En los tres cementerios de La Ceiba ya no cabe un cuerpo más. Para las familias de escasos recursos es oneroso enterrar a un pariente, pues desde el año pasado no hay terrenos en los camposantos públicos.
Las opciones que tienen las personas es viajar a comunidades cercanas como la aldea garífuna Corozal o la Cuenca del Cangrejal para sepultar a sus seres queridos.
La necesidad de un lote por parte de los deudos ha llevado a que algunos empleados de los cementerios públicos trafiquen con las tumbas.
Son innumerables las personas que han denunciado que cuando llegan a visitar a sus muertos, las fosas han desaparecido y en su lugar hay otras personas enterradas. Los afectados han interpuesto las denuncias en la Fiscalía y se ha abierto una investigación al respecto.
Las denuncias se vienen desde hace varios años, especialmente en el cementerio de barrio Mejía. Esto ha provocado que autoridades municipales despidan a los administradores y otro personal de dicho cementerio.
Fiscales del Ministerio Público y la Dirección Policial de Investigación (DPI) han hecho inspecciones en el cementerio y constataron las denuncias, aunque hasta ahora no se ha conocido de requerimientos fiscales.
A inicios del año 2000 la municipalidad ceibeña acondicionó un terreno en la parte sur de la ciudad y tras cumplir varias regulaciones abrió al público el cementerio San Isidro.
Luego de la pandemia de la covid-19, el panteón fue abarrotado y ahora no queda un espacio más. “Ya no tenemos espacio, cuando vienen buscando un terreno nos ha tocado decirles que no, tienen que buscar otras opciones, ya sea privado o en las aldeas aledañas”, manifestó Noé Lanza, administrador del colapsado cementerio San Isidro que ocupa unas seis manzanas.
Alcaldía de La Ceiba busca terreno en Bonitillo
Al mes unas 25 personas aproximadamente llegan al cementerio en busca de un espacio para sepultar a un muerto. La población ceibeña está molesta, ya que es un problema que se pudo evitar por parte de las autoridades municipales, acondicionando un terreno para un nuevo panteón.
El alcalde Bader Dip dijo que “es un problema que nos heredaron, ya que desde la administración anterior se tuvo que iniciar con el proceso de un nuevo cementerio, ya que eso lleva varios años por las regulaciones. Ya estamos trabajando en eso”.
Entre las opciones que la Corporación Municipal tiene en agenda están unos terrenos en el sector Bonitillo. “Ya tenemos terminada la calle 8 y va a dar al sector Bonitillo y ahí tenemos unas trece manzanas de tierra que son ejidales, ya lo propusimos para poder lotificar un cementerio en ese sitio”, dijo el regidor Óscar García.
En 1840 se comenzó a construir el primer cementerio en La Ceiba, fue en el barrio Inglés, unos pocos años después de la fundación de la ciudad.
En 1897, el terrateniente don Manuel Mejía donó un terreno para la construcción de un nuevo cementerio, ya que el de barrio Inglés estaba abarrotado, el cual estaba ubicado en la entonces aldea de Mejía. Hoy el cementerio general del barrio Mejía queda en el centro de La Ceiba.

Más de 50,000 cuesta enterrar en un cementerio privado
Sepultar a una persona muerta en un cementerio público cuesta alrededor de 610 lempiras, desglosado de la siguiente manera:
El terreno con una medida de 4 pies de ancho por 8 pies de largo tiene un valor de 300 lempiras, el permiso de construcción 250 y 60 lempiras por sepultar el cuerpo.
La apertura de la fosa también corre por cuenta de las personas que buscan un espacio, normalmente en los cementerios hay hombres ofreciendo ese tipo de trabajos y cobran aproximadamente mil lempiras.
Ante la falta de espacio en los cementerios públicos, los ceibeños tienen dos opciones, sepultarlos en cementerios de aldeas aledañas o buscar un espacio en los tres panteones privados que hay en La Ceiba, Jardines de Paz Ceibeños, San Miguel Arcángel y Divino Paraíso.
El precio por un espacio en estos cementerios anda alrededor de 55,000 lempiras, una cifra inalcanzable para personas de escasos recursos económicos.
“Solo el terreno de dos niveles para dos personas cuesta 45,000 lempiras, más los gastos de inhumación y los impuestos municipales, que por todo son 10,000 lempiras, por ahí rondan los costos. Nosotros apostamos mucho a que la gente se prepare para estas situaciones y puedan pagar con tiempo el valor del lote, de acuerdo a sus posibilidades y hasta por sesenta meses”, expresó Juan Carlos Matute, administrador del cementerio Jardines de Paz Ceibeños.