San Pedro Sula, Honduras.
Para honrar la memoria del extinto Alfredo Landaverde, su esposa Hilda Caldera y la fundación que lleva su nombre presentaron dos libros que relatan la vida del exasesor antidrogas asesinado en diciembre de 2011 en Tegucigalpa.
Había una vez un héroe llamado Alfredo Landaverde, del autor Roberto Vallejo Larios, y Cuando haya justicia habrá paz, de Helen Gutiérrez son los nombres de los textos que describen la vida desde su infancia.
El evento se llevó a cabo en el colegio donde estudió Landaverde, el Instituto José Trinidad Reyes (JTR), “con mucho orgullo presentamos los libros en el colegio donde se formó y siempre mencionó”, dijo su viuda.
Caldera explicó que ambos libros son anécdotas de la vida de Landaverde, Había una vez un héroe está escrito para jóvenes, cuenta las anécdotas y las facetas de su vida como político, esposo, padre, hijo, como hombre y como un líder que fue. Landaverde fue fundador del partido Demócrata Cristiano, diputado y asesor de la Secretaría de Seguridad en materia antidrogas.
Ambos libros recogen datos mediante investigaciones realizadas a familiares, amigos y personas que lo conocieron 40 años de su vida.
Las obras fueron traducidas al inglés y al misquito, “queremos que se implementen en los colegios y que los jóvenes conozcan de él”, añadió Caldera. Helen Rodríguez, autora de uno de los libros, dijo estar satisfecha de presentar los textos en la zona norte. “Nuestro objetivo como fundación es llegar a los jóvenes, pues las historias que narra el libro están enfocadas para ellos, para reforzar los valores, y que no sean conformistas; a través de las historias de Alfredo se enseña eso”.
La escritora describe al analista como humanista, líder de muchos pueblos y una persona luchadora por la justicia.“Durante la investigación me impactó al escuchar lo que sus amigos y familia dijeron de él”, detalló.
Miguel Landaverde, miembro de la fundación, dijo que el legado y la visión de su primo fue “formar en los jóvenes valentía y no quedarse callado con las injusticias que pasan en el país”.
Caldera agradeció la colaboración de las autoridades del JTR por abrir las puertas donde Landaverde estudió.
Para honrar la memoria del extinto Alfredo Landaverde, su esposa Hilda Caldera y la fundación que lleva su nombre presentaron dos libros que relatan la vida del exasesor antidrogas asesinado en diciembre de 2011 en Tegucigalpa.
Había una vez un héroe llamado Alfredo Landaverde, del autor Roberto Vallejo Larios, y Cuando haya justicia habrá paz, de Helen Gutiérrez son los nombres de los textos que describen la vida desde su infancia.
El evento se llevó a cabo en el colegio donde estudió Landaverde, el Instituto José Trinidad Reyes (JTR), “con mucho orgullo presentamos los libros en el colegio donde se formó y siempre mencionó”, dijo su viuda.
Caldera explicó que ambos libros son anécdotas de la vida de Landaverde, Había una vez un héroe está escrito para jóvenes, cuenta las anécdotas y las facetas de su vida como político, esposo, padre, hijo, como hombre y como un líder que fue. Landaverde fue fundador del partido Demócrata Cristiano, diputado y asesor de la Secretaría de Seguridad en materia antidrogas.
Ambos libros recogen datos mediante investigaciones realizadas a familiares, amigos y personas que lo conocieron 40 años de su vida.
Las obras fueron traducidas al inglés y al misquito, “queremos que se implementen en los colegios y que los jóvenes conozcan de él”, añadió Caldera. Helen Rodríguez, autora de uno de los libros, dijo estar satisfecha de presentar los textos en la zona norte. “Nuestro objetivo como fundación es llegar a los jóvenes, pues las historias que narra el libro están enfocadas para ellos, para reforzar los valores, y que no sean conformistas; a través de las historias de Alfredo se enseña eso”.
La escritora describe al analista como humanista, líder de muchos pueblos y una persona luchadora por la justicia.“Durante la investigación me impactó al escuchar lo que sus amigos y familia dijeron de él”, detalló.
Miguel Landaverde, miembro de la fundación, dijo que el legado y la visión de su primo fue “formar en los jóvenes valentía y no quedarse callado con las injusticias que pasan en el país”.
Caldera agradeció la colaboración de las autoridades del JTR por abrir las puertas donde Landaverde estudió.
