Copán es uno de los departamentos con encantos naturales y que también ha sufrido de los embates de la naturaleza. El poco acceso a ciertos servicios está provocando que su población viva menos.
En Honduras la esperanza de vida varía según el departamento, pero hay seis donde las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) evidencian que las personas viven menos.
La esperanza de vida mundialmente se define como “la media de la cantidad de años que vive una determinada población”.
Intibucá, Gracias a Dios, La Paz, El Paraíso, Copán y Lempira figuran como los departamentos con menores proyecciones de esperanza de vida para 2025, lo que está estrechamente relacionado con factores socioambientales.
Según expertos, es crucial que las autoridades intervengan en estos departamentos para promover el desarrollo y, en consecuencia, aumentar la esperanza de vida. Explican que una menor esperanza de vida en un departamento está vinculada a un menor desarrollo en áreas como salud, educación y empleo.
Datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicados en 2022 y actualizados hasta 2019, reflejan la precaria situación de los seis departamentos con menor esperanza de vida, especialmente en términos de acceso a salud y educación.
A nivel nacional, se proyecta que la esperanza de vida promedio para 2025 será de 77.7 años, ligeramente superior a los 77.5 años proyectados para 2024.
Analistas de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ) instan al gobierno de Honduras a intervenir en los departamentos con menor esperanza de vida: Intibucá, Gracias a Dios, La Paz, El Paraíso y Copán.
“Es importante analizar los factores relacionados con la esperanza de vida en los departamentos con menor media; ahí es donde se debe intervenir, tomar acciones y corregir la esperanza de vida”, instó la especialista de ASJ, Blanca Munguía.
Las proyecciones del INE dicen que Copán tendrá la esperanza de vida más baja en Honduras para 2025, con 75.9 años. Al revisar algunos de los factores que influyen en este número, se encontró que para 2019 el Índice de Desarrollo Humano en este departamento era de 0.574 (grado medio), mientras que el índice de educación era de 0.415.
Además, tenía una población de 406,965 personas, pero solo contaba con 94 establecimientos de salud, lo que significa que en promedio cada centro asistencial debía garantizar atención para más de 4,300 copanecos. Sumado a esto, reportó una de las cifras más altas en pobreza severa, con 8.1%, y el 9.7% de sus habitantes que sufrían de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) con el agua.
Lo mismo ocurrió con Gracias a Dios, otro de los departamentos con la esperanza de vida más baja, pues el Índice de Desarrollo Humano era de 0.594, pero el porcentaje de pobreza severa alcanzaba al 13.2% de la población y el 49.5% no tenía acceso al agua.
Otro indicador, según datos del PNUD, que determina una baja esperanza de vida es la escolaridad. En Copán la tasa bruta de escolaridad en educación básica y media era de 59, mientras que en Gracias a Dios fue de 79, el más alto de Honduras.
Lempira, que también tendrá para 2025 una de las esperanzas de vida más bajas de Honduras (75.9 años), entre otros indicadores, tenía una un Índice de Desarrollo Humano de 0.522 (bajo).
El Paraíso, Gracias a Dios, La Paz e Intibucá, de acuerdo al PNUD, presentaron varios indicadores que evidencian que sus esperanzas de vida seguirían siendo baja en Honduras para el próximo año.
El Índice de Desarrollo Humano toma en cuenta factores sanitarios, educativos y económicos para medir el desarrollo humano de cada país, mientras que la esperanza de vida depende mucho de esos indicadores. Es decir, entre mejor esté una región, mayor esperanza de vida tendrán sus pobladores.
Héctor Figueroa, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (IIS-UNAH), explicó que “lo interno de cada uno de los departamentos vamos a ver que las tasas de natalidad y mortalidad van a diferente ritmo y, obviamente, esto impacta en la esperanza de vida. Entonces, cuando se analiza la esperanza de vida como un indicador de desarrollo humano, nosotros podemos sacar diferentes conclusiones”.
La analista de la sociedad civil también explicó que el sistema de salud en Honduras juega un papel en contra, ya que la población está desprotegida en términos preventivos.
“No tenemos un sistema de salud preventivo, sino curativo; la respuesta es muy débil tanto en la gestión como en la atención”, lamentó Munguía.
Dónde viven más
En Honduras, los departamentos de Islas de la Bahía, Francisco Morazán y Comayagua proyectan una esperanza de vida más alta en comparación con otras regiones.
Con 79 años de edad, Islas de la Bahía es el departamento con la expectativa de vida más alta para 2025, seguido de Francisco Morazán con 78.8 años y Comayagua con 78.2 años. En Cortés y Valle la expectativa es de 78 años.
Las diferencias en la esperanza de vida entre departamentos se deben a factores socioeconómicos, situaciones ambientales, la calidad de la atención médica y hasta la educación. Sin embargo, lo más sustancial, según expertos, es el desarrollo.
El sociólogo Figueroa explica que los departamentos con mayor esperanza de vida en Honduras son aquellos con mayor urbanización y desarrollo, lo cual está relacionado con mejor acceso a educación, salud y empleo.
Además, el envejecimiento de la población también contribuye a una mayor esperanza de vida en algunos departamentos. En contraste, los departamentos más rurales, como Lempira, tienen una esperanza de vida menor debido a limitaciones en salud, empleo y educación, mostrando una diferencia de casi tres años en comparación con los departamentos más desarrollados.
No hay que preocuparse, dicen expertos
La expectativa de vida es un promedio y no debe ser motivo de preocupación si es baja en ciertos departamentos, según los expertos. Un departamento con baja esperanza de vida generalmente carece de acceso adecuado a la salud.
Además, las mujeres tienden a vivir más que los hombres. Por ejemplo, en 2025, se espera que en Islas de la Bahía los hombres vivan en promedio 75.6 años y las mujeres 82.5 años, mientras que en Lempira, los hombres vivirán 71.8 años y las mujeres 80.1 años. Esto se debe a diferencias en exposición a riesgos entre hombres y mujeres.