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'Los jóvenes son quienes más adquieren la infección del VIH”

  • 15 diciembre 2018 /

    San Pedro Sula, Honduras.

    El VIH que tiene en su sangre desde que nació, no ha sido obstáculo para que Keren Dunaway mantenga una relación sentimental muy bonita con un novio seronegativo. Es lo que ella, como experta en el tema, llama una relación serodiscordante.

    Por su condición de seropositiva recibió los embates de la discriminación desde muy niña, pero esto en vez de agobiarla más bien la motivó a activar por los derechos de las personas con VIH, desde que tenía ocho años.

    A sus 23 años de edad, la hija del extinto Allan Dunaway y Rosa Gonzales luce radiante y feliz. “No pienso en hijos por el momento, pero si algún día llegan, son bienvenidos. Con medicamentos y el control adecuado, se puede tener hijos y formar una familia”.

    A su novio lo conoció por una prima, quien le pidió la acompañara porque iba a conocer a un muchacho. Resulta que este muchacho llegó con un amigo que se enamoró de Keren. “Sabía que tenía VIH, pero no le importó”.

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    Sus padres crearon la Fundación Llaves para dar respuesta al VIH y acompañar a las personas con ese diagnóstico.

    Keren comenzó educando a los mismos compañeros que no querían jugar con ella por temor a que los 'contagiara'. Salían corriendo cuando se les acercaba, entonces les decía: pueden jugar conmigo y nos les pasa nada.

    Le dolía que le dijeran la reina del sida, pero trataba de ignorarlos. Fue en ese tiempo que, con la ayuda de sus padres, editó la revista Llavecitas para educar a la gente sobre lo que es realmente el síndrome. “No quería que otros niños sufrieran lo mismo”, manifestó.

    A ella le detectaron el retrovirus en una clínica privada en la que nació, luego de que le practicaron todos los exámenes para conocer las causas de una neumonía. “El último examen que me hicieron fue el del VIH. “Cuando los doctores comprobaron que mis padres también vivían con el virus, nos sacaron de la clínica”, indicó.

    Antes de ella, una hermanita suya tuvo sus mismos síntomas a los pocos meses de nacer y murió, pero nadie supo que había sido a causa del sídrome porque no le hicieron los exámenes correspondientes. “Después nací yo y seguí los mismos pasos”, pero Keren logró salvarse gracias a los retrovirales que aún sigue tomando.

    Solamente en una ocasión se vio seriamente quebrantada en su salud, cuando una pancreatitis, provocada por un medicamento, la mandó por dos meses al hospital. Tenía ocho años.

    Ya sabía que tenía aquel “bichito” maligno en su sangre porque su madre se lo había dicho de manera clara y directa. Le dibujó un virus del VIH, como se ve bajo el microscopio, y le dijo: de estos tenés miles en tu cuerpo, pero no te asustés que con los medicamentos se controlan.

    Muchas personas que la escuchan hablar sobre el tema del Sida se asustan porque no conciben que una jovencita como ella se refiera tan abiertamente al sexo. “No digas eso frente a los niños”, suelen decirle.

    Keren refuta que no se puede hablar de prevención del sida sin referirse al sexo, ya que este es la vía por la que se transmite el virus.

    Le preocupa que sean los jóvenes quienes más adquieran la infección, porque son los que tienen más sexo. Sin embargo, en estos tiempos el problema parece no preocupar porque nadie quiere oír hablar sobre el síndrome.

    A la familia Dunaway se ha relacionado con el tema del sida, tanto así que, a diez años de la muerte de su padre, todavía preguntan a Keren: ¿Usted es la hija de Allan Dunaway? Ella se siente orgullosa del legado que le dejó.