Juan Carlos Bonilla Valladares, conocido en su momento como el “hombre fuerte” de la Policía Nacional, durante su última intervención pública, en el año 2020, negó categóricamente los señalamientos de la justicia estadounidense con relación a cargos sobre narcotráfico y armas.
El exjefe de la Policía Nacional hondureña fue acusado en abril de 2020 por conspirar para importar cocaína a los Estados Unidos, y delitos relacionados con armas que involucran el uso y posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos.
“En verdad me sorprende los señalamientos de Estados Unidos, y como siempre lo he dicho, nunca he sido amigo de narcotraficantes ni tampoco de políticos que se han dedicado a este tipo de actividades. Si soy llamado y requerido por la Embajada Americana, me haré presente y me dirigiré donde sea”, externó en su momento Bonilla Valladares.
El exjerarca policial aseguró no tener vinculación con actividades ilícitas, al tiempo que afirmó que a lo único que se dedicó fue a hacer su trabajo y denunciar a los narcotraficantes.
“Nunca he sido llamado por el Departamento de Estado, más bien fui parte de un proceso articulado con la DEA. Tampoco fui mandado por algún político, no iba a permitir que me dieran órdenes de ese tipo”, agregó.
“El Tigre” Bonilla recordó también que en 2016 fue llamado por el entonces ministro de Seguridad, Julián Pacheco, para solicitarle su retiro a cambio de un cargo político y que se le propuso 2 millones de lempiras, “pero le dije que no iba a renunciar, traté de hablar con él y lo único que hizo fue dejarme desprotegido”, denunció.
Dos años después
Las fuerzas de seguridad de Honduras capturaron ayer miércoles al exjefe de la Policía Nacional del país Juan Carlos Bonilla Valladares, quien es acusado y solicitado en extradición por Estados Unidos por tres cargos.
Bonilla Valladares fue arrestado durante una operación policial en Zambrano, unos 30 kilómetros al norte de Tegucigalpa, la capital de Honduras.
La Fiscalía de Nueva York acusó en abril de 2020 de tres cargos relacionados con el narcotráfico al exjefe de la Policía hondureña, por lo que podría enfrentar un máximo de cadena perpetua y los que además involucran al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández.
El fiscal del distrito de Manhattan, Geoffrey Berman, explicó en un comunicado difundido en 2020 que Bonilla Valladares jugó un “papel clave en una conspiración internacional de tráfico de drogas” y cometió delitos en nombre del exdiputado “Tony” Hernández, condenado, “y de su hermano el Presidente”, en referencia al ahora exgobernante Juan Orlando Hernández, entre ellos “el asesinato de un traficante rival”.
El expresidente Hernández (2014-2022) fue capturado el 15 de febrero en su domicilio en Tegucigalpa, un día después de que Estados Unidos solicitó su “formal arresto provisional”, con fines de extradición, por delitos de narcotráfico y uso de armas.
El juez que lleva el caso sobre la extradición de Hernández le dictó el 16 de febrero “detención provisional” y le fijó una segunda audiencia, para la evacuación de pruebas, para el 16 de marzo.
Estados Unidos desclasificó el 7 de febrero la inclusión de Juan Orlando Hernández en su lista de corruptos en julio pasado, cuando todavía estaba en el cargo, por su presunta vinculación con el narcotráfico, y en julio de 2021 le revocó la visa para ingresar a ese país.
Bonilla Valladares, según las autoridades de Estados Unidos, abusó de su cargo para violar la Ley y “supervisó el envío de múltiples toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, usó ametralladoras y otras armas para conseguirlo, y participó en violencia extrema, incluyendo el asesinato de un traficante rival, para impulsar la conspiración”.
La Fiscalía cita en la imputación del exjefe de la Policía hondureña las “pruebas presentadas” en el juicio celebrado el pasado octubre de 2019 en Nueva York contra “Tony” Hernández y las “declaraciones hechas ante el tribunal”, en las que se alegó que varias organizaciones de narcotráfico tuvieron “apoyo” de políticos y agentes del orden en Honduras entre 2003 y 2020.