Una expedición oceanográfica dirigida por científicos alemanes determinó la flora y fauna marina que habitan en una vasta porción del océano glaciar Antártico, hasta ahora cubierto por el hielo, y constató los primeros indicios de modificación de los ecosistemas locales.
El barco Polarstern, del Instituto alemán de Investigaciones Polares y Marinas Alfred Wegener, recorrió durante diez semanas una superficie de 10.000 km2, protegida durante miles de años por el hielo.
Esta zona, situada en la costa este de la península Antártida, quedó abierta a la navegación por el hundimiento de las plataformas de hielo Larsen A, desaparecida hace 12 años, y Larsen B, desaparecida hace 5 años. Nunca antes en la Historia se había fundido una superficie tan amplia.
La campaña del Polarstern es una de las 13 que se llevarán a cabo para inventariar la biodiversidad de este océano glaciar durante el año polar internacional, que se inaugurará oficialmente el 1 de marzo en París.
Los 52 biólogos a bordo del barco recogieron un millar de especies diferentes, que en buena parte deberían ser completamente nuevas, destacaron los organizadores de la expedición en un comunicado.
“Lo que nos descubrió la expedición del Polarstern no es más, por decirlo de alguna manera, que la punta del iceberg”, describió el australiano Michael Stoddart, responsable del proyecto de Inventariado de la Vida Marina Antártica, Caml.
Las diversas campañas durante el año polar internacional “aclararán cómo las variaciones climáticas afectan a las especies relacionadas con el hielo en esta región”, añadió Stoddart, citado en el comunicado.
Los científicos remarcaron que los fondos marinos de las zonas Larsen A y B eran menos ricas en vida animal, con únicamente un 1% de la abundancia que existe en el suelo de los mares libres de hielo.
De hecho, la expedición tomó nota de que las especies se movían a poca profundidad, como en el caso de los crinoides (lirio de mar), erizos y holoturoideos, que viven habitualmente a 2.000 metros.
El grupo de científicos también comprobó la rápida colonización de estos fondos marinos por parte de ascidios, pequeños animales gelatinosos.