El Negrito, Yoro, Honduras.
La falta de un centro de salud en la montaña obliga a María Guardado a caminar casi dos horas para llegar al cesamo Pío Suárez, en el casco urbano de este municipio, para recibir atención médica.
“Salgo temprano para lograr un cupo, aquí hay que esperar varias horas para ser revisado por un doctor”, dice la humilde mujer mientras carga a su pequeña hija.
El sacrificio de María es el mismo de decenas de pacientes que madrugan para lograr una atención en ese establecimiento y que se encuentran con que el reducido personal no se da abasto para ayudarles a remediar su necesidad sanitaria.
“Yo vine a las 6:00 am con mi hija, son las 12:00 m y aún no nos pasan; vamos a estar aquí hasta que nos atiendan. Tengo inflamado el estómago”, dijo la anciana Lidia Ramos Villamil (de 79 años).
Luego de un recorrido por los consultorios se pudo observar que al menos cuatro doctores en servicio social atendían a los pacientes en un local donde el sistema de aire acondicionado se dañó desde hace varias semanas, por lo que es necesario hacer uso de ventiladores, ya que el calor es insoportable. Se buscó la reacción de la directora del centro, Karla Fuentes, pero no fue posible contactarla.
Reacción
Daniel Urbina, director departamental de la Secretaría de Salud de Yoro, reconoció que el Pío Suárez tiene una carga poblacional de atención muy grande y debe ser distribuida a otros establecimientos de ese tipo.
“El plan que tenemos es habilitar un centro de salud en la comunidad de El Vertiente, en el municipio de Santa Rita, que tiene varios meses de haber sido construido por la alcaldía y por falta de personal no está funcionando.
De igual manera, otro en la zona de Guangolola, en El Negrito, esto permitirá captar a los pacientes que salen de ese sector y descongestionar al del casco urbano”.
Urbina dijo que en algunas ocasiones que ha visitado el Pío Suárez al ver la cantidad de enfermos ha tenido que apoyar al personal. Otro problema es la carencia de medicamentos en varios establecimientos.
La falta de un centro de salud en la montaña obliga a María Guardado a caminar casi dos horas para llegar al cesamo Pío Suárez, en el casco urbano de este municipio, para recibir atención médica.
“Salgo temprano para lograr un cupo, aquí hay que esperar varias horas para ser revisado por un doctor”, dice la humilde mujer mientras carga a su pequeña hija.
El sacrificio de María es el mismo de decenas de pacientes que madrugan para lograr una atención en ese establecimiento y que se encuentran con que el reducido personal no se da abasto para ayudarles a remediar su necesidad sanitaria.
“Yo vine a las 6:00 am con mi hija, son las 12:00 m y aún no nos pasan; vamos a estar aquí hasta que nos atiendan. Tengo inflamado el estómago”, dijo la anciana Lidia Ramos Villamil (de 79 años).
Luego de un recorrido por los consultorios se pudo observar que al menos cuatro doctores en servicio social atendían a los pacientes en un local donde el sistema de aire acondicionado se dañó desde hace varias semanas, por lo que es necesario hacer uso de ventiladores, ya que el calor es insoportable. Se buscó la reacción de la directora del centro, Karla Fuentes, pero no fue posible contactarla.
| María Guardado es atendida por una doctora en servicio social.
|
Daniel Urbina, director departamental de la Secretaría de Salud de Yoro, reconoció que el Pío Suárez tiene una carga poblacional de atención muy grande y debe ser distribuida a otros establecimientos de ese tipo.
“El plan que tenemos es habilitar un centro de salud en la comunidad de El Vertiente, en el municipio de Santa Rita, que tiene varios meses de haber sido construido por la alcaldía y por falta de personal no está funcionando.
De igual manera, otro en la zona de Guangolola, en El Negrito, esto permitirá captar a los pacientes que salen de ese sector y descongestionar al del casco urbano”.
Urbina dijo que en algunas ocasiones que ha visitado el Pío Suárez al ver la cantidad de enfermos ha tenido que apoyar al personal. Otro problema es la carencia de medicamentos en varios establecimientos.
