La llovizna de la mañana no impidió que más de novecientos jóvenes misioneros recorrieran la primera calle de la ciudad, entonando cánticos cristianos y proclamando el mensaje de Cristo, en el marco de la celebración del IV Congreso Nacional de Misioneros: “Discípulos de Cristo, Misioneros para El Mundo”.
Por primera vez, esta ciudad albergó a los mensajeros para animarles a que sigan llevando la paz y esperanza en sus comunidades.
El instituto La Salle fue la sede, desde el viernes, del encuentro que estuvo lleno de entusiasmo y veneración por Jesús. El coordinador de los misioneros en esta ciudad, el sacerdote Melvin Cantarero, manifestó que el objetivo del congreso es preparar y acompañar a los jóvenes que desean consagrar su vida a la misión.
“El evento es para discernir la vocación misionera, para que ellos crezcan espiritualmente y capacitarlos para vivir y trabajar en equipo”, manifestó.
Durante los tres días, los muchachos recibieron conferencias y mensajes de motivación.
El encuentro finalizó ayer y para ello, a las ocho de la mañana se dieron cita en la Iglesia Catedral para iniciar una peregrinación hasta La Salle. Panderetas, guitarras, pañuelos y banderas de colores engalanaron la caminata.
“Somos misioneros de Cristo Jesús, testigos y discípulos al pie de la Cruz, él nos ha llamado, él nos ha enviado para que los pueblos tengan vida en él”, es parte de la letra de la canción lema que entonaron durante su recorrido, en el cual también hicieron oraciones y proclamaron el mensaje de salvación.
Jóvenes de diferentes ciudades del país se unieron tres días y compartieron el amor de Jesús.
Para dar fin al evento, los jóvenes compartieron una eucaristía presidida por el obispo de esta ciudad, monseñor ángel Garachana.
En su mensaje les manifestó que ellos son el entusiasmo de la misión.
“No hay misión sin entusiasmo. Los mayores ponen la experiencia y ustedes el entusiasmo. Juntos son los pies que caminan y logran la misión”. Los misioneros pidieron a Jesús que les dé sacerdotes y jóvenes santos. Oraron por el mundo y por la familia.
El evento es organizado por las obras misioneras pontificias de Honduras, anualmente.