La esperanza no se ha perdido entre tanto escombro y es por ello que equipos de rescate de todo el mundo trabajan sin descanso para salvar vidas y traer nuevas al mundo.
Un equipo de médicos españoles, pertenecientes al Servicio Asistencial Municipal de Urgencia y Rescate, Samur, de Madrid, ha ayudado a nacer a un niño en la destrozada capital de este país.
La operación era complicada, no sólo por la escasez de medios, sino porque la madre, una joven haitiana, había sufrido un paro respiratorio y convulsiones y se debatía entre la vida y la muerte.
El equipo, formado entre otros por José Ramón Núñez, médico voluntario y cirujano del Hospital Clínico de Madrid, una enfermera, María del Carmen Castillo, y un anestesista, José María, realizó con éxito una cesárea a la madre. Todos ellos lograron sacar adelante a la joven y a su bebé, al que llamarán José María en honor al anestesista.
Unas 37,000 mujeres embarazadas están entre la población haitiana afectada por el devastador terremoto del 12 de enero, y sus vidas corren peligro por la falta de comida, agua potable y atención médica, advirtió la ong Care.
Además de las embarazadas, la situación también es crítica para un número indeterminado de madres recientes que están dando el pecho a sus bebés, así como para los propios recién nacidos, en un país donde la mitad de la población es menor de 18 años.Los hospitales que no han quedado destruidos están al borde de su saturación e incapaces de atender a los miles de heridos que se agolpan ante sus puertas.“También hay mujeres dando a luz en la calle. La situación es muy crítica”, dijo Sophie Pérez, directora de Care en Haití.
Los héroes
Un equipo de bomberos españoles también rescató ayer con vida a la propietaria de un hotel de Puerto Príncipe, Nadine Cardozo. La mujer ha sido localizada bajo los escombros del Hotel Montana Haití, uno de los más lujosos de Puerto Príncipe, el cual se vino abajo a consecuencia del terremoto. Los bomberos llevaban varios días trabajando en las ruinas de este establecimiento.Según ha explicado a EFE, el portavoz de Bomberos Unidos, Enrique Fernández, ya han puesto a salvo a una veintena de personas.
“Estaba confinada en un hueco, ya casi sin oxígeno”, ha relatado Fernández.Ha explicado que una vez rescatada, la mujer ha sido estabilizada por los médicos; se encontraba consciente, hasta el punto de que ha podido agradecer su ayuda a los bomberos.
Aunque los expertos consideran que el límite para encontrar personas con vida tras un seísmo como el de Haití es de 72 horas, plazo ya superado con creces, el portavoz ha asegurado que, en determinadas circunstancias, este plazo puede alargarse.
Mientras algunos recuperan la esperanza, unos 85 ancianos sólo están a la espera de morir. No hay agua, comida ni remedios para ellos que vivían en la dañada residencia de Ancianos Municipal de Puerto Príncipe, apenas a un kilómetro y medio del aeropuerto donde un enorme operativo de asistencia internacional se está organizando.
“Ayúdennos, ayúdennos”, rogaba Mari-Ange Levee, de 69 años, tirada en el suelo con costillas y una pierna fracturadas. Un enjambre de moscas zumbaba sobre otra fractura, abierta, en su cabeza. Un hombre ya murió tras sobrevivir al sismo y el administrador Jean Emmanuel dice que si la ayuda no llega de inmediato otros también fallecerán.
Los rescates
Más de 40 grupos buscan sobrevivientes del terremoto en la capital haitiana y han logrado rescatar a más de 70 personas, dijo la vocera de Naciones Unidas, Elisabeth Byrs.
“Nuestros expertos en el terreno aún no han perdido la esperanza de hallar más supervivientes porque hay muchas bolsas de aire bajo los edificios”.
Byrs insistió en que, según los expertos, hasta seis días después del sismo es posible encontrar supervivientes bajo los edificios destruidos.Un total de 43 equipos de rescate procedentes de todo el mundo trabajan en estas tareas, con 1,739 miembros entre todos y 161 perros especializados.“Trabajan sin parar, día y noche, en condiciones apocalípticas; pero su moral está muy alta a pesar de la duras condiciones debido a la gran cantidad de personas que han podido salvar con vida”, señaló la portavoz.
Los equipos ya cuentan con material de socorro muy pesado, capaz de penetrar en el cemento armado, y tienen aparatos acústicos y de fibra óptica para poder localizar a personas con vida”.
“Hay un factor positivo en este terremoto, y es que los edificios se han derrumbado de manera que han quedado espacios de vida, huecos vacíos, que permiten que algunas víctimas sigan vivas”, agregó. Byrs destacó que en estos momentos el mayor problema es la falta de personal médico.Byrs, haciéndose eco de la preocupación de numerosas organizaciones, como Médicos sin Fronteras, cuyo personal en Haití no da abasto para atender a las miles de personas que se agolpan ante los hospitales e instalaciones médicas improvisadas.
Rescatistas de Nueva York usan experiencia de ataques 11-S
El subinspector de policía Robert Lukach y el comandante de bomberos Joe Downey acudieron a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 para excavar los escombros en busca de sobrevivientes.
Ahora encabezan un equipo de 80 especialistas en una misión de rescate en los restos de concreto y metal de la devastada capital haitiana, con tecnología mejorada luego de los ataques contra EUA. La misión llegó a Puerto Príncipe el sábado luego de esperar dos días por un permiso para aterrizar en el atiborrado aeropuerto de la ciudad. Al atardecer, 16 integrantes del equipo ya trabajaban en rescatar a cinco personas atrapadas en la planta baja de un supermercado derrumbado e intentaban cortar grandes trozos de cemento para alcanzar a los sobrevivientes, quienes dijeron que se estaban manteniendo con el agua y la comida de la tienda, agregó.
Lukach, miembro de la Unidad de Servicios de Emergencia, un grupo de elite de la Policía neoyorquina, dijo que se sentía más optimista sobre encontrar gente con vida que en las Torres Gemelas. “Ésa se transformó pronto en una misión de recuperación de cuerpos. Pero ésta todavía es una misión de rescate y esperamos lo mejor”, dijo. Aún días después del terremoto esperaba que hubiera espacios entre los escombros donde la gente todavía siguiera viva, aunque los socorristas temían haber demorado mucho.
Llevó tres camiones con equipos, incluyendo sensores para detectar sonidos de personas atrapadas debajo de los escombros, herramientas para cortar y despejar concreto y perros entrenados. La tecnología fue perfeccionada después de 2001.