Después de ocupar la Casa Presidencial por siete meses en 2009, Roberto Micheletti Baín se ha dedicado a sus negocios de transporte y al fútbol.
El hombre que fue conocido a nivel mundial tras sustituir en la presidencia a Manuel Zelaya, se considera un instrumento de la Constitución de la República a la que se debe como ciudadano.
La aseveración es tal que desde ya se confiesa opositor de la reelección presidencial, así como de los bochornosos escándalos que se protagonizan en el Congreso Nacional, del cual fue presidente.
Estamos nerviosos todos los hondureños. Tenemos pánico de cualquier novedad. La actitud del Presidente tiende a ser dictatorial, lo fue en el Congreso.
Muy debilitado, pero tengo mucha fe que se va a rescatar. Ya sufrimos el desprendimiento de Manuel Bonilla, lo que causó una enorme fisura como ahora: un inescrupuloso político se va a buscar la presidencia sin importarle que ese partido le dio la oportunidad de ser Presidente.
Sabíamos desde su formación que eso iba a pasar. Sus integrantes buscan el poder sin importarles el medio, ya sea la violencia, una Constituyente, triquiñuelas de toda naturaleza y hasta fondos en el extranjero, como sucedió con Hugo Chávez que mandó millones. Es una vergüenza y ya se están sacando los trapos al sol.
Evito estar en lugares donde me puedo encontrar a personas sin escrúpulos. Adonde quiera que voy las personas se siguen sacando fotografías conmigo.
Sí lo soy. Me tocó regresar a mi departamento y reencontrarme con mis correligionarios, unos molestos, otros contentos.
No estoy trabajando directamente, solo aconsejando. Nací y crecí en política y llegué a ser presidente de Honduras tras una sucesión constitucional.
Dedicado a los negocios, soy transportista, por eso muchos de los que creen ofenderme me llaman “el busero superado”. Tengo una finca en la que he hecho un pequeño zoológico. Llevo una vida tranquila.
Me dio tristeza tener que ser yo el que asumiera la realidad. Sabía que era difícil el momento para Honduras. Me tocó asumir porque no había vicepresidente. Si no aceptaba le tocaba al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera. Reflexioné sobre el país y hablé con mi familia y todos me apoyaron en asumir la responsabilidad.
No bajamos en ningún momento la guardia para acobardarnos. Fueron siete meses difíciles, la acción permanente de Hugo Chávez y Zelaya en el mundo entero en contra nuestra golpeó la estabilidad del Gobierno. Sin embargo, nos sostuvimos siempre, gracias a Dios.
Un gobierno nefasto, que hizo las cosas a su conveniencia, que ultrajó a la empresa privada, a los partidos políticos. No dio ni una solución al pueblo hondureño.
Con años se ha ido disminuyendo, pero sí tengo gente de seguridad muy responsable, bien entrenada por el Ejército. Tengo seguridad como expresidente de la República aunque a unos no les guste, fui presidente de Honduras.
Me encantaría, porque yo pondría en orden muchas cosas. Espero que les hayan cobrado los destrozos que hicieron con los bienes del Estado.
No, los “gringos” yo creo que nunca me van a devolver la visa. Tal vez al llegar los republicanos (risas). Es una venganza de ellos porque no les hice caso de abandonar el Poder Ejecutivo.
Desde el momento que creyó que estaba muy joven para salir de la Presidencia, me lo dijo un 22 de diciembre de 2008. Me ofreció la presidencia de la Constituyente. Le dije que no, que mejor apoyara a Elvin Santos, y dijo que no.
Nunca, ni lo deseo. Soy educado, si me saluda lo saludo, no voy a agarrarme a trompadas con él.
Que vivimos en paz, que la democracia con todos los defectos mantiene la ruta correcta cada cuatro años. Que nuestro don más preciado es la libertad, la que nunca debemos perder.