SAN PEDRO SULA
Más del 80% de municipios del país (de 298) registran pérdidas de varios cientos de millones de lempiras por los constantes cortes de energía eléctrica programados por la Enee y apagones suscitados por fallas en el sistema.
En Santa Bárbara pierden alrededor de L2,000,000 por cada hora que los negocios no tienen energía, lo cual después de cuatro o seis horas, representa entre L8,000,000 y L12,000,000.
“Ese es el daño que tenemos cuando hay cortes de energía. Más de 4,500 empresas, entre pequeñas, medianas y grandes, se quedan sin energía. Los pequeños empresarios dedicados al comercio, por ejemplo, tienen que botar los productos lácteos porque después de varios cortes y después de seis horas estos se arruinan”, dijo José Virgilio Reyes, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Santa Bárbara.
Reyes lamenta que Santa Bárbara, pese a tener seis hidroeléctricas pequeñas, se queda sin energía eléctrica frecuentemente porque depende de las subestaciones ubicadas en Santa Cruz de Yojoa, Cortés y Copán.
“El problema es grave por las pérdidas económicas y por los daños que causa a la salud de las personas por consumo de alimentos que, después de varias horas sin refrigeración, tienen cambios y aparecen microorganismos que afectan la salud”, explicó.
Al igual que en Santa Bárbara, el departamento de Colón, donde operan empresas turísticas, establecimientos dedicados al comercio y plantas extractoras de palma aceitera, reporta daños y pérdidas irreparables.
“La situación es muy grave”, dijo Patricia Guifarro, propietaria de un hotel de Tocoa, un municipio que depende de la actividad comercial.
En Intibucá, donde a finales de junio celebran el Festival del Chorro y El Vino para atraer turismo, se encuentran “preocupados” porque los turistas y visitantes, al enterarse de que no hay energía prefieren regresar o trasladarse a otros lugares para pernoctar.
“El departamento de Intibucá siempre ha tenido problemas por bajo voltaje. Si en el resto del país la situación es pésima, aquí es peor. Los negocios están teniendo pérdidas porque con los cortes o bajones de energía se dañan los equipos y también los alimentos”, dijo Oneyda Ramos, empresaria hotelera y coordinadora de la Comisión Municipal de Turismo de La Esperanza.
Ramos citó como ejemplo que recientemente en su hotel a unos huéspedes que realizaban una reunión de trabajo “se les dañó un data show por un bajón que hubo”. Después “prestamos uno y también se dañó”, agregó.
Los cortes del fluido eléctrico, según Oneyda, obliga a los hoteles a utilizar pequeñas plantas térmicas lo cual dispara los costos de operación “porque hay que comprar combustible”.
A causa de los apagones, miles de hondureños han realizado manifestaciones en diferentes partes del país. Algunos, como en Naco, Cofradía, Cuyamel, Cortés, Copán Ruinas han bloqueado temporalmente carreteras y han interrumpido la circulación de automóviles.
Victorino Carranza, presidente del Gremio de la Micro y Pequeña Empresa (Gremipe), advierte que la hay inconformidad porque “hay un problema que tiene soluciones, pero no las quieren encontrar”.
“Naturalmente, la pequeña empresa es la que más pierde porque pertenecen a las personas que luchan todos los días para sobrevivir. Con los apagones, las pequeñas empresas pierden porque se les queman los aparatos y no hay alguien a quién reclamarle para que los reponga. Los apagones son un látigo porque aumentan el precio de la mano de obra, las materias primas y el transporte”, dijo.
Carranza dijo que “lo que estamos viviendo ahora es producto del gobierno anterior, porque muchos delincuentes quisieron enterrar y desaparecer a la Enee. Ahora vemos que este gobierno, aunque hay soluciones, no las quiere emplear para resolver el problema”.
