17/04/2024
01:05 AM

Tegucigalpa, la ciudad más vulnerable de Honduras

En la capital hondureña hay 156 zonas de alto riesgo.

Al menos 350 mil hondureños viven en peligro constante en Tegucigalpa y Comayagüela al habitar 60 mil casas expuestas a derrumbes y deslizamientos.

Lejos de avizorar una solución, la problemática se agrava, pues cada año llegan 35 mil nuevas personas a residir en las 156 zonas de alto riesgo en la ciudad más vulnerable del país.

efectos del cambio climático que produce deslizamientos, derrumbes e inundaciones que ponen en zozobra a más de un millón de pobladores.

Un equipo de LA PRENSA recorrió las áreas de mayor riesgo y constató las fallas geológicas en lugares adonde habitaron cientos de personas. Las tres zonas más frágiles son El Reparto, El Berrinche y El Bambú, las que fueron declaradas no habitables y sus habitantes desalojados. Las fallas de El Reparto y El Berrinche se activaron con el Mitch y la del Bambú en 2008, el Codem salvaguardó a 700 personas por alertas tempranas. En esa zona se derrumbó una iglesia y actualmente la obra de mitigación entre la alcaldía y la Agencia de Cooperación de Japón (Jica) ha sido un éxito.

Antes del Mitch, las zonas de El Reparto y Berrinche estaban muy pobladas. La famosa colonia Soto fue arrasada y 10 años después las autoridades comenzaron los trabajos de mitigación gracias a la Jica. “Estas dos zonas no son habitables, colapsaron con el Mitch y hemos dicho que El Berrinche era prioridad, ya que otro deslizamiento haría un dique en el río Choluteca y provocaría una inundación en Comayagüela y la parte baja del centro de Tegucigalpa”, explicó Quiñones.

Según el Codem, las zonas como La Guillén, Campo Cielo, la Obrera, la Ulloa y Santa Rosa necesitan obras de mitigación urgentes. “Necesitamos que el Gobierno nos cumpla para irnos de acá. El presidente Porfirio Lobo lo prometió, allí estaba el alcalde Ricardo Álvarez, estamos viviendo en alto riesgo”, dijo Nancy Álvarez en Altos de la Cabaña.

La Mololoa también es problemática porque que es atravesada por una quebrada. “Es difícil trabajar con la gente de esta zona, entendemos que no tienen otro lugar adonde ir”, agregó el funcionario. Solo el año pasado murieron 12 personas, en 2011, seis; y tres en 2010 por las lluvias.

Aporte de la Jica

La cooperación japonesa elaboró el estudio sobre control de inundaciones y la prevención de deslizamientos de tierra en 2001 y 2002. El plan maestro identificó las zonas de alto riesgo y determinó que El Berrinche, El Reparto y El Bambú necesitaban celeridad.

“Este proyecto es de 10 millones de dólares y hemos traído a nuestros expertos para ejecutar las obras. En unas semanas daremos por concluida la obra en El Berrinche; las otras dos están finalizadas”, dijo el subdirector de Jica, Hiroshi Nishiki, quien junto al consultor Shinji Fukushima explicaron el proyecto de prevención de deslizamientos.

La administración municipal y los japoneses concretaron el proyecto y en estas tres zonas el agua lluvia es controlada y almacenada en pozos mientras se evacua hacia los ríos o quebradas.

La construcción de las obras preventivas de deslizamiento de tierra está concluida en 70%, pronto los Gobiernos de Japón y Honduras las inaugurarán.

Protección para el Valle de Sula
“Todo el Valle de Sula es vulnerable y expuesto”, dijo el director de la Comisión de Control de Inundaciones del Valle de Sula (CIVS), Sergio Villatoro.

Lo más grave -agregó- es que se necesitan mil millones de dólares para protegerlo, y trabajan con 80 millones de lempiras. Es necesario dragar los ríos Ulúa y construir las represas Llanito y Jicatuyo y hacer el mismo trabajo en Chamelecón y edificar la represa El Tablón.

Esa cifra parece inalcanzable, ya que se tienen avanzados los trámites para construir una de las represas. Lo demás es utopía. Más de 70,000 pobladores habitan en esas zonas y ante la falta de fondos para grandes proyectos de protección no queda más que seguir reparando bordos y espigones.

Los efectos del cambio climático también han modificado los comportamientos en los municipios, según Villatoro. El fantasma de las inundaciones ha orillado a los productores a cambiar los cultivos de banano, plátano y granos básicos por palma africana, resistente al agua. En el Valle de Sula dispone de 150,000 hectáreas disponibles para sembrar palma, de las que hay 42,000 cultivadas.

Aunque los daños por inundaciones se han reducido, Villatoro dijo que las afectaciones son en los bajos de El Progreso, Santa Rita y El Negrito, Yoro. “Hemos hecho obras paliativas, pero se necesitan soluciones integrales y costosas como el dragado de ríos y las represas”, explicó.

Para el comisionado regional de Copeco, Alex Estévez, el Valle de Sula es parte del impacto del cambio climático. “Podemos ver que las olas de calor son más intensas y las lluvias más fuertes. El Valle de Sula es vulnerable, aunque se está trabajando, empezamos demasiado tarde”.

Para Estévez, los daños son provocados por humanos, como la deforestación, el mal uso de los suelos y de las cuencas hídricas. Ejemplificó que las playas de Omoa han sido afectadas y están desapareciendo por el incremento del nivel del mar debido al calentamiento global. En Pimienta se han reportado zonas con problemas de sequía, “solo producen granos básicos una vez al año”.

El impacto negativo del cambio climático en el Valle de Sula es el azolvamiento en los cauces de los ríos Ulúa y Chamelecón y se está generando un impacto en las laderas de El Merendón y Mico Quemado adonde nadie está tomando medidas para evitar la erosión de suelos, dijo Luis Dacosta, analista técnico de hidrología de la CCIVS.


El protector de La Lima

Por años la ciudad mártir de las inundaciones fue La Lima. Una de las obras con más resultados es el Canal Maya, por más de 10 años sin mantenimiento pero pese a ello funcionó. Sin ese canal, 11 veces se hubiera inundado la otrora ciudad del oro verde en 10 años, dice el comisionado presidencial para la zona norte, Leonel Ayala.

En cada inundación se registraban pérdidas de 150 millones de lempiras. Según los análisis de los técnicos de la Comisión para el Control de Inundaciones en el Valle de Sula, 1,650 millones en pérdidas se evitaron con el Canal Maya en 10 años.