Han recorrido más de 11 mil kilómetros, explorando las tierras continentales de América, pero las islas de Utila y Roatán, hicieron que una familia de Alemania se desprendiera de esta ruta, y por primera vez desde que llegaron, dejarán su casa rodante en La Ceiba, Atlántida, para disfrutar del Caribe hondureño.
En enero de 2024, Sascha y Nana Frentzen, llegaron con sus dos hijos Maila y Lijam a México, trayendo consigo de Alemania, su inseparable Wilma: la casa camper que les sirve de techo y transporte en todas sus expediciones.
La familia Frentzen, empezó su aventura desde Berlín, en su casa rodante, con la que llegaron a España, y de aquí por la vía marítima emprendieron su anhelado viaje. “Llegamos a México en enero”, comenta Sascha Frentzen, al tiempo en que su hija Maila, le recuerda que han viajado 11 mil kilómetros desde Berlín a La Ceiba. Estando en el país azteca, iniciaron su ruta hacia Centroamérica, “Hemos ido a Guatemala, El Salvador, Belice y ahora en Honduras”, expresó con un español, entrecortado.
Llegaron a tierra firme Roatán
El viaje lo han hecho en su Wilma, la casa rodante con la que han recorrido varios países de Europa, y que ahora la trajeron para explorar América. Llegaron hoy a La Ceiba, donde por primera vez abandonarán su camper desde que llegaron a tierra firme. “Vamos a Utila y luego a Roatán”, expresó, mientras su esposa Nana, con señas, describe que van a hacer buceo y esnórquel, viaje que harán mañana miércoles.
“Es la primera vez que venimos a Honduras”, comentó, frente al mar Caribe, en el parqueo del Paseo de Los Ceibeños, donde se han estacionado con casa rodante. En su corta estadía en La Ceiba, han comido baleadas y tajadas de plátanos con repollo y queso, aunque ellos tienen cocinan su propia comida en la camper. No tienen prisa por irse, pero su destino final es Panamá, “ahí concluimos nuestro viaje y regresamos a Alemania”, indicó.
Wilma es parte de la familia, en esta casa rodante han conocido el mundo. “solo que no tiene AC (aire acondicionado), y aquí está caliente”, dijo entre risas el líder de la familia Frentzen.