04/12/2025
05:12 AM

Urbanismo desordenado empuja a San Pedro Sula y Tegucigalpa a crisis en 2030

Tegucigalpa y San Pedro Sula que superarán el millón de habitantes en cuestión de cinco años, experimentan un crecimiento descontrolado en zonas pobres

San Pedro Sula

Miles de galones de excremento líquido fluyen por canales superficiales (de varios kilómetros de longitud) que bordean las calles pavimentadas y dejan una estela de fetidez que provoca vómitos a quienes nunca han visitado la aldea El Carmen.

En esta comunidad, ubicada a 10 kilómetros del centro San Pedro Sula, "es normal" pasear, comer y realizar cualquier actividad cotidiana frente a ríos de aguas negras que salen de los inodoros de más de 1,700 viviendas construidas sin el control de las autoridades locales de urbanismo.

Dos décadas atrás, El Carmen era una pequeña aldea donde vivía un pequeño grupo poblacional que no superaba las 500 personas, hoy tiene alrededor de 5,000 habitantes y está integrada a otras comunidades que surgieron también desordenadamente, incluidas, las que emergieron tras la invasión ilegal de tierras.

"Este problema de aguas negras está desde hace muchos años. Los niños son los más afectados por las enfermedades que causan. Ahora el problema es más grande porque ha venido más gente a vivir, pero lo más grave es que miran esto con normalidad", dijo Juan José Martínez.

En esta aldea, los habitantes más antiguos creen que los alcaldes que han dirigido San Pedro Sula en la última década y media han preferido pavimentar las calles "porque eso si se ve y produce votos el día de las elecciones", mientras "el sistema de aguas negras nadie lo ve porque es subterráneo y por eso no lo hacen".

La aldea El Carmen es un reflejo de cómo gran parte de zonas periféricas siguen creciendo y se adhieren a los epicentros urbanos de las dos ciudades más importantes de Honduras, Tegucigalpa y San Pedro Sula, las cuales se expanden devorando kilómetros de cobertura vegetal sin medir las consecuencias.

¿Por qué habrá una crisis en 2030?

La urbanización acelerada que ha experimentado San Pedro Sula y Tegucigalpa durante las últimas décadas lleva a estas dos urbes a enfrentar una profunda crisis en 2030, sin embargo, las autoridades gubernamentales (centrales y locales) aún están a tiempo para mitigar un impacto severo en el ámbito social y económico.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), San Pedro Sula pasó de 483,384 habitantes en 2010 a cerca del 1,000,000 en 2023, mientras que Tegucigalpa aumentó de 819,867 a más 1,100,000. Las proyecciones indican que, de seguir esta tendencia, las dos ciudades albergarán alrededor de 2,000,000 de personas cada una en 2030, cerca del 40% de la población total del país.

El alto grado de urbanización (de 9.47 para San Pedro Sula y 8.99 para el Distrito Central, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobernación y Justicia), marcado por una expansión desordenada, aumenta las probabilidades del surgimiento de una crisis y conflictos sociales desencadenados por la escasez o contaminación de recursos vitales (como el agua y aire) y condiciones de hacinamiento que irritan los ánimos.

La expansión urbana, estimulada por la migración de zonas rurales a la ciudad, también es impulsada por patrones de corrupción, negligencia e irresponsabilidad de funcionarios locales que han permitido en los últimos 20 años el asentamiento de miles de personas en las orillas de los ríos (llamados bordos) en San Pedro Sula, por ejemplo.

En estas zonas, Diario LA PRENSA ha constatado que viven familias pobres, pero también personas que son propietarias de maquinaria (tractores, volquetas) y equipo de transporte pesado. En otros puntos de la ciudad, ciudadanos con mayor nivel económico devastan cerros y montañas para edificar al margen de la ley viviendas o centros comerciales. Paralelamente, la demanda de agua potable crece significativamente y la infraestructura de saneamiento se vuelve insuficiente y precaria.

La depredación en perjuicio de los habitantes no ha tenido nigún freno pese a las prohibiciones y a las advertencias que hacen periódicamente organismos internacionales, como Onu-Habitat, que destaca que la preservación de áreas verdes es indispensable para la sostenibilidad urbana y la calidad de vida; la pérdida de cobertura arbórea o forestal no solo incrementa las temperaturas, afecta la biodiversidad y propicia a la erosión de suelos y la contaminación de fuentes hídricas. Estos dos municipios están entre los diez que más árboles perdieron entre 2001 y 2023, de acuerdo con datos de la plataforma virtual Global Forest Watch (Gfw).

Onu Habitat, basado en experiencias e investigaciones científicas en diferentes continentes, le recuerdan constantemente a los países, como Honduras, sobre la importancia de proteger las fuentes de agua ante el acelerado grado de urbanización que registran. En el World Cities Report 2022, esa entidad, plantea que el acceso a este líquido es un desafío urgente en las ciudades en desarrollo.

De ciudades a zonas metropolitanas

Germán Pérez, ingeniero agrónomo, con especialidad en administración de empresas y con estudios en Israel en planificación del desarrollo urbano y rural, dice que indiscutiblemente San Pedro Sula y Tegucigalpa entrarán en crisis una vez que se conviertan en zonas metropolitanas a raíz de la falta de agua, carencia de sistemas de alcantarillado y movilidad urbana.

"Está demostrado que Tegucigalpa tiene problemas de agua y sólo con la construcción de represas puede mitigar una crisis, pero debido a su topografía siempre tendrá que bombear el agua hacia las zonas altas y esto es caro porque se hace con electricidad. Cuando la capital se una con las otras comunidades aledañas y, de esta manera, se convierta en zona metropolitana, tendrá graves problemas de transporte que también ya estamos viendo", según Pérez.

San Pedro Sula, considera Pérez, "tiene más opciones para obtener agua, hay siete cuencas superficiales, dos represas y pozos que en este período de verano han estado aportando el 80% del agua que consumimos, pero esto podría cambiar si la ciudad sigue creciendo y destruyendo los recursos naturales, deforestando y reduciendo la capacidad de producción de los mantos acuíferos".

"Las próximas autoridades de San Pedro Sula deben pensar en volver habitar las zonas céntricas de esta ciudad. Hay que construir edificios verticales en el centro para que vivan gente allí, actualmente, el centro esa desértico a pesar de que tiene todos los servicios. Debemos evitar la expansión de esta ciudad, cuya población crece arriba del 5% anual, para no eliminar más bosque", dijo Peréz, quien lamenta que, a pesar de que esta urbe es importante, "no tiene plantas de tratamiento de aguas negras y envía el 85% de aguas servidas al río Chamelecón".

En 2030, además de esos problemas, los habitantes de San Pedro Sula y Tegucigalpa sufrirán condiciones climáticas más críticas por el calentamiento global. Estas dos ciudades serán golpeadas por temperaturas mucho más altas a las sufridas entre abril y junio de 2024 y solo podran mitigarse con el aumento de la cobertura arborea.

El nuevo informe de actualización climática de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicado el pasado cinco de junio, asegura que "hay un 80% de probabilidades de que la temperatura media anual del planeta supere transitoriamente en 1,5 °C los niveles preindustriales en al menos uno de los próximos cinco años".

El aumento drástico de la temperatura, como la que han vivido los hondureños en las últimas semanas, causa estrés calórico, el cual tiene un efecto negativo en los planos microeconómico y macroeconómico, puesto que "no solo afectan la producción física, sino también la productividad mental, incluidos los aspectos referidos a la cognición y el aprendizaje", según el informe La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe, 2023, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Ángel Payán, presidente del Colegio de Arquitectos de Honduras (CAH) y presidente de la Federación Centroamericana de Colegios y Asociaciones de Arquitectos (FCA), confirma que incuestionablemente estos problemas se dan porque "no existe planificación urbana" y las dos ciudades "van hacia un crecimiento poblacional (propio y consecuencia de la migración interna) que se volverá incontrolable".

"En una conferencia que dieron a conocer el plan de desarrollo urbano a 20 años de San Pedro Sula les consultaba a cada uno de los directores de los departamentos si ellos tienen reuniones mensuales, semestreales o anuales y definitivamente no existen estas reuniones, más que cuando las convocan los alcaldes: una, al principio de la gestión y una al terminar la gestión. No existe una correlación en cada uno de los departamentos y eso hace que el plan de desarrollo urbano sea maquillado con números", lamenta Payán.

Más vehículos, más contaminación

Tegucigalpa y San Pedro Sula, a pesar de que ahora tiene más infraestructura vial, encaran todos los días, a las horas pico, embotellamientos viales que provocan perjuicios económicos a las familias porque las obligan a demorar más tiempo en el tráfico y aumentar el gasto por mayor consumo de combustible.

En Francisco Morazán, el parque vehicular para este año es de aproximadamente 800,000 vehículos y en Cortés unos 700,000, considerando el crecimiento obervado entre 2018 y 2022 registrado por INE. Gran parte de estos circulan por las dos grandes ciudades que también han sido afectadas por contaminación atmósférica entre abril y mayo.La pésima calida de aire, causada por la alta concentración de Gases de Efecto Invernadero (GEI), tiene implicaciones graves para la salud pública: aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares y la muerte de las personas, de acuerdo con estudios científicos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Tegucigalpa y San Pedro Sula tendrían que adoptar medidas de monitoreo y control para mitigar estos impactos. Por ahora, las municipalidades no lo hacen.

Pobreza y mayor desigualdad

La urbanización acelerada y descontrolada ha propiciado la creación de sectores con alta densidad poblacional en las dos ciudades, por ejemplo en San Pedro Sula, surgieron Chamelecón y Rivera Hernández (compuestos por más de 50 colonias cada uno), cuyo denominador común es la carencia de servicios básicos y la abundante incidencia de conflictos y hechos violentos y las inundaciones provocadas por eventos climáticos catastróficos, como tormentas tropicales y huracanes.

Las nuevas generaciones que nacieron y crecieron en estos dos sectores deben lidiar todos los días con la exlusión social que implica el marginamiento de plazas laborales en el mercado formal simplemente por vivir en zonas estigmatizadas como refugios de maras. Esto aumenta la brecha de desigualdad y supone un riesgo latente para el resto de la sociedad.

Según el informe World Cities Report 2022, publicado por Onu Habitat, países como como Brasil, Honduras, Colombia, Panamá y Guatemala se mantienen a la cabeza de los ranking regionales y clasificaciones de desigualdad global que solamente puede reducirse con la intevención de políticas, estrategias e inversión social del gobierno central.

¿Es posible frenar una crisis en 2030?

Payán, quien hace unos días asumió la presidencia de la FCA, cree que estas dos ciudades puden evitar el caos simplemente si los planes de ordenamiento urbano los respetan y los convierten en realidad las autoridades locales, también el Congreso Nacional debe aprobar nuevas leyes y el gobierno central tendrá que invertir para que haya inclusión social.

Las dos ciudades, con apoyo del gobierno central, de acuerdo con Payán, deben diseñar y ejcutar un plan de infraestructura social "para que las personas que viven en extrema pobreza en la periferia opten a una vivienda digna" y crear "mercados sociales o generales", donde los comerciantes que tienen intansitables las calles céntricas "se conviertan en comerciantes formales".

"Necesitamos tener una planificación integral, equitativa, sostenible para que las ciudades puedan desarrollarse. Necesitamos invertir en tecnología, crear ferias de innovación, apoyar al emprendedor, mejorar el transporte público. Invertir en tecnologías y en personas capacidadas que puedan manejar cada uno de estos elementos. Fomentar la participación de los ciudadanos, no sólo hay que pensar en la empresa privada, sino en el usuario que es cada ciudadano que utiliza cada una de las infraestructuras. Tenemos que tener políticas públicas eficientes", dice.

Payán considera que no es imposible lograr la transformación, pues en décadas pasadas hubo municipalidades y profesionales que provocaron cambios que tienen repercusiones postivas en estos días y cita como ejemplo que "en los años ochenta, el arquitecto Roberto Elvir Zelaya creó un concepto de arbolización que es por el cual tenemos actualmente nuestras medianadas y ciudad bastante verde, también políticas para controlar la tala del bosque en El Merendón que ha hecho que sea un pulmón, no solo para San Pedro Sula, sino del Valle de Sula.