Más de 300 talleres de calzado han cerrado en los últimos tres años en el Valle de Sula, en donde se estima, funcionan unos 3,000 talleres artesanales.
La migración irregular, los altos costos de producción, la falta de financiamiento, el ingreso masivo de zapatos de China, usados y réplicas de marcas, tienen a los productores hondureños de calzado en una crisis que parece no tener una solución a corto plazo.
Por ello se han perdido más de 2,000 puestos de trabajo en el sector, aunque este es un número conservador, porque dirigentes estiman que es más.
Uno de los problemas que los está afectando con más notoriedad es la migración de trabajadores del rubro, quienes se están yendo para Estados Unidos y Europa en busca de una mejor vida para ellos y su familia. Esto ha causado el cierre de unos 40 talleres y la pérdida de unos 300 empleos solo en lo que va de este 2024 en el Valle de Sula.
“No tenemos un censo real, son datos que manejamos de acuerdo a lo que conocemos, por ejemplo, solo en mi taller se fueron seis muchachos, que ahora están en Estados Unidos”, agregó Christian Torres, directivo de la Asociación de la Industria del Calzado hondureño (Asincah).
Semanalmente, Torres produce unos 250 pares de zapatos con el apoyo de cinco empleados. Anteriormente contaba con unos 14 trabajadores.
“Muchos han migrado, no hay incentivos para que los jóvenes aprendan el oficio, es complicado el financiamiento, no tenemos apoyo del Gobierno, toca buscar préstamos con intereses muy altos”.
Otro de los retos a los que se enfrentan los fabricantes de zapatos es a la competencia con el ingreso masivo de zapatos elaborados en China a precios más bajos, los zapatos de segunda y a las réplicas de marcas.
“El zapato chino no estaba afectando pero últimamente ya ellos venden directamente en las tiendas y los precios que ellos manejan son menores porque sus producciones son masivas, no podemos competir con ellos. Por ejemplo un adorno que nos venden a nosotros nos cuesta 160 lempiras solo el adorno y el zapato ya elaborado en caja ellos lo dan a 140 y 130 lempiras”, añadió Torres.
Sin beneficios, acceso a financiamiento y desamparados ante la creciente competencia desleal, los zapateros dicen sentirse “abandonados” por el Gobierno.
Todos los sectores se están viendo afectados con la fuga de mano de obra calificada, que repercute en baja producción, pérdida de competitividad y dinero.
En busca del mal llamado sueño americano
De enero a la fecha, han sido retornados más de 21, 875 hondureños, 16,412 desde Estados Unidos, 4,802 desde México, 364 de Guatemala y 184 de España.
Defensores de derechos humanos aseguran, que a diario siguen saliendo un promedio de 1,000 hondureños hacia diferentes rumbos, aunque la mayoría hacia Estados Unidos.
Román Gonzáles, presidente de Asincah, declaró que de 2021 a la fecha, estiman que más de dos mil zapateros han emigrado, afectando la producción de unos talleres al grado de tener que cerrar.
Aunque invierten tiempo en capacitar a los jóvenes en la elaboración del calzado después de un tiempo estos se van en busca del mal llamado sueño americano.
“Nosotros somos un sector sensible, cuando hay problemas en el Congreso Nacional, ya nuestros clientes dicen vamos a esperar para hacer los pedidos porque entonces se quedan con los pedidos por huelgas y demás”, contó.
Gonzáles espera que regulen el ingreso masivo de zapatos de china, ya que con los bajos precios de ellos y los altos costos de producción de los productores hondureños están en desventaja.
“Nosotros pagamos impuestos, nos exigen factura, y esos zapatos réplicas que entran ilegales no pagan impuestos”, reclamó Gonzáles.
Ya comenzó la temporada alta para los zapateros, ya que se avecina los desfiles patrios en septiembre y desde ya tienen pedidos de diferentes estilos de zapatos entre ellos de las botas para las palillonas y son pocos los que saben hacerlas. “Yo conozco como unos 30 alisadores de botas para palillonas que se fueron para Estados Unidos”, añadió.
Honduras y la República Popular China están por iniciar la última fase de negociaciones para suscribir el Tratado de Libre Comercio (TLC).
Ventas han bajado entre un 50% a 60%
Liliana Guerra, propietaria de una fábrica de zapatos con más de 29 años de experiencia, compartió que los zapateros más jóvenes han elegido migrar a otro país en busca de mejores oportunidades y quienes se han quedado trabajando son las personas mayores de 40 años con mucho tiempo en el oficio.
Unas 14 personas laboran en la fábrica pero anteriormente eran unos 28. “Suplimos a las tiendas a nivel nacional, pero este año ha sido muy difícil, la economía del país está mal, mucho desempleo, las ventas bajas, en todos los pedidos han caído, los época escolar y la Navidad es donde hay un poco más, pero ya no son tan fuertes como antes”, lamentó.
Para poder sobrellevar los tiempos malos, han tenido que incursionar en la elaboración de calzado industrial que tiene demanda, además de reinventarse, es necesario la creatividad e ingenio para que el rubro zapatero se mantenga.
Las ventas han bajado entre un 50% a un 60%, apuntó Guerra.
Autoridades de Senprende indicaron que trabajan en un programa para apoyar al sector zapatero de Honduras.