06/12/2025
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Atrincherados vigilan fincas en el Bajo Aguán

  • 02 abril 2013 /

LA PRENSA recorrió las zonas de conflicto y se adentró en algunas de las plantaciones disputadas.

Refugiados en trincheras como si entraran en una zona de guerra acampan día y noche los guardias que custodian las fincas en el Bajo Aguán. “Aquí, uno no sabe cuándo lo van a bañar a tiros”, relata uno de los vigilantes.

Ver especial: Terror en el Bajo Aguán

Recorrer algunas zonas del Bajo Aguán representa un peligro debido al conflicto por la disputa de tierras y se agrava ante el surgimiento de unas cuatro bandas delictivas que siembran el terror.

“Desde afuera no entienden lo que pasa aquí”, dice el coronel German Alfaro Escalante, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Xatruch en el Valle del Aguán, enviada a esta zona para mantener el orden. Sus palabras tienen sentido: en esta región el día a día se vive muy distinto al resto del país.

Un equipo periodístico de Diario LA PRENSA acompañado de elementos de Xatruch recorrió varias fincas de palma africana -muchas de ellas invadidas-, como las fincas de Trujillo: La Trinidad, ubicada en la aldea La Trinidad del sector de Río Claro; El Despertar en la comunidad El Despertar, Paso Aguán en la aldea Panamá o La Consentida en aldea Rigores o las invasiones en Tocoa como la finca San Isidro en el sector de Palmeras, entre otras.

El peligro acecha cada kilómetro y se comprueba el riesgo y la adrenalina que provoca la incertidumbre de viajar por caminos que en cualquier momento pueden convertirse en zona de guerra. Un reciente informe del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) reveló que entre 2009 y 2012 al menos 90 personas murieron de manera violenta debido a la crisis en la zona. Las autoridades revelaron a LA PRENSA que operan unas cuatro bandas delictivas dedicadas a asaltos y a invasión de fincas y también hay por lo menos una banda de sicarios.

La más reciente víctima del conflicto ocurrió el pasado miércoles cuando fue asesinado Eduardo Rivera (43), vocero del Movimiento Campesino Recuperación del Aguán (Mocra).

Antes de salir de la base de Xatruch en Tocoa, Colón, las instrucciones son claras: antes de hacer fotografías a alguna persona, solicitar una entrevista o bajar del vehículo, los miembros de seguridad verificarán antes que la situación sea segura.

Ya en marcha, las indicaciones recibidas por el único militar que viaja en la cabina ponen en contexto qué tan peligrosa es la realidad que se vive entre los terrenos de palma africana.

“La situación está muy difícil y hemos recibido amenazas, tengo el deber de decirles que si comienzan a dispararnos lo primero que deben hacer es abandonar el vehículo, tirarse al suelo y buscar un lugar cubierto. No traten de levantarse y salir corriendo porque quedarán expuestos”.

Tras la recomendación siguió un tenso silencio, mientras el carro se adentraba en los caminos de tierra que hay a ambos lados de las plantaciones de palma africana y matorrales.

En la paila viajaban cinco militares con sus fusiles automáticos M-16 en posición estratégica.

El miembro de Xatruch explica que los grupos armados que acechan en la zona cuentan con armas con las que pueden alcanzar un objetivo a larga distancias y los guardias de las fincas solo cuentan con escopetas con alcance corto.

Al recorrer las fincas, la escena se repite. Los guardias de seguridad siguen refugiados, pues aseguran que en cualquier momento pueden ser atacados nuevamente por grupos armados. En algunas fincas hay instalaciones para que duerman los guardias, las cuales presentan múltiples perforaciones de bala en los muros, evidencia de los enfrentamientos.

“Un día está todo tranquilo y al siguiente están metiéndose en una finca a fuerza de tiros. Esa gente que anda de invasores tiene unas armas que ni en sueños andamos nosotros”, declaró uno de los guardias en una de las fincas de Trujillo.

En cierta parte del trayecto, considerado de extremo riesgo, se unieron al recorrido otros dos carros con varios militares en la paila.

Llegamos a la aldea Panamá, en Trujillo, Colón, en la cual este año se ha dado más de un enfrentamiento entre autoridades y gente armada.

En esta aldea se encuentra la finca Paso Aguán, que fue invadida en julio del año pasado, luego liberada a inicios de este año, pero volvió a ser invadida poco después, cuando unos grupos armados atacaron a balazos a trabajadores que abrían un nuevo paso a la finca, el cual ahora está tomada por ellos.

No hubo heridos, ya que en la cercanía estaba un grupo de miembros de Xatruch que repelieron el fuego.

En la entrada a la aldea Panamá hay un rótulo que dice: “Plataforma Agraria Regional Campesina del Aguán (Parca)”, lo cual distingue a los miembros de esta aldea como integrantes de esta organización que aglutina a diferentes grupos campesinos de todo el valle del Aguán.

Rechazan presencia policial

El miembro de Xatruch a cargo de la expedición se bajó para hablar con los campesinos y “medir la temperatura” de los ánimos en el sitio. No hubo problema, los campesinos accedieron a brindar entrevistas.

Miguel Ángel López, dirigente campesino de la aldea Panamá, fue claro en sus declaraciones: “No queremos guardias, ni militares, ni policías aquí en esta zona.Aquí hablamos de unas 900 personas que dependen de que haya trabajo”. A unos escasos metros de la entrada a la aldea se encuentra el paso que la corporación Dinant, propietaria de la finca Paso Aguán, hizo hacia su plantación de palma africana; pero el equipo de LA PRENSA comprobó que se encuentra tomado por personas que solo permiten el paso a quienes ellos quieran.

“No queremos militares aquí porque necesitamos vender la fruta y como las tierras no son de nosotros...”, confesó uno de los campesinos cuando se le preguntó ¿por qué les molesta que haya vigilancia en la zona?

El militar a cargo advierte que es hora de marchar, porque la imagen de un carro lleno de elementos de seguridad creaba tensión en los grupos que tienen tomada la entrada a la finca.

Finalmente se emprendió el camino de regreso, debido a que la noche estaba por caer y la zona se vuelve aún más peligrosa.

Así concluyó el recorrido por el área de responsabilidad de Xatruch, que es toda la zona del valle del Aguán sin incidentes, pero con la evidencia de las tensiones que se viven a diario.

De cara a la muerte

“Nuestra misión principal es mantener el control del valle del Aguán y conducir operaciones tácticas de control de armas ilegales, tráfico de drogas, delincuencia.

Establecemos retenes, puestos fijos de control, hacemos patrullajes, registros y control de delincuentes que anden haciendo fechorías”, dijo Alfaro, comandante de Xatruch.

Reveló cómo sus misiones los han llevado a estar de cara a la muerte en varias ocasiones. “En los últimos meses hemos conducido una gran cantidad de operaciones para mantener el control y eso nos ha llevado a enfrentar de cerca a delincuentes que se han ubicado en diferentes aldeas o caseríos adonde hay campesinos”.

Alfaro además aseguró que los señalamientos de violación a los derechos humanos contra Xatruch no tienen fundamento y son falsas.

La fuerza Xatruch entró en operaciones en el Bajo Aguán desde el 19 de agosto del 2011 para luchar contra los delincuentes armados, el tráfico de armas y municiones y controlar la situación por medio de retenes y patrullajes.

En 2012 con la entrada en vigor del decreto legislativo No.117, Xatruch comienza a participar en el decomiso de armas en el departamento de Colón.

Hasta 200 armas en un mes decomisan en el Aguán

Debido a la problemática que ha conllevado la disputa de tierras en el Bajo Aguán, el Congreso aprobó un decreto especial para el departamento de Colón.

Este fue respaldado con la intención de reducir la cantidad de asesinatos y de hechos violentos. El decreto de desarme 167-2012 fue aprobado a mediados del año anterior en la Cámara Legislativa. Fue a finales de julio de 2012 cuando se dio “luz verde” a implementar una reforma de la Ley de Tenencia y Portación de Armas, la cual entraría en vigencia inmediatamente después de su publicación en el diario oficial la Gaceta.

Desde que esta ley entró en aplicación el comando Xatruch ha llegado a decomisar más de 200 armas en un solo mes, aunque ahora el promedio es de 15 decomisos mensuales.

En septiembre del año pasado diversos movimientos campesinos solicitaron al Gobierno derogar el decreto que ordenó un desarme general en el Bajo Aguán, por considerar que protege a ciertos grupos.

“Unos tienen mucho y otros muy poco”: Muca

Vitalino Álvarez, vocero del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (Muca) y secretario de relaciones públicas, considera que el problema en el Aguán es por la desigualdad en la tenencia de tierras.

“Mientras en nuestro país continúe habiendo ese gran acaparamiento de tierra por parte de los terratenientes fomentada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional la problemática agraria seguirá, porque mientras unos tienen grandes cantidades de tierra que sobrepasan el techo que establece la misma Ley de Modernización Agraria, hay un montón de campesinos que no tienen ni siquiera para construir una casita y mucho menos para hacer producir cinco hectáreas de tierra que con base en ley debemos tener como hondureño”, agregó.

Álvarez además recordó que “como campesinos presentamos en 2011 al Congreso una propuesta de ley de transformación agragria integral que el Congreso no le ha dado seguimiento”.