La designada presidencial electa, María Antonieta Mejía, informó que la toma de posesión del presidente electo Nasry Asfura, programada para el próximo 27 de enero, se limitará a un acto protocolario, sin la realización de eventos multitudinarios.
Mejía explicó que la ceremonia será sobria y simbólica, descartando la organización de una investidura de gran escala como las que tradicionalmente se han desarrollado en el Estadio Nacional.
La decisión, indicó, responde a un enfoque de austeridad en el inicio del nuevo gobierno. Según la designada presidencial, el acto oficial se desarrollará conforme a lo establecido en la normativa, pero sin actividades adicionales que impliquen un uso elevado de recursos públicos.
Señaló que los fondos que normalmente se destinan a ceremonias masivas no serán utilizados para ese fin, en el marco de un inicio de administración orientado a priorizar otras áreas de gestión estatal.
Asimismo, se dijo que, tras la juramentación, el presidente electo tiene previsto iniciar actividades propias de su agenda gubernamental, como "un recorrido a nivel nacional para agradecer al pueblo hondureño la confianza depositada en las urnas y reafirmar su compromiso con cada comunidad".
La toma de posesión marcará el inicio del período presidencial 2026-2030, tras la declaratoria oficial emitida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que proclamó a Asfura como ganador de los comicios generales celebrados el 30 de noviembre.
Hasta el momento, no se han brindado detalles adicionales sobre el protocolo específico del acto ni sobre la agenda oficial del primer día de gobierno.