Mientras los países de altos ingresos han encendido las alarmas por la drástica caída en la tasa de natalidad y el envejecimiento acelerado de sus poblaciones, Honduras enfrenta su propia encrucijada socioeconómica por ser la segunda nación con más nacimientos por cada 1,000 habitantes en América.
En 2024, Honduras registra una Tasa bruta de natalidad (Tbn) de 20.83 nacimientos por cada 1,000 habitantes, de acuerdo con el Observatorio Demográfico Universitario (Odu) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), una cifra superior a la de Alemania (9), Japón (6), Estados Unidos (11), España (7), Rusia (9), China (7) y otros países, según datos del Banco Mundial (BM).
En el ámbito de América Latina y el Caribe, Honduras es el segundo con más nacimientos por cada 1,000 habitantes después de Haití. El sistema de Estadísticas de la Cepal (Cepalstat) indica que la Tbn hondureña es de 21.65 (difiere con la de Odu) y la haitiana de 21.94 en el presente año.
Con esta tendencia, si el gobierno actual y los próximos no invierten en educación y salud, primordialmente, Honduras se perpetuará como una fábrica de pobres que emite miles de emigrantes a países desarrollados o, en caso contrario, en una sociedad próspera con recurso humano capacitado para enfrentar los nuevos desafíos.
El país presenta una elevada tasa de natalidad debido, entre otros factores, al acceso limitado a la educación sexual y reproductiva, especialmente en zonas rurales, donde la falta de programas efectivos de planificación familiar y la cultura tradicional fomentan familias numerosas; la pobreza y las limitadas oportunidades económicas inciden profundamente en esta conducta que provoca un aumento de personas viviendo en condiciones precarias.
Arely Martínez, 36 años, es una de las personas que ha contribuido a mantener a Honduras con una Tbn alta en la última década. Ella es madre de cinco hijos y sufraga todos los gastos de la familia con las escasas ganancias obtenidas con la venta de huevos por medio de WhastsApp.
“Soy madre soltera, tengo cinco hijos, de 12, 9, 7 y 4 años y la última de 9 meses. Tuve varios hijos porque cuando era joven pensé que podía tenerlos de dos en dos porque mi papá es gemelo, pero no resultó así... Los tres grandes los tengo en la escuela, deseo que ellos tengan las oportunidades que no he tenido yo por haber llegado hasta primero de bachillerato. Yo me separé del papá de mis hijos porque él bebía alcohol y sola estoy sacando adelante a mis hijos”, relata.
Para “darles de comer” a los hijos, Martínez vende entre 200 y 300 huevos jumbo los sábados y domingo a sus clientes que le hacen los pedidos a través de WhatsApp. El resto de la semana, se dedica a cuidar a los niños con quienes vive en una casa que les donó el suegro.
“Por ahora tengo la capacidad para mantener y darle una buena crianza a mis hijos. Ellos comen los tres tiempos, cuando se enferman voy al dispensario público a buscar las medicinas... Muchas veces he pensado en emigrar a Estados Unidos para buscar mejores condiciones económicas, pero no tengo valor. Una amiga que tiene cinco hijos si lo hizo, se fue y dejó a los niños con la abuela. Ella tiene un año y medio de estar en México y no logra pasar”, dice Martínez, quien, antes de descubrir el negocio de los huevos, cayó en depresión tras haber perdido el trabajo en un restaurante de San Pedro Sula.
Martínez vive en Choloma, municipio de Cortés, un departamento que, pese a su alto nivel poblacional, mantiene una Tbn de 20.04, no tan baja, pero inferior a las de Gracias a Dios (23.74), Intibucá (22.75) y Comayagua (22.72), las tres más altas del país.
En contraste con lo que sucede y realiza Martínez y miles de hondureñas, las mujeres de los países desarrollados que tienen mayor nivel educativo y mejores ingresos económicos, como los que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), en promedio solamente tienen 1.5 hijos por cada una.
El reporte Sociedad en un vistazo 2024 Ocde, indicadores sociales, plantea que la Tasa total de fecundidad (Tfr) se desplomó de 3.3 hijos por mujer (1960) a 1.5 (2022) por “los cambios sociales, políticos y económicos claven incluyen un aumento en el nivel educativo de las mujeres, una mejora en el acceso a métodos anticonceptivos efectivos, una creciente predominancia de los hogares con doble ingreso y un fortalecimiento de las políticas públicas (como licencias pagadas y servicios formales de educación y cuidado infantil) que ayudan a los padres a encontrar un equilibrio entre las responsabilidades laborales y familiares”.
La Ocde considera que “los cambios en las actitudes hacia la paternidad pueden ser otra explicación de las variaciones en las tasas de fecundidad. Por ejemplo, una mayor igualdad de género en los hogares, junto con normas de crianza más intensivas ha expuesto a más padres a los costos (de oportunidad) de la paternidad. A medida que tanto hombres como mujeres encuentran cada vez más sentido en la vida fuera de la paternidad, es probable que pospongan o renuncien a tener hijos para perseguir otros objetivos vitales (...)”.
En el campo demográfico, la Tasa de Fecundidad Total es un indicador que representa el promedio de hijos que tiene una mujer a lo largo de su vida reproductiva. La Tasa Bruta de Natalidad mide el número de nacimientos vivos por cada 1,000 habitantes durante un año.
Ventajas y desventajas de tener una Tbn alta
Sociólogos consultados por Diario LA PRENSA dicen que mantener una tasa bruta de natalidad alta impulsa el crecimiento continuo de la población joven, lo que teóricamente puede traducirse en una mayor fuerza laboral a largo plazo. Este bono demográfico es una oportunidad para el país si el gobierno desarrolla políticas que favorezcan la inversión en educación, salud y empleo. Si Honduras logra preparar adecuadamente a esta generación, podría experimentar un impulso en su desarrollo económico y social.
El sociólogo José Luis Herrera considera que la sociedad hondureña mantiene una “tasa alta de natalidad por varios elementos, principalmente por factores culturales: históricamente la familia ha sido numerosa y extendida y muestra de ellos es que los abuelos de las presentes generaciones tenían diez o más hijos, algo que no sucede con los Millennials y Centennials”.
Sumado a patrones culturales “no tenemos educación sexual y nos estamos reproduciendo rápidamente en condiciones económicas limitadas que no permiten satisfacer las necesidades básicas de todas estas familias. El país tiene problemas relacionados con vivienda, empleo y servicios básicos. Pero este bono demográfico representa una oportunidad para Honduras y los países del triángulo del norte porque hay una población con mucho vigor que puede ayudar a dinamizar la economía, sin embargo, esto supone retos para empleadores y también para el gobierno”, dice Herrera.
Herrera y otros sociólogos consultados por Diario LA PRENSA advierten que existen desventajas evidentes en una tasa de natalidad elevada sin los recursos adecuados para sostener el crecimiento poblacional. Los retos incluyen una mayor presión sobre los sistemas de salud, educación y empleo, que ya enfrentan dificultades para satisfacer las necesidades actuales. Además, la pobreza y la desigualdad pueden aumentar si no se toman medidas pertinentes que garanticen el bienestar de esta creciente población.
Por otro lado, en los países desarrollados, la preocupación por la disminución de la natalidad está relacionada con el envejecimiento de la población. A medida que las tasas de fertilidad disminuyen y las expectativas de vida aumentan, las economías avanzadas enfrentan la posibilidad de contar con una mayor proporción de personas mayores que requieren cuidados y pensiones. Esto podría generar una presión financiera insostenible.
Frente a esa tendencia de los países desarrollados, líderes mundiales de diferentes esferas, como Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX, ha señalado que “uno de los mayores riesgos para la civilización es la baja tasa de natalidad”. Musk ha argumentado que, si la población sigue disminuyendo, los países enfrentarán problemas económicos, pues habrá menos personas trabajando para mantener a una población envejecida.
En la misma línea, el Papa Francisco ha manifestado en repetidas ocasiones su preocupación por la “crisis de natalidad” en Europa y ha instado a los gobiernos a ejcutar políticas que apoyen a las familias y fomenten la procreación.