11/12/2025
12:20 AM

Don Orlando partió feliz por haber terminado la catedral

Después de que hizo la obra soñaba que todavía estaba encaramado en los andamios. Procreó 10 hijos, cuatro de ellos con su última esposa.

San Pedro Sula, Honduras.

Las complicaciones en su desgastada salud terminaron con la vida de don Orlando Andino, quien partió con la satisfacción de haber cumplido uno de sus más grandes sueños: terminar de construir la catedral San Pedro Apóstol.

Casi cuarenta años permaneció entre croquis, planos y el olor a cal y cemento para ver materializado el templo que, por aquel entonces, era su anhelo y el de los sampedranos.

Ni siquiera terminó la educación primaria, pero a sus 19 años Orlando Andino ya era catalogado como un genio de la construcción gracias a los conocimientos que adquirió con práctica y autoenseñanzas.

Males
Por haber estado tanto tiempo en contacto con la cal viva se le fue descamando la piel. Ese fue el comienzo de sus males.
Andino permaneció en el templo ultimando detalles hasta que pintaron la catedral en 1986. Incluso ayudó al artista libanés Jacobo Fonous a representar los apóstoles que parecen mirar, desde la bóveda, a los feligreses.

“Nací para hacer esta catedral. Se me metió en la cabeza que tenía que terminarla”, dijo Andino en una ocasión.

Después de que la terminó, todos los domingos llegaba al templo, como si fuera a visitar a una hija, confundido entre los fieles, hasta que comenzaron a faltarle las fuerzas. Nadie se imaginaba, al verlo, que fue él quien logró terminar la majestuosa obra guiado por los planos que dejaron sus diseñadores antes de morir.

Lo que más le costó fue la construcción de la cúpula principal por la dificultad que representaba subir los materiales.

Al maestro Andino lo sepultaron en el Cementerio General el domingo.
Por la época en que edificaba la obra conoció a Alejandrina Díaz, con la que se casó por la ley de Dios en esa misma catedral hace unos diez años. La conoció cuando ella vino a trabajar en una glorieta que servía para recaudar fondos en beneficio de la construcción de la catedral.

La Obra
La construcción del templo comenzó en 1949 bajo la dirección del salvadoreño Pablo Barahona y el ingeniero italiano Emilio Arocni, quienes poco a poco le fueron legando la responsabilidad al joven Andino, como si presintieran que ellos pronto morirían.
Se casaron por lo civil, pero él le prometió al Señor que se casaría por lo eclesiástico en cuanto terminara la catedral.

Sin embargo, como enfermó y luego murió monseñor Jaime Brufau, quien los iba a casar, la boda se pospuso indefinidamente hasta que se dieron el sí ante el recordado padre Saturnino Senis (1936-2015).

Alejandrina permaneció a su lado día y noche desde que comenzaron los problemas de salud que finalmente lo vencieron el pasado sábado en una clínica privada.

La última vez que asistió a un acto religioso fue el pasado 6 de noviembre. Lo llevaron en silla de ruedas a la peregrinación desde la capilla San Pablo en la colonia Smith hasta la catedral.

El sacristán de la catedral, Luis Cardinali, expresó que el Señor siempre estuvo con él, pues murió el día que clausuró el Año de la Misericordia y lo sepultaron en el cementerio general el día que cumpliría 86 años.