Cientos de policías auxiliares de la Policía Nacional han cumplido más de 120 días desempeñando sus funciones sin recibir el pago correspondiente a su labor. A esta deuda, que ya asfixia a los agentes, se suma el incumplimiento del bono alimenticio.
Los uniformados afectados son de la tercera promoción de Curso Especial de Formación para Oficiales Auxiliares (CEFOA III), los cuales se graduaron en enero de este año.
Lo que comenzó como un problema administrativo se ha transformado en una crisis humana. Entre los afectados se encuentran padres y madres de familia que, pese a su compromiso con la seguridad pública, se han visto obligados a endeudarse para cubrir necesidades tan esenciales como alimentar a sus hijos, pagar alquileres o acceder a atención médica.
La falta de una respuesta oficial ha generado indignación y frustración en los agentes, quienes sienten que su dedicación ha sido ignorada por la misma institución que les exige compromiso y disciplina.
La contradicción es escalofriante: mientras se destinan millones de lempiras a recompensar a ciudadanos que colaboren con la justicia, los propios guardianes del orden son relegados y marginados del presupuesto.
Hasta el momento, las autoridades de la Policía Nacional han guardado silencio respecto a la falta de pagos a sus agentes, sin ofrecer explicación alguna ni informar sobre una posible solución para regularizar esta preocupante situación.
Este mutismo institucional es un claro contraste con los discursos de mano dura y seguridad ciudadana que se repiten insistentemente desde las altas esferas, evidenciando una desconexión entre las promesas públicas y la realidad que enfrentan quienes velan por el orden y la justicia.