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La carta de despedida de una hija de Guillermo Anderson

  • 10 agosto 2016 /

Rocío Anderson compartió cuál fue la actitud del artista aún en los peores momentos.

San Pedro Sula, Honduras.

En una carta una de las tres hijas del cantautor hondureño, Guillermo Anderson, reveló el secreto de su padre para siempre estar con actitud positiva y con esperanza.

Rocío Anderson compartió el escrito con quienes acompañaron a su familia en la partida física de su padre. El artista considerado embajador de la cultura de Honduras en el mundo falleció el pasado sábado a causa de un cáncer de tiroides que le diagnosticaron en noviembre de 2015.

Su música y la actitud que mantuvo aún en los peores momentos es ahora el bálsamo de sus hijas y su esposa.

La carta textual de su hija Rocío:

En los simulacros de incendio, en todas las guías para sobrevivir un desastre natural, la primera instrucción es mantener la calma. Yo creo que mi papá oyó eso en algún lado y se lo tomó demasiado en serio. Era algo que en la casa nos frustraba y sacaba de quicio. A veces, yo tenía que salir rápido de la casa para ir a una clase de ballet o a una fiesta de cumpleaños, y por más que trataba, a mi papá no le podía sacar prisa nada. Ni el trabajo, ni el reloj, ni los diagnósticos.
Aparte de tomarse su tiempo, mi papá perdía las llaves del carro, celulares, las llaves de la casa, sus afinadores, la copia de la llave del carro... y nosotras tratábamos de preocuparlo, porque no podía ser. Pero él, tranquilamente, siempre solucionaba.
Con esa misma serenidad enfrentó su enfermedad. Irónicamente era él quien nos contagiaba a todas su tranquilidad, su sonrisa, su sentido del humor.
Eso de perder cosas lo heredamos mis hermanas y yo (y a mi mamá se le ha empezado a pegar). Tanto que en mi casa, no falla San Antonio, patrón de las cosas perdidas. El pobre ya días trabaja horas extra. Mi papá fue, sin duda, uno de los favoritos de San Antonio. Todo le salía bien, todo le aparecía y eso que mi papá nunca se preocupaba.
A diferencia de mi papá, nosotras sí nos inquietamos un poco más fácil. A nosotras nos cuesta más respirar profundo. Hasta los últimos días, mi papá tenía un nivel de oxigenación muy por arriba del promedio, y ese, creo yo que es el secreto: lo primero que nos dicen antes de salir en fila india por la puerta, antes de agarrar el extintor de fuegos, mantener la calma, conseguir paz. Eso es lo que mi papá defendió todos los días de su vida tanto en escala nacional, refiriéndose a conflictos políticos como en la casa, haciéndonos ver que las cosas por las que peleábamos mis hermanas y yo no valían la pena.
Enmedio de su partida que nos duele como huracán o tal vez como incendio forestal que nos deja pelados de un lado, él nos pediría tranquilidad para volver a sembrar.
Mi papá, el sereno. Mi papá, que siempre pidió paz a través de sus canciones y sus obras. Que no le gustaba vernos peleadas, ni preocupadas, ni mucho menos tristes.
Aquí estamos, queriendo nosotras también tranqulizarnos, respirará profundo, sabiendo lo bien que está.
Nosotras también Pedimos paz para nuestra familia, para toda la gente que lo quiso y consintió tanto. Para nuestro país. Pedimos paz. A mi papá que nos la siga mandando, y a San Antonio que nos ayude a encontrarla.

Foto: La Prensa

Rocío Anderson junto a su padre y su madre en una celebración de cumpleaños.

Foto: La Prensa

Emilia y Rocío junto a su padre en Europa.