“Fue una enfermedad complicada, hizo que fuera perdiendo facilidad de tragar, parálisis en la garganta, ya no podía movilizarse, incluso le impedía pensar. Se le atendió en la medida de lo posible, pero falleció en su casa a las 6:25 de la mañana”.
Así anunciaba acongojado por el dolor Emilio Gautama la muerte de su padre, uno de los hombres más connotados de la vida pública de Honduras.
Gautama Fonseca falleció ayer a sus 79 años, horas después de la celebración del Día del Trabajador, cuya causa defendió cuando fue ministro del Trabajo en dos ocasiones.
Desde hace varios años, el también exministro de Seguridad durante la administración de Carlos Flores se había retirado de la vida pública y política para ser atendido por la enfermedad que lo aquejaba.
Poseedor de una prosa única, precisa, con matices de ironía crítica, Fonseca fue columnista casi permanente de periódicos y revistas del país, donde abordaba los temas de la realidad nacional y en los que expresaba su pensamiento progresista.
Abogado de profesión, Fonseca fue catedrático de la Unah (Universidad Nacional Autónoma de Honduras) y uno de los redactores del nuevo
Código Procesal Penal cuando él fue diputado del Congreso Nacional en representación del Partido Liberal, entre 1994 y 1998.
Formó parte del gabinete de Gobierno durante el régimen nacionalista de Ramón Ernesto Cruz (1971-1972) y del segundo período del militar Oswaldo López Arellano (1972-1975).
Durante esta época, Fonseca dio forma al histórico decreto ley número ocho, que impulsó un proceso de Reforma Agraria agresivo en el país. De hablar pausado, Gautama Fonseca se ganó el respeto y la admiración del gremio intelectual hondureño, pues no solo escribía artículos sobre la realidad nacional, sino ensayos, libros e incursionó en el mundo de la literatura.
Escribió, entre otros, “Los Órganos del Tratado General de Integración Económica Centroamericana”, “Cuatro Ensayos sobre la realidad política de Honduras”, “El decreto 1952, un error que debería rectificarse”, “Integración Económica, el caso Centroamericano”.
Para Aníbal Puerto, defensor de derechos humanos y miembro del Instituto Hondureño de Desarrollo Rural, la muerte de Gautama Fonseca “es una gran pérdida para Honduras, fue uno de los hombres de pensamiento más ilustres que ha producido el país en toda su historia”. Además, agregó que Gautama es “un ejemplo de honestidad que ha muerto en la pobreza, no en la extrema pobreza, pero en la pobreza digna, en la que nos corresponde morir a los hombres dignos de este país, fue un baluarte intelectual, ético y moral”.
Recuerda su legado
Emilio Fonseca, hijo de Gautama, aseguró que pocas personas en este país pueden darse el lujo de haberlo dado todo y que nadie lo pueda señalar diciéndole “ladrón, deshonesto que se enriqueció de forma incorrecta”, ese es el mejor legado que le deja a Honduras, además de su amor.
Felícito Ávila, actual ministro del Trabajo indicó que Gautama desarrolló una importante labor en ese ministerio. “Prestó los servicios al país en el ministerio del Trabajo con una amplia visión para mejorar, no solamente la parte institucional, sino las relaciones del ministerio nacional e
internacionalmente”.
Lucas Aguilera, presidente del partido político Democracia Cristiana resaltó las virtudes del ex ministro.
“El abogado Fonseca fue un hombre de mucho talento, ayudó mucho al sector social, creó un bufete para defender a la clase pobre del país, estuvo manejando un proyecto de vivienda para las familias pobres y además, era un hombre muy respetuoso de la ley. También fue un defensor desde el punto de vista agrario para campesinos que eran encarcelados de manera injusta. Honduras ha perdido un gran hombre, un gran amigo del movimiento social”.
Rigoberto Espinal Irías, asesor jurídico del Ministerio Público también se refirió a la ejemplar vida de Fonseca. “Fue un hombre que llegó como estudiante a la Unah de la carrera de Ciencias Jurídicas, demostró un liderazgo entre la juventud y lo proyectó como uno de los estudiantes más beligerantes durante muchos años”, señaló Espinal.
Una vida de rectitud
Gautama Fonseca estudió en el Instituto Oficial José Trinidad Reyes de San Pedro Sula y obtuvo su título como abogado en la Unah, y mientras estuvo como estudiante en esta institución fue uno de los fundadores del
Fru (Frente de Reforma Universitaria), uno de los principales movimientos estudiantiles.
Años más tarde fue profesor de derecho en la propia Unah.
Reconocidos abogados de la capital recordaron ayer en la sala de velatorio, entre otras anécdotas, que el abogado Gautama, impartió una clase de derecho que según el calendario se debía dar tres veces por semana, pero él daba la clase cinco días y terminaba su periodo de clase hasta mediados de diciembre, sin cobrar salario extra.
“Entonces nos molestaba eso, pero hoy vemos el gran beneficio que obtuvimos de la dedicación de Fonseca mientras fue nuestro maestro”, dijeron sus exalumnos. Desde que comenzó a incursionar en la política se vinculó al Partido Liberal de Honduras.
Quiso limpiar la Policía
Entre 1980 y 1982 participó en el equipo que tuvo el Pinu (Partido Unidad e Innovación) para presentar el proyecto de Constitución que se presentó en aquel año por parte de este partido político.
Durante el gobierno de Carlos Roberto Reina, Fonseca fue diputado del Congreso Nacional. En esos años el presidente del Poder Legislativo era Carlos Flores, quien luego logró ganar la presidencia del país y en su último año de mandato nombró a Gautama como ministro de Seguridad. Al darle el cargo le encomendó la difícil tarea de depurar la Policía.
Aferrado a esta misión, Fonseca separó a unos 125 policías, aunque nunca se hizo una investigación criminal contra ellos.
El proyecto de depuración no fue concretado, sin embargo, Gautama obtuvo el reconocimiento general por el esfuerzo hecho y logró mantener su imagen intachable al dejar el cargo.
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