No hay de qué temer.
La muestra es lo que pago al año en impuestos. Recolectamos, y lo digo así porque es dinero del público, entre 400 y 500 millones de lempiras. Eso no es de una persona deshonesta. Además, en este momento tengo responsabilidades por mil millones de lempiras con los bancos nacionales... Entonces dígame.
No creo que pase, no hay por qué, no hay forma. Yo salgo para Estados Unidos, Centroamérica o a mis tiendas y no hay motivo para temer por ninguna naturaleza.
No sé en qué nivel podría ser esto porque yo incluso tengo relación con mis competidores. Platico con cualquiera y no soy una persona arrogante porque no me voy a llevar por delante a nadie. Trato de ser prudente con todo el mundo y no recuerdo tener enemigos. Me deja impresionado de dónde podría venir esto, pero siempre hay resentidos sociales que nunca han hecho nada en su vida y les duele ver que un indio salga adelante, que uno de los nuestros triunfe. Eso puede ser.
No soy político, no me meto en política. Desde hace dos años decidí no colaborar con nadie en política porque no estaba interesado, y cuando lo hago es para bien del país, no porque me quiera aprovechar para hacer algún negocio. No le ayudé a nadie y eso lo mantendré. Si yo pago mis impuestos a tiempo, no necesito favores de los políticos más que se agilice algún trámite engorroso, aunque hay que tener los contactos.
Puede ser para eso porque ya he oído rumores sobre varias personas, pero no me da ni frío ni calor porque estamos haciendo lo correcto; pero no le veo ni cabeza ni cola.
Creo que no tengo ningún tipo de relación, no he tenido entrevistas o relación de ningún tipo con ellos ni con sus embajadas. Tengo mi visa, todos mis hijos la tienen, pero no tengo relación con ellos.
El empresario Vicente Carrión.
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Nunca. No me han informado de nada, ni me han preguntado, ni he sentido que haya preguntas o que me anden investigando. Por eso no veo de dónde viene esto. El tiempo es el único que habla y dice la verdad, porque para mucha gente es increíble lo que hemos logrado en la cantidad de años que hemos trabajado. Para muchos es inaceptable.
Sí, claro que molesta, pero tampoco me quita el sueño porque el que nada debe, nada teme. No tengo ese tipo de problemas de estar preocupado, no tengo cola que me pisen.
La gente está tensa, no sabemos qué va a pasar. Si alguien ha cometido un gran error y le han hecho la vida imposible, es por ese error; pero como aquí estaban acostumbrados a hacer lo que quisieran, muchos extrañan eso y por eso es la incertidumbre.
Para mí las cosas se están haciendo bien y se está poniendo orden, porque quien no quiere pagar debe hacerlo o debe ir preso. En el tema de narcotráfico ha valido la pena lo hecho.
No han pegado o hallado la forma para solventar ese gran problema que tiene preocupado a todo el mundo. Hay una mala imagen a nivel internacional y aunque los hondureños nos acomodamos a la inseguridad, esta continúa.
Cuando no hay inversionistas de afuera la economía no crece y eso no es bueno para el país. Es muy difícil que los pocos que estamos trabajando bien en Honduras saquemos al país adelante. Necesitamos atraer la inversión de afuera y se debe garantizar la seguridad.
Es increíble cómo la gente compra con confianza. Uno se pregunta de dónde sale el dinero para eso, afortunadamente hay mucha gente trabajadora, no todo el mundo es delincuente, y el que lo gana lo gasta. Tenemos tiendas en todo Centroamérica y por metro cuadrado, con el mismo volumen de inventario, vendemos más en Honduras que en cualquier otro país de la región.
No le sabría decir, pero acordémonos que al narcotráfico lo han bajado enormemente y siempre la gente continúa gastando su dinero. El mundo no se acaba. Vea a La Ceiba adonde la gente supuestamente vivía de eso, pero la gente sigue gastando, tal vez no en el mismo nivel que en Tegucigalpa o San Pedro Sula, aunque no al nivel de 2008 cuando había un movimiento exagerado.
Igual. El año 2015 fue bastante duro al inicio, con un diez por ciento menos que 2014, solo hasta los últimos tres meses ha mejorado, no me explico por dónde y por qué.
Somos personas tranquilas, sanas, que hemos hecho un esfuerzo honesto a la vista de todo el mundo y no hay motivo para que alguien se llene la boca hablando. No voy a ofender a mi familia, amistades y a mi clientela porque he sido lo más legal en todo momento.
Tiene 72 años. Está casado con Francisca de Carrión y tiene cinco hijos.
Inició su negocio en 1970 en La Ceiba y ha logrado expandirse por el resto de Honduras y desde 2000 por Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Guatemala