Honduras experimenta un crecimiento explosivo en la importación de vehículos para transportar mercancías y personas, lo cual refleja, en parte, un mejor desempeño de la economía y una señal de que las empresas y consumidores de clase media cuentan con un mayor poder de adquisitivo o de compra.
Cifras del Centro de Comercio Internacional (ITC) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) confirman que Honduras triplicó las importaciones de vehículos y accesorios de $471.8 millones (2020) a $1,496 millones (2023) y mantiene un crecimiento constante que le permitiría cerrar 2024 con más de $1,700 millones en compras.
El año anterior, bajo la partida arancelaria 8704 (vehículos automóviles para transporte de mercancías, incluidos los chásis con motor y las cabinas) Honduras importó más de $560 millones y con la partida 8703 (automóviles de turismo y demás vehículos concebidos principalmente para el transporte de personas) más $527.1 millones. Mientras, el resto de compras tuvieron relación con la adquisición de motocicletas, tractores, repuestos y otros.
Hasta julio de 2024, de acuerdo con el Informe de Comercio Exterior de Bienes del Banco Central de Honduras (BCH), “la adquisición internacional de equipo de transporte alcanzó $1,085.8 millones, mostrando un crecimiento de $191.7 millones (21.4%) frente a lo contabilizado de enero a julio de 2023. Esto se debe a las mayores compras de vehículos de uso industrial (procedentes de México, Argentina y Tailandia) principalmente utilizados para el transporte de mercancías; sumado a las adquisiciones de vehículos no industriales, específicamente motocicletas provenientes de China e India”.
Entre enero y julio de este año, según el BCH, “de igual forma, las compras de partes y accesorios de equipo de transporte (neumáticos, partes de motor, entre otros) fueron mayores en $33.6 millones, originarios de Alemania y China. Entre tanto, las compras externas de vehículos de pasajeros escalaron $27.0 millones, procedentes en su mayoría de Japón, China y los EUA”.
En el ámbito centroamericano, después de Guatemala con más de $8,094 de importaciones de vehículos entre 2020-2023, Panamá se ubica como el segundo mayor comprador ($4,689 millones), Costa Rica en el tercer lugar ($4,474 millones), Honduras en la cuarta posición ($4,003 millones). El Salvador ($3,150 millones) y Nicaragua ($1,803 millones) son los países con compras inferiores.
Las causas y efectos del aumento de la importación de vehículos
Economistas consultados por Diario LA PRENSA interpretan que el aumento de las importaciones es producto de una expansión económica postpandemia que ahora demanda logística para transportar mercancías y es consecuencia del aumento en el poder adquisitivo de algunas familias que tienen ingresos en el país y reciben remesas de Estados Unidos.
En 2020, el Producto Interno Bruto (Pib) total a precios corrientes era de $23,367 millones y en 2023 ascendió a $34,428 millones, de acuerdo con el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2024, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). De esta manera, el Pib por habitante a precios corrientes se incrementó de $2,309 (2020) a $3,250 (2023).
Deficiente transporte en Honduras
Ángel Antonio Jiménez, presidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE) en el noroccidente, explica que “el aumento de las importaciones de vehículos refleja principalmente que en las grandes ciudades no hay un transporte eficiente y seguro y que las personas hacen un esfuerzo para comprar carros y motos”.
“También significa que la clase media de Honduras, que es muy reducida, es una de las que tiene mayor capacidad de compra en le región y seguramente está comprando vehículos; hay más importación porque los emigrantes les mandan a sus familiares los carros de Estados Unidos o el dinero para que compren”, dice.
Mientras el aumento de vehículos para transportar mercancías “obedece al crecimiento demográfico natural, entre más habitantes hay en el país, hay más demanda de productos, como los alimentos, y más necesidad de logística para trasladarlos a todo el país”.
Los economistas plantean que el ingreso de más automóviles representa un mayor dinamismo comercial que provoca la apertura de talleres automotriz, talleres de pintura y enderezado, tiendas comercializadoras de repuestos y negocios de servicios relacionados que causan un impacto positivo por la generación de empleo.
Pero así como causa efectos positivos, el ingreso de más vehículos desencadena problemas relacionados con la fuga de divisas por mayor importación de petróleo.
A julio de 2024, de acuerdo con el Informe Importación de Combustibles del BCH, “las importaciones de derivados de petróleo contabilizaron $1,595.7 millones, superior en U$106.3 millones frente al monto observado en similar lapso de 2023”. Aunque dentro de esta cantidad está sumada la importación de búnker ($366.8 millones), LPG ($100.3 millones), kerosene ($34.7 millones) y una parte de diésel utilizado por centrales de generación de energía térmica.
Hasta julio, el país compró 17,105.6 barriles a un precio promedio de $93.29. Entre enero y julio del año pasado, adquirió 15,823.4 barriles a $94.13 y en igual período de 2022 compró 13,256.1 barriles a un precio promedio de $121.47.
La importación de vehículos, por disparar el consumo de barriles de derivados de petróleo, aumenta las emisiones de CO2, agravando la contaminación en las áreas urbanas. Desde el punto de vista de ambientalistas consultados por Diario La Prensa, como Nelvin Bustamante, miembro de la organización ecologista Prolansate, “esta situación amenaza los esfuerzos de Honduras por cumplir con sus compromisos internacionales de reducción de gases contaminantes”.
Igualmente, las grandes ciudades, como Tegucigalpa y San Pedro Sula, enfrentan actualmente una crisis vial en las horas pico por el aumento del parque vehicular. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2018 había 1,836,007 vehículos, en 2022, alrededor de 2,598,120 y en 2023, de acuerdo con cifras del BCH, transitaban por las calles y carreteras 2,858,692.