La exprimera dama Ana García, junto a un grupo de amigos y seguidores de su esposo, Juan Orlando Hernández, realizan una jornada de oración frente al comando de los Cobras para brindarle apoyo tras su arresto por el proceso de extradición a Estados Unidos.
“Confiamos plenamente en la justicia de Dios siempre prevalece”, comenzó diciendo esposa de Hernández, quien ayer un juez le otorgó detención provisional mientras continua el proceso de extradición.
“Hoy quiero agradecerles a cada uno de ustedes y a miles y miles de hondureños, nacionalistas, pero también otros hondureños que se han solidarizado con esta difícil situación que hoy estamos enfrentando”, dijo la exprimera dama hondureña rodeada de amigos de su esposo.
“Se han solidarizado después de ver las imágenes que todos pudimos ver hace unos días, unas imágenes dolorosas que mostraron una exhibición deshonrosa y maliciosa de una situación que mi esposo estaba viviendo, irrespetando su derecho humano de presunción de inocencia, movidos por una sed de venganza de aquellos criminales que una vez combatió”, denunció.
”Hoy que hay un Dios en los cielos que todo lo ve, hay un Dios que juzga cada una de las acciones de todos nosotros. Quiero agradecerles por este apoyo y decirles que como familia tenemos nuestra conciencia muy limpia”, dijo mientras era rodeada de nacionalistas que cargaban velas.
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue detenido y sometido a un proceso de extradición a Estados Unidos por acusaciones de narcotráfico después de tres semanas que haber concluido sus dos mandatos en el poder (2014-2022).
Luego del arresto provisional que el juez le dictó el miércoles, su esposa, Ana García, escribió en Twitter: “¡Dios es nuestra principal fortaleza y en Él confiamos que hará justicia!”.
”Como familia estamos viviendo momentos difíciles que no se los deseamos a nadie”, dijo la ex primera dama.
Además, agradeció a nombre del expresidente y su familia el respaldo que han recibido de amistades, las bases del Partido Nacional y de miles de hondureños, que han sido “un soplo de aliento” que los ayuda a sostenerse “en medio de la tempestad”, que los “reconforta y anima”.
