San Pedro Sula, Honduras.
El dinero que trabajadores expatriados envían a sus países de origen representa arriba del 10% del producto interno bruto (PIB) para cinco de quince países de América Latina.
De ese quinteto, cuatro son de Centroamérica: Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, que tienen en común a Estados Unidos como el principal origen de estos recursos.
El otro país es Haití, que es la nación más pobre de la región y la más dependiente de estas divisas. Solo el año pasado recibió más de 2,772 millones de dólares que equivalen a casi un 30% de su PIB.
Esto supera las aportaciones que hacen a la economía de la isla los sectores agrícola (21.9%) e industrial (20.8%), según el centro de estudios de Diálogo Interamericano asentado en Washington.
Las remesas familiares hacia América Latina y el Caribe crecieron más de 8% en 2017, superando los $75,000 millones, que superó ampliamente el crecimiento previsto por el Banco Mundial (BM) de 1.2%.
Estas tasas de crecimiento en las remesas están influidas por patrones migratorios en países como Haití, República Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador y Colombia, que en conjunto representan el 45% de los volúmenes de estas divisas en Latinoamérica.
Cabe señalar que hay 33 millones de inmigrantes procedentes de América Latina y el Caribe, una cifra que significa el 18% del total de inmigrantes internacionales en el mundo, reportó en un informe el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola.
“Las remesas pueden estar creciendo porque el desempleado ha caído a niveles muy bajos en Estados Unidos. Eso quiere decir que hay más gente trabajando, incluyendo aquellos que no tienen sus documentos”, explicó el analista Carlos Urbizo.
Según el BM, a través de su informe de Migración y Desarrollo, las remesas a países de bajos y medianos ingresos se recuperaron el año pasado después de dos años consecutivos en declive.
Mientras que India (69,000 millones de dólares), China ($64,000 millones) y Filipinas ($33,000 millones) fueron los principales países receptores de remesas en términos de dólares.
A pesar de esas transferencias masivas de efectivo, las remesas tienen un impacto mucho mayor en los países más pobres y más pequeños.
Otros grandes destinatarios son: Nigeria, Egipto, Pakistán, Bangladesh, Vietnam y el Líbano. En relación del PIB, los principales países en 2017 fueron Kirguistán (35%), Tonga (33%), Tayikistán (31%), Haití (29%) y Nepal (29%).
El dinero que trabajadores expatriados envían a sus países de origen representa arriba del 10% del producto interno bruto (PIB) para cinco de quince países de América Latina.
De ese quinteto, cuatro son de Centroamérica: Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, que tienen en común a Estados Unidos como el principal origen de estos recursos.
El otro país es Haití, que es la nación más pobre de la región y la más dependiente de estas divisas. Solo el año pasado recibió más de 2,772 millones de dólares que equivalen a casi un 30% de su PIB.
Esto supera las aportaciones que hacen a la economía de la isla los sectores agrícola (21.9%) e industrial (20.8%), según el centro de estudios de Diálogo Interamericano asentado en Washington.
Las remesas familiares hacia América Latina y el Caribe crecieron más de 8% en 2017, superando los $75,000 millones, que superó ampliamente el crecimiento previsto por el Banco Mundial (BM) de 1.2%.
Estas tasas de crecimiento en las remesas están influidas por patrones migratorios en países como Haití, República Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador y Colombia, que en conjunto representan el 45% de los volúmenes de estas divisas en Latinoamérica.
Cabe señalar que hay 33 millones de inmigrantes procedentes de América Latina y el Caribe, una cifra que significa el 18% del total de inmigrantes internacionales en el mundo, reportó en un informe el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola.
“Las remesas pueden estar creciendo porque el desempleado ha caído a niveles muy bajos en Estados Unidos. Eso quiere decir que hay más gente trabajando, incluyendo aquellos que no tienen sus documentos”, explicó el analista Carlos Urbizo.
Según el BM, a través de su informe de Migración y Desarrollo, las remesas a países de bajos y medianos ingresos se recuperaron el año pasado después de dos años consecutivos en declive.
Mientras que India (69,000 millones de dólares), China ($64,000 millones) y Filipinas ($33,000 millones) fueron los principales países receptores de remesas en términos de dólares.
A pesar de esas transferencias masivas de efectivo, las remesas tienen un impacto mucho mayor en los países más pobres y más pequeños.
Otros grandes destinatarios son: Nigeria, Egipto, Pakistán, Bangladesh, Vietnam y el Líbano. En relación del PIB, los principales países en 2017 fueron Kirguistán (35%), Tonga (33%), Tayikistán (31%), Haití (29%) y Nepal (29%).