Anderson Hernández es un niño hondureño de ocho años que cruzó la frontera entre México y Estados Unidos afligido por las penumbras que vivió en el camino. Lloró y fue captado por imágenes de televisoras estadounidenses. Su relato entristeció a la comunidad latina en Estados Unidos.
Ahora, después de ser enviado a México el mes pasado, volvió a pisar territorio estadounidense. Ahora su relato no incluye solo tristeza, sino que esboza una sonrisa, acompañado de su padre.
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A Anderson se le concedió junto a su padre acreditación legal para permanecer en Estados Unidos. 'Vengo aguantando hambre del camino', dijo el menor a la cadena Telemundo cuando recién bajaba de la balsa que lo llevó a través del río Grande, en la frontera entre México y Estados Unidos. El pequeño pasó las debacles del camino migratorio desde Honduras pasando hambre y sed.
'Toditos los días que vengo caminando y aguantando hambre', dijo Anderson cuando un reportero de Telemundo le preguntó lo que había vivido en su odisea migratoria.Sus lágrimas rodando por sus mejillas causaron un sinfín de emociones a nivel internacional.
La madre de Anderson murió ocho meses antes de dar a luz a su hermana. Su padre, Reinaldo Hernández, optó por emprender la carrera migratoria hacia el norte del continente, desamparado y apostando por una nueva vida.
Expulsados
Estados Unidos los expulsó al llegar a territorio de ese país. En México, los hondureños estuvieron instalados en un refugio para migrantes, en Reynosa, Tamaulipas. Allí, otras 3,000 personas vivían casos similares.Además: 'Renunciará al PSH': Nasralla sobre hermano del 'Teto'
El desesperado padre logró enviar una solicitud a autoridades migratorias estadounidenses. El asilo fue considerado por Estados Unidos y su petición fue posteriormente aceptada, desatando la felicidad del dúo entre padre e hijo.
Alegría
'Eran unas noches largas, largas, esperando una respuesta', describe Reinaldo Hernández a Telemundo. Su insistencia encontró éxito y ahora cumplieron el sueño que se propuso al salir de territorio hondureño vía terrestre.'Quiero seguir adelante con mis estudios. Ya perdí dos años. Quiero seguir. Quiero ganar medallas y trofeos', expone, elocuente, Anderson al reportero de Telemundo. Ahora residen en Houston, junto a parientes.
Cruzaron la frontera este martes. Ahora no a bordo de una balsa improvisada, sino por el puente fronterizo, entre Texas y Tamaulipas.
Los hondureños no perdieron sus sonrisas, con una mochila a mano, donde guardaban sus documentos. En el puente resguardaron los agentes de migración, ahora sin suponer una amenaza que coartara sus anhelos.