Dos años y medio después del incendio que segó la vida de 40 migrantes en una estación del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez, los nombres de seis hondureños volvieron a escucharse, esta vez en un acto de disculpa pública que, lejos de cerrar heridas, reabrió el dolor.
El escenario fue el Museo de la Ciudad de México, donde Francisco Garduño, excomisionado del INM y uno de los acusados por la tragedia, pidió perdón a las víctimas y sus familias. “A todos les ofrezco con humildad una disculpa pública por las consecuencias permanentes”, expresó con voz suave, antes de leer los nombres de los fallecidos y sobrevivientes.
Entre los mencionados estaban los seis hondureños que murieron en el incendio y los ocho que lograron sobrevivir, aunque con las huellas visibles de una noche marcada por el fuego, el encierro y la desesperación.
Sin embargo, el perdón fue recibido con rechazo. En medio del acto, madres y familiares hondureños levantaron pancartas y rompieron en llanto. “Una disculpa y el dinero no nos van a devolver lo que perdimos”, gritó la madre de una de las víctimas.
El cónsul de Honduras en México, Héctor Amador, estuvo presente como testigo del acto y del profundo descontento de las familias, que consideran que la disculpa llega tarde y vacía, más como una obligación judicial que como un gesto de justicia. La medida fue ordenada por un juez como parte del proceso de reparación integral del daño dentro del expediente penal contra Garduño.