San Pedro Sula, Honduras.
Un escenario nunca antes vivido se produjo ayer en el sector este de la capital industrial de Honduras.
Una multitud que más parecía que pertenecía a bandas delictivas rompieron los portones, cortinas y candados de varios centros comerciales para llevarse lo que encontraban a su paso.
Tiendas por departamentos del bulevar del este fueron los principales blancos de las hordas, sin que la Policía pudiera hacer mucho ante la avalancha humana.
El temor se apoderó de los sampedranos luego que un grupo de personas encapuchadas, con piedras y palos sembraran el terror en varios puntos de la ciudad. Los ciudadanos al ver la situación, desde las 9:00 am desesperados abarrotaron las gasolineras y los supermercados para abastecer sus vehículos con combustible y sus hogares con alimentos.
Largas filas se formaron en las gasolineras y los supermercados. Los bancos cerraron sus oficinas antes del mediodía para no arriesgar la seguridad de sus empleados.
Varias personas angustiadas esperaron transporte en las calles para regresar a sus casas y protegerse del caos que imperó en la ciudad. La terminal de buses cerró sus operaciones debido a la toma de peajes por miembros de la Alianza.
Un escenario nunca antes vivido se produjo ayer en el sector este de la capital industrial de Honduras.
Una multitud que más parecía que pertenecía a bandas delictivas rompieron los portones, cortinas y candados de varios centros comerciales para llevarse lo que encontraban a su paso.
Tiendas por departamentos del bulevar del este fueron los principales blancos de las hordas, sin que la Policía pudiera hacer mucho ante la avalancha humana.
El temor se apoderó de los sampedranos luego que un grupo de personas encapuchadas, con piedras y palos sembraran el terror en varios puntos de la ciudad. Los ciudadanos al ver la situación, desde las 9:00 am desesperados abarrotaron las gasolineras y los supermercados para abastecer sus vehículos con combustible y sus hogares con alimentos.
Largas filas se formaron en las gasolineras y los supermercados. Los bancos cerraron sus oficinas antes del mediodía para no arriesgar la seguridad de sus empleados.
Varias personas angustiadas esperaron transporte en las calles para regresar a sus casas y protegerse del caos que imperó en la ciudad. La terminal de buses cerró sus operaciones debido a la toma de peajes por miembros de la Alianza.