Centro de detención y de tortura; sinónimo de escándalos. Guantánamo es de alguna forma el emblema de lo peor de la administración del ex presidente George W. Bush.
La prisión, cuyo cierre ordenó el presidente Barack Obama, es un símbolo de los excesos de la 'guerra contra el terrorismo' de su predecesor.
Luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, EUA emprendió una larga batalla contra el terrorismo, que empezó con la guerra en Afganistán. Desde entonces, los terroristas capturados en el marco de esa campaña han sido enviados a la cárcel en la base militar de Guantánamo, en Cuba, por cuyas celdas han desfilado 775 'combatientes enemigos'.
Argumentando que no pertenecen a ningún ejército extranjero y que por tanto no son 'soldados enemigos', el gobierno de Bush negó a los detenidos los derechos de que normalmente gozan los prisioneros de guerra bajo la Convención de Ginebra, que en principio de cuentas establece que los presos de guerra deben de recibir un trato humanitario, aunque Bush y el ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, sostuvieran que sí disfrutaban de algunos de ellos.
Y así, en un limbo jurídico y aislados en la isla cubana, los 'combatientes enemigos', como se les llamó, han sido objeto de crueles torturas que provocaron una gran indignación internacional.
Según el memorándum de un agente del FBI difundido en 2004 por el diario The Washington Post, presuntos terroristas podían verse en Guantánamo en sus trajes anaranjados en posiciones fetales, humillados por los soldados estadounidenses. Sucesivamente, quienes han sido liberados también han narrado los maltratos de que fueron objeto. Rahim Abdul Razzak al-Ginco, uno de los encarcelados, sostiene, según el diario británico Times, que fue sometido a privación del sueño y amenazas con perros.
Con el tiempo y con todas sus letras, EUA admitió la tortura: el pasado 14 de enero, Susan Crawford, designada por el secretario de Defensa, Robert Gates, para formalizar los juicios ante los tribunales militares especiales para los presos en la cárcel, reconoció que se torturó a un ciudadano saudita preso en 'Gtmo', fonetización de la abreviación en inglés de Guantánamo, Gtmo, quien presuntamente pensaba participar en los atentados del 11-S. 'Torturamos a (Mohammed al-) Qahtani', dijo en una entrevista publicada por el Post. En su reporte, indica que Qahtani 'fue forzado a usar brassier de mujer y fue amenazado con un perro del Ejército llamado Zeus.
La punta de la madeja
A lo largo de estos años se registraron algunos 'avances': en 2006 se autorizaron tribunales militares bajo el Acta de Comisiones Militares y en junio del año pasado, la Suprema Corte de EUA dio a los presos el derecho a cuestionar su detención en una corte federal y así varios de los encarcelados han contratado abogados civiles. Muchos de los presos han sido liberados y otros regresados a sus países de origen. Guantánamo se inscribe en un panorama general de detenciones arbitrarias durante la administración Bush -que quedaron ilustradas con las fotos que dieron la vuelta al mundo de la tortura a los presos en la tristemente célebre cárcel de Abu Ghraib, en Irak-, polémicas prácticas de tortura y de escuchas ilegales. Guantánamo es sólo la punta de la madeja.
Los llamados de la comunidad internacional se han sucedido pidiendo el cierre. Desde antes de que Obama tomara posesión de su cargo se planteó como una de las principales demandas la clausura de la cárcel y él cumple con su promesa de actuar en consecuencia.
Un reporte de septiembre elaborado por el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales indica que 'en su primera semana en el cargo el próximo presidente de EUA deberá anunciar la fecha para el cierre de Guantánamo como centro de detención, así como el establecimiento de una nueva política', a cargo de 'un panel de estadounidenses eminentes nombrado al mismo tiempo que se anuncia la fecha para el cierre y encargado de revisar los archivos de los presos' que aún siguen en Guantánamo. El reporte indica que los presos deberán ser 'liberados o retenidos para su procesamiento en el sistema de justicia criminal de EUA'.
Sin embargo, el cierre de la cárcel no será tarea fácil. Actualmente permanecen en Guantánamo cerca de 250 'combatientes enemigos' y 50 de ellos están libres de cargos pero no pueden ser enviados a sus naciones de origen por temor a que se transgredan sus derechos humanos y sean objeto de tortura. Además, EUA teme que los liberados vuelvan a las andadas.
En los ocho años que duró la administración Bush, reportes, denuncias y manifestaciones en todo el mundo fueron y vinieron y Guantánamo siguió abierto, con sus historias de abuso y sus 'combatientes enemigos'. Pero Obama abrió una ventana de esperanza. Inició el principio del fin de uno de los símbolos más ominosos de la era Bush.
Salen dos horas por día
La mayoría de los presos está en celdas de aislamiento individuales construidas en base al modelo de las cárceles estadounidenses de alta seguridad.
Los detenidos sólo salen de sus celdas, permanentemente iluminadas, dos horas por día a un espacio apenas más grande.
La mayoría están vestidos de color beige y los más cooperadores de color blanco. Unos 60 fueron absueltos de la denominación 'combatiente enemigo', que según el Pentágono justificaba su detención. Pero siguen encerrados porque no pueden regresar a sus países de origen, que no quieren acogerlos o que pretenden juzgarlos, según Washington.
Estos presos están en otro edificio de la prisión, con dormitorios comunes y un comedor también común.
La prisión de Guantánamo es también conocida por sus salas de interrogatorio.
Según el relato de la mayoría de los liberados, durante los interrogatorios se les sometió a maltratos.