Santa Rosa de Copán, Honduras.
El luto y la tristeza embargan a todo el occidente del país por la pérdida de Fray Roel Mejía Lara (60), quien con su apostolado se robó el corazón de los pobladores que conocieron su carisma y servicio por los más necesitados.
La noticia de su muerte cayó como balde de agua fría en los feligreses cuando les informaron que el Señor lo llamó a su presencia tras una larga enfermedad y expiró la noche del jueves 7 de agosto en Guatemala.
En la iglesia Corpus Christi, en Guatemala, se celebró ayer una misa de cuerpo presente presidida por monseñor Bernabé Sagastume, obispo de la diócesis de Santa Rosa de ese país.
Su velatorio se realiza hoy en la catedral en Santa Rosa de Copán, donde al mediodía serán trasladados sus restos a Ocotepeque. Luego en horas de la tarde se le dará cristiana sepultura.
La labor de servicio de Fray Roel llegó hasta los centros penales. Para él nunca hubieron distinciones; su compromiso siempre fue servir.
Hoy no solo su madre y sus cuatro hermanos lloran su partida, lo llora todo un pueblo que admiró en él su entrega, su humildad y sus palabras que transformaron vidas.
El luto y la tristeza embargan a todo el occidente del país por la pérdida de Fray Roel Mejía Lara (60), quien con su apostolado se robó el corazón de los pobladores que conocieron su carisma y servicio por los más necesitados.
La noticia de su muerte cayó como balde de agua fría en los feligreses cuando les informaron que el Señor lo llamó a su presencia tras una larga enfermedad y expiró la noche del jueves 7 de agosto en Guatemala.
En la iglesia Corpus Christi, en Guatemala, se celebró ayer una misa de cuerpo presente presidida por monseñor Bernabé Sagastume, obispo de la diócesis de Santa Rosa de ese país.
Su velatorio se realiza hoy en la catedral en Santa Rosa de Copán, donde al mediodía serán trasladados sus restos a Ocotepeque. Luego en horas de la tarde se le dará cristiana sepultura.
La labor de servicio de Fray Roel llegó hasta los centros penales. Para él nunca hubieron distinciones; su compromiso siempre fue servir.
Hoy no solo su madre y sus cuatro hermanos lloran su partida, lo llora todo un pueblo que admiró en él su entrega, su humildad y sus palabras que transformaron vidas.
