“A mi hija la envenenaron. Ella tenía la piel morada, toda la espalda estaba morada, además en su pierna tenía una marca donde se miraba que la habían inyectado. Me la trajeron muerta, pero estoy segura que esas mujeres me la mataron”, dijo entre sollozos Rosa Delia Lazo, madre de Merlin Lizeth Reyes Lazo (26), quien no solo perdió la vida el 11 de febrero, sino que a su recién nacido de apenas nueve días que se lo robaron en El Progreso, Yoro, al norte de Honduras.
La joven tenía la corazonada que a su hijo se lo podían robar, desde que nació le comentó a su madre que era un niño que llamaba la atención de todos los que lo veían.
“Mi hija me dijo que su hijito desde que nació era bien codiciado y tenía el presentimiento que algo malo podía pasarle. Tenía miedo porque al niño se lo podían robar”, dijo Rosa.
Un misterio rodea la muerte de la joven madre, la autopsia es clave para determinar qué provocó su muerte. El niño, que hoy cumple 21 días de nacido, sigue desaparecido.
Las autoridades no tienen pistas claras de su paradero. Solo cuentan con un retrato hablado que testigos proporcionaron de una de las mujeres que interceptaron a Merlin cuando fue a consulta el miércoles 11 de febrero al centro de salud Carlos B. González, de El Progreso, Yoro.
Un video además fue recolectado como evidencia en el caso, pero en el mismo no se logra identificar plenamente a las dos mujeres, que supuestamente desde que la fallecida salió del centro de salud la acompañaron al Registro de las Personas, lugar adonde comenzó a presentar molestias en su salud que obligaron a internarla en el hospital progreseño, adonde falleció.
|
Sus últimos momentos
El relato de amigos y testigos que la vieron en sus últimos momentos son las únicas informaciones que tienen sus familiares en el caso.
Se cumplen 18 días desde que ese hecho conmocionara no solo a la comunidad de Río Chiquito, la aldea adonde vivía la familia Zelaya Reyes, sino a todo el departamento de Yoro, los que piden que las autoridades que encuentren pronto al bebé y lo entreguen a su padre José Adolfo Zelaya Chacón.
La tragedia. Eran las 5:00 am del miércoles 11 de febrero cuando Merlin Lizeth salió de su casa para encontrarse con su madre y juntas abordaron el bus que la dejó cerca del centro de salud.
“Mi hija tenía cita el lunes 9 de febrero, pero por la falta de dinero tuvo que ir hasta el 11 cuando conseguí cien lempiras para que fuera al chequeo. Yo quería acompañarla, pero por mi trabajo no pude y se fue sola. Ella salió rumbo al centro de salud, de allí no sabemos qué pasó, si fue que la raptaron o qué pasó”, explicó Rosa Delia Lazo, madre de la fallecida.
Merlin Lizeth no tenía enemigos, aseguran sus familiares, amigos y vecinos.“No entendemos por qué murió, si estaba sana, ni por qué se robaron al niño. Todo está incierto, se ensañaron con una mujer humilde. Es un gran daño el que le han causado a toda la familia”, dijo una de las hermanas de la fallecida.
Las investigaciones en el caso establecen que Merlin salió del centro de salud y fue interceptada por las dos mujeres. Pidieron un taxi y salieron con la fallecida rumbo al Registro Nacional de las Personas, adonde, según los relatos de testigos, comenzó a sentirse mal y fue cuando la llevaron al hospital.
“Me cuentan que la subieron a un taxi y que del centro se fueron para el Registro, ella pensaba inscribir al niño, lo iba a llamar José Adolfo, como su padre. Pero estando en esas oficinas se puso mal por un dolor. La llevaron al hospital, ella entró con el niño en brazos, pero cuando estaba a punto de desmayarse, una de las mujeres le agarró el niño. Ella pedía que una amiga que tiene una venta en las afueras del hospital le cuidara a su hijo, pero la mujer le dijo: para qué vas a esperar que te lo agarren si aquí estoy yo”, relató la madre de la fallecida.
Para las familias Zelaya y Reyes no hay consuelo. El fallecimiento de Merlin y la desaparición de su hijo José Adolfo los tiene devastados. Son dos golpes que no terminan de asimilar.
Mientras tanto, esperan que las investigaciones logren ubicar al pequeño. El padre José Adolfo junto con sus dos hijas abandonó la aldea. Trata de alejarse de los recuerdos en el humilde barracón en que vivió con su familia.
“Yo le marqué el teléfono a mi esposa y lo contestó una mujer, me dijo que tenía el niño, pero me dio varias direcciones y luego apagó el celular”, dijo el esposo y padre.
En Río Chiquito hay tristeza, Merlin era muy querida. “Para nosotros es doloroso, pedimos a las autoridades que investiguen, que no dejen este caso y que encuentren al niño”, dijo Rafael Arita, vecino de Río Chiquito.
|