Emoción y entusiasmo provocó en los fieles católicos que se reanudaran las procesiones del viacrucis tras dos años de limitaciones por el coronavirus.
“Gracias a Dios podemos ver de nuevo la procesión, es algo que nos recuerda el sufrimiento de nuestro Señor y una oportunidad de reflexionar”, comentó María Núñez, una mujer de 65 años que dijo que todos los años, excepto 2020 y 2021, asiste a presenciar el viacrucis al centro de Tegucigalpa.
Acompañada por una de sus nietas, Núñez dijo que ver la representación del “sufrimiento de Jesús es una experiencia que no se puede describir, es una emoción”.
Aunque muchas personas tienen todas las vacunas anticovid, religiosos y autoridades enfatizaron en los cuidados para evitar posibles recontagios.
Para otros como Carlos Zelaya, un joven de 18 años, esta es la primera ocasión que asiste al viacrucis, un evento que refuerza su fe como creyente.
“Es algo maravilloso, indescriptible el sentimiento al recordar lo que Jesucristo sufrió por nuestros pescados”, subrayó Zelaya, acompañado por su madre Josefina Pérez y una tía, Pamela.
Muchos católicos hondureños siguieron el viacrucis a través de la radio, televisión de la Iglesia Católica y sus redes sociales.
Similares procesiones del viacrucis se realizaron en las principales ciudades del país, como Santa Rosa de Copán, Gracias y La Ceiba, donde miles de fieles temprano salieron a presenciar los actos religiosos.
En 2020 y 2021, el viacrucis se realizó sin la presencia de fieles debido a la crisis por covid-19, que suma ya más de 421,000 casos y roza las 10,900 muertes en el país.
Mientras la iglesia celebraba el viacrucis, miles concurrían a playas, sitios arqueológicos, ríos, parques ecológicos y de aventura, así como a ciudades coloniales durante el asueto otorgado por el Gobierno y la empresa privada tras dos años de cierre del sector turismo por la pandemia.
Según estimaciones de la Secretaría de Turismo, alrededor de 800,000 personas se movilizarán durante el asueto.