Unos tres millones de feligreses de todo el país y del extranjero abarrotaron ayer el Santuario y la ermita de Suyapa para festejar el 263 aniversario del hallazgo de la Virgen de Suyapa.
El aroma a incienso y flores reinaba en estos sitios de reposo espiritual, pero a la vez se percibía un ambiente de paz, devoción y fe que contagió, incluso, hasta los escépticos.
Desde tempranas horas de la mañana de ayer, un mar de gente llegó hasta la basílica en la capital haciendo un peregrinaje a pie de 300 metros desde la calle de acceso a la aldea, hasta el Santuario.
Muchos hicieron este pequeño recorrido cargando pesados sacos de mezcal sobre sus cabezas en los que posiblemente llevaban ropa, alimentos y ofrendas para la Virgencita.
En medio del bullicio de personas que pregonaban la venta de velas, cientos de niños, jóvenes, hombres y mujeres humildes caminaron bajo los inclementes rayos del sol.
Algunas madres cargaron a sus pequeños en un brazo y en el otro, las maletas, velas o ramos de flores para colocarlas en el altar.
Estela Irías, de 34 años, es un ejemplo de ello, pues manifestó que no podía dejar de visitar a la Virgen y viajó desde Olanchito, Yoro, para pagar una promesa.
Con su niño de año y medio en brazos cumplió con la promesa de encenderle una vela a su Santa Madre.
“Me vine en una excursión y salimos desde ayer por la tarde, me traje a mi tierno porque es una promesa que le hice a la Virgen. A mi niño casi lo pierdo en el embarazo y le pedí (a la Virgen de Suyapa) que me ayudara y aquí estamos”, narró emocionada. Como esta compatriota, varios peregrinos viajaron desde sus aldeas o comunidades en excursiones para ser partícipes de una tradición católica de generaciones y que cada año se fortalece.
La aldea Suyapa fue sitiada por decenas de buses procedentes de todas partes del país. Más de 300 elementos de la Policía Nacional y de Tránsito custodiaron la zona para resguardar a los visitantes.
Fieles devotos desde Olancho, Comayagua, El Paraíso, Colón, Intibucá y otros sitios de Honduras dejaron sus casas y algunos movidos por la fe hasta empeñaron o vendieron artículos personales para “ajustar” el dinero del pasaje.
Regocijo espiritual
Según cálculos de los cuerpos de socorro y seguridad, fueron unos tres millones de feligreses los que vivieron una fiesta espiritual en la morada de Nuestra Señora de Suyapa donde escucharon el mensaje del cardenal Óscar Andrés Rodríguez.
Sin contener el llanto y de rodillas, Alba Cálix, de 40 años, le dio gracias a la Virgen por su sanidad.
“Estaba perdiendo la vista... ya casi no miraba y aunque mucha gente no crea yo le pedí a la Virgen el año pasado que me curara y lo hizo”, expresó con mucha convicción esta feligrés que viajó con su familia desde Comayagua.
De rodillas y postrados en el altar, cientos de fieles presentaron sus peticiones y dieron las gracias por los favores recibidos.