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Dejó su profesión para ayudar a jóvenes en riesgo

  • 29 enero 2017 /

Desde entonces se dedica a apoyar a jóvenes en riesgo social que tienen deseos de superarse a través la Fundación Unidos por la Vida.

    San Pedro Sula, Honduras.

    La empatía que siempre tuvo con los jóvenes llevó al ingeniero civil René Corea a dar un giro impensable en su vida hace 14 años.

    Desde entonces se dedica a apoyar a jóvenes en riesgo social que tienen deseos de superarse a través la Fundación Unidos por la Vida.

    Abandonó casi por completo su profesión de ingeniero y catedrático universitario para dedicarse de lleno a la fundación alojada en el seno de la Iglesia Católica. En el centro imparten talleres gratuitos de repostería, barbería, belleza, computación, entre otros.

    En este lugar, donde funge como director, el ejemplar hombre se encarga de convertir las manos de quienes en algún momento sembraron el pánico en la sociedad con actos delictivos en instrumentos productivos.

    “Los jóvenes son la fuerza motriz de las empresas y mientras tenga fuerzas no me voy a cansar de darles mi ayuda y ser un guía para que vayan por el camino del bien”, manifiesta Corea mientras supervisa las clases que reciben todos los días los jóvenes en la 13 calle, 1 avenida del barrio Medina.

    Las dificultades a las que ha tenido que enfrentarse a lo largo de su labor altruista, no han doblegado su lucha para que en el país dejen de discriminar a las personas por su pobreza o lugar en el que viven.

    Con emoción recordó a una interna que fue noticia por haber cometido asaltos en bancos, misma que al recobrar su libertad se convirtió a Dios y viajó a Estados Unidos. Desde allá enviaba mensajes de agradecimiento a Corea. “Mi consejo para todos es que jamás se rindan porque tienen la vitalidad para lograr lo que se propongan de la mano de Dios”.