La casa parece un barco de tres pisos. Por fuera la fachada es blanca y la terraza ofrece una panorámica envidiable: se pueden observan los dos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. Del lado de Chula Vista, en California, hay estacionamientos y oficinas, mientras que en territorio mexicano se encuentra el barrio de Libertad en Tijuana, una de las ciudades con mayor actividad de los cárteles de la droga.
La imagen de la vivienda, hoy convertida en una galería de arte, dio la vuelta al mundo el 8 de julio de 2004. Ese día, autoridades de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos descubrieron en suelo estadounidense la salida de un “narcotúnel” y en México se halló la entrada del pasadizo en la peculiar casa blanca.
El túnel medía 46 metros de largo y por varios meses había sido utilizado por integrantes del cártel de los Arellano Félix. Se conectaba con un estacionamiento de Chula Vista y servía para cruzar armas y drogas. No es el único túnel localizado en los últimos 15 años en la frontera entre México y Estados Unidos, punto neurálgico para un negocio que genera a los cárteles mexicanos y colombianos entre 18,000 y 39,000 millones de dólares anuales, según las autoridades estadounidenses.
Cifras de la Procuraduría General de la República de México y de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés) revelan que desde 1993 a la fecha se han detectado por lo menos 35 “narcotúneles”, principalmente en los estados de Baja California y Sonora.
Los cárteles mexicanos son los principales introductores de droga en Estados Unidos. Y usan todos los métodos que estén a su alcance para cruzar los estupefacientes y evadir la presión cada vez mayor de las autoridades.
Unas 6,300 personas, en su mayoría involucradas en el tráfico de drogas, fueron asesinadas en México el año pasado como parte de la guerra entre cárteles por controlar territorios.
Según la DEA, los golpes dados por las autoridades mexicanas y estadounidenses contra los cárteles en los últimos dos años han provocado una caída en la disponibilidad de droga en el mercado estadounidense y en consecuencia un incremento del precio. “El precio de la cocaína aumentó el 104 por ciento en 24 meses, mientras que la pureza se redujo un 34.8 por ciento”, dijo la jefa interina de la agencia, Michele Leonhart. En 35 años de historia de la DEA, agregó, nunca se había visto un impacto semejante. La batalla ha llevado a que los cárteles se disputen a muerte rutas y consumidores. Cada día se registran en México entre 15 y 20 muertes violentas.
La Oficina de Contabilidad del Gobierno estadounidense (GAO) estimó en septiembre de 2007 que unas 9,500 toneladas de marihuana, 275 de cocaína y 19 de heroína ingresaron ese año desde México a Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses afirman ahora que hay “desabasto esporádico” de cocaína en algunas plazas gracias a las acciones militares y policiales contra el narcotráfico. En México unos 45,000 militares están desplegados en operativos contra el crimen organizado.
Los grupos del narcotráfico que operan en México utilizan varias caminos para el trasiego de cocaína y marihuana. Uno de ellos son los “narcotúneles”, por donde ingresan cientos de toneladas de droga hacia Estados Unidos.
El pasado 19 de enero, elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) localizaron en la ciudad de Nogales, Sonora, tres túneles subterráneos. Si bien las autoridades mexicanas establecieron que los conductos aún estaban en obra, no descartaron que ya estuvieran operando para el trasiego de drogas hacia el estado de Arizona. Autoridades de Estados Unidos localizaron en 2006 en la ciudad de Calexico, California, un túnel que se iniciaba en la ciudad mexicana de Mexicali, Baja California.
Para ingresar había que bajar cerca de cinco metros y luego recorrer 210 más para cruzar al país vecino. El túnel tenía 1.20 metros de alto y uno de ancho. Además contaba con luz artificial, ventilación y un sofisticado equipo de bombeo para sacar agua en caso de alguna inundación.
Pero no sólo droga pasa por los “narcotúneles” binacionales. Se estima que por esos puntos cruzan las poderosas armas que utilizan los grupos del narcotráfico que operan en México. William Newell, director Regional del Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego en Arizona y Nuevo México, ha señalado que una gran parte de las armas que ingresan a México “siguen las mismas rutas” que utilizan los narcotraficantes para cruzar la droga a Estados Unidos, pero en sentido inverso.
No sólo eso. Reveló que nueve de cada diez armas utilizadas por los grupos del crimen organizado que operan en territorio mexicano fueron adquiridas y compradas en Estados Unidos.