Santa Cruz de Yojoa, Honduras.
Este año tienen el objetivo de cumplir otra vez los 300 días de clase. Se trata de la escuela Mercedes Calderón, ubicada en el barrio El Capiro de este municipio. El martes pasado arrancó las clases con una matrícula de 75 alumnos. Fue fundado en el año 2012 por el padre Víctor Cortés, actual director.
La motivación fue ofrecer a los niños de familias de escasos recursos una educación de calidad. El área de kinder comenzó con 20 niños en un barracón prestado donde ahora funciona la escuela. “Son amigos, familiares que creen en nuestra obra y nos ayudan.
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez nos ha apoyado y ha dicho que si conseguimos un terreno de una manzana, ayudará a conseguir financiamiento para la construcción de la escuela”, cuenta el padre Víctor.
Aunque la escuela fue inaugurada solo con kínder, cada año y de forma progresiva se han incorporado otros grados hasta llegar a segundo, según las posibilidades. “Las dos maestras realizan servicio voluntario. Los papás dan una colaboración para el transporte de ellas, porque viajan desde San Pedro Sula”.
Haber cumplido los 300 días de clase fue uno de los mayores logros del centro Mercedes Calderón en 2014, considerando que la meta en el sistema educativo público a nivel nacional eran 200 días.
El año pasado las cátedras comenzaron el 6 de enero. Este año también y prevén finalizarlas el 20 de diciembre.
Las clases oficiales se imparten de febrero a noviembre. Además, todos los domingos de cada mes se hace la escuela para padres durante dos horas. “Trabajamos muchos feriados. En octubre solo agarramos uno”, indica el padre Víctor.
La escuela sigue el modelo educativo del pedagogo suizo Juan Enrique Pestalozzi, enfocado en la actividad productiva. El centro cuenta con una pequeña granja que provee los alimentos a los niños; pero también sirve para que ellos pongan en práctica clases como ciencias naturales.
La educación intensiva permite que los alumnos aprendan a leer y escribir más rápido. También los forman en redacción, al punto que ellos redactan sus propios cuentos.
Este año tienen el objetivo de cumplir otra vez los 300 días de clase. Se trata de la escuela Mercedes Calderón, ubicada en el barrio El Capiro de este municipio. El martes pasado arrancó las clases con una matrícula de 75 alumnos. Fue fundado en el año 2012 por el padre Víctor Cortés, actual director.
La motivación fue ofrecer a los niños de familias de escasos recursos una educación de calidad. El área de kinder comenzó con 20 niños en un barracón prestado donde ahora funciona la escuela. “Son amigos, familiares que creen en nuestra obra y nos ayudan.
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez nos ha apoyado y ha dicho que si conseguimos un terreno de una manzana, ayudará a conseguir financiamiento para la construcción de la escuela”, cuenta el padre Víctor.
Aunque la escuela fue inaugurada solo con kínder, cada año y de forma progresiva se han incorporado otros grados hasta llegar a segundo, según las posibilidades. “Las dos maestras realizan servicio voluntario. Los papás dan una colaboración para el transporte de ellas, porque viajan desde San Pedro Sula”.
Haber cumplido los 300 días de clase fue uno de los mayores logros del centro Mercedes Calderón en 2014, considerando que la meta en el sistema educativo público a nivel nacional eran 200 días.
El año pasado las cátedras comenzaron el 6 de enero. Este año también y prevén finalizarlas el 20 de diciembre.
Las clases oficiales se imparten de febrero a noviembre. Además, todos los domingos de cada mes se hace la escuela para padres durante dos horas. “Trabajamos muchos feriados. En octubre solo agarramos uno”, indica el padre Víctor.
La escuela sigue el modelo educativo del pedagogo suizo Juan Enrique Pestalozzi, enfocado en la actividad productiva. El centro cuenta con una pequeña granja que provee los alimentos a los niños; pero también sirve para que ellos pongan en práctica clases como ciencias naturales.
La educación intensiva permite que los alumnos aprendan a leer y escribir más rápido. También los forman en redacción, al punto que ellos redactan sus propios cuentos.