Si le diste clic a esa nota es porque tal vez estés interesado en cómo la malnutrición está afectando a la tercera edad en condiciones de pobreza en Honduras, es un tema que no suele ser atractivo, pero del que la Universidad Nacional Autónoma acaba de realizar un estudio.
La malnutrición se refiere a la deficiente nutrición causada por factores como la ingesta insuficiente de alimentos, el exceso de consumo, la inadecuada combinación y elección de alimentos con un valor nutricional limitado o la exposición a alimentos contaminados.
Uno de los grupos más afectados son los adultos de 60 años en adelante, revela el estudio del Observatorio Universitario en Seguridad Alimentaria Nutricional de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Obsan-unah).
El documento “Estado nutricional de los adultos mayores en Honduras” muestra que el 44.33% de los adultos mayores en al menos 15 departamentos del país se encuentran en riesgo de padecer malnutrición, mientras que el 7.91% sufre de malnutrición severa.
“Estas cifras son alarmantes, ya que reflejan una crisis nutricional en una población vulnerable”, menciona el documento recientemente presentado por el observatorio.
La pobreza en la que viven la mayoría de los hondureños, y de la que las personas de la tercera edad enfrentaron casi toda su vida, les lleva a no llevar una dieta saludable.
El informe indica que las personas con ingresos inferiores a 3,000 lempiras mensuales enfrentan los mayores riesgos nutricionales.
Con esa cantidad apenas se puede sostener un hogar. Hay que agregar que el deficiente sistema de salud en Honduras no permite un control en enfermedades de base que padecen la mayoría de los ancianos.
Vivir en zonas donde el acceso a los alimentos es limitado es un factor que incide en la nutrición de los adultos mayores. De los encuestados para el estudio, el 59.17% vive en zonas rurales donde el acceso a alimentos variados es limitado por la lejanía de mercados y falta de infraestructura, lo que agrava la inseguridad alimentaria.
El análisis muestra que 28.2% de los adultos mayores evaluados presentaron bajo peso, en contraste a eso, el 19.6% sufre de sobrepeso y el 10.7% tiene problemas de obesidad.
Los problemas de peso están directamente relacionados con la calidad de la dieta que consumen ese grupo de la población; el estudio establece que apenas el 10.93% de los adultos mayores mantiene una dieta saludable.
La mayoría (78.1%) necesita mejorar sus hábitos alimentarios para prevenir futuras complicaciones de salud, advierten los expertos del observatorio.
Las mujeres padecen más que los hombres
María Luisa García, coordinadora del observatorio nutricional, menciona que el estudio sobre la alimentación de los adultos mayores refleja una realidad. Aunque los adultos mayores pudieran acceder a alimentos, la mayoría no está obteniendo una nutrición adecuada.
Los problemas nutritivos se agravan a medida los adultos avanzan en su edad, según muestran los datos del estudio. Entre los 60 y 70 años apenas el 4% padece de mal nutrición severa y el 40% está en riesgo de malnutrición; sin embargo, al tener entre 71 y 80 años la malnutrición se duplica, alcanzando el 8.2%, mientras el riesgo sube al 48%.
La quinta parte de los adultos mayores de entre 81 y 90 años padecen de malnutrición, y al pasar de esa edad, cerca de un tercio padece de problemas nutricionales.
García, quien es académica de la UNAH y experta en nutrición, explicó que lo anterior se debe a que los adultos mayores no cuentan con una persona que se encargue de su alimentación.
“Si no hay una persona que esté encargada de su alimentación, difícilmente el adulto mayor a esa edad obtendrá una conciencia de lo que debe o no debe comer”, apuntó.
El estudio indica que son las mujeres quienes tienen mayores porcentajes en los indicadores de bajo peso y obesidad, respecto a los hombres.
“La falta de ingresos es una de las razones por las cuales los adultos mayores no tienen acceso a alimentos nutritivos. En Honduras, la mayoría de los adultos mayores no cuenta con una jubilación, lo que significa que no tienen ingresos dignos o adecuados para cubrir sus necesidades alimenticias y, mucho menos, las de salud, que están interrelacionadas”, explicó la coordinadora del observatorio.