San Pedro Sula, Hoduras.
Después de un mes de haber ingresado la primera persona contagiada con COVID-19, en Honduras ya están muriendo muchos más pacientes que en los países del istmo centroamericano, pese a que los vecinos tienen un número mayor de casos confirmados de coronavirus.
En Honduras, con 298 casos positivos hasta ayer, han muerto 22 personas, una cifra dramática que dispara la tasa de letalidad a 7% y sitúa al país en una condición alarmante y deplorable respecto a lo que vive Costa Rica (con 467 enfermos y 2 muertos, con tasa inferior al 1%) y Panamá (1,988 enfermos y 54 muertos, con tasa de 3%).
Los decesos por coronavirus comenzaron a suscitarse a los 14 días después de que el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) anunciara (11 de marzo) los primeros dos casos de COVID19. Todos ocurrieron entre los últimos días de marzo y primeros de abril: alrededor de dos víctimas cada 20 horas.
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Hasta ahora, la enfermedad está atacando al grupo demográfico con edades comprendidas entre los 21 y 60 años (con un promedio de 41 años) y golpeando letalmente a quienes tienen entre 31 y 70 años (con un promedio de 51 años) por ser el segmento que ocupa la mayor parte de la población.
DATO
Desde que el Gobierno anunció los primeros dos casos han transcurrido 27 días. Italia tiene 69 días con la enfermedad.
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El COVID-19 afecta mortalmente, sin discriminación, a los mayores de 70 años, aunque en Honduras el número no sea notable como sucede en España e Italia. De los 22 muertos, el 14% de víctimas tiene edades superiores a los 70 años, un porcentaje que supera con creces al 4% que tiene ese grupo etario (340,528 personas) dentro de la población general del país (9,158,345 habitantes).
Se ha buscado desinfectar los vehículos para evitar la propagación.
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Para Carlos Umaña, presidente de la Asociación de Médicos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), “la tasa de mortalidad más alta la tenemos porque Honduras es el segundo país con el peor sistema sanitario del mundo. Es un sistema colapsado, poco robusto, que no ofrece alternativas a la población. Aunado tenemos una población con bajo nivel cultural, una población que cuando estigmatiza una enfermedad le da miedo salir a la calle y espera hasta el último momento para salir”, dijo.
“Tenemos una muy mala nutrición. Una muy mala situación inmunológica. El país cuenta con una epidemia de hipertensión y diabetes en la población joven producto de que el hondureño le gusta comer muy mal. Comemos demasiados carbohidratos y esto hace que tengamos enfermedades inadvertidas”, dijo en entrevista telefónica con Diario LA PRENSA. Explicó que “también hay un grado de obesidad bastante importante” y confirmó que “muchos de los pacientes que han fallecido son obesos (…)”.
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Desde la óptica de Piedad Huerta, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Tegucigalpa, “es necesario realizar un análisis individual de cada fallecido” para establecer científicamente el patrón que tiene dentro de la población hondureña con el objetivo de reducir la letalidad.
“Cada paciente tiene particularidades y riesgos”, dijo.
Citó como ejemplo que las personas que tienen adicción al tabaquismo presentan debilidad en sus pulmones y son más vulnerables ante “una enfermedad nueva que todos los días estamos aprendiendo de ella”. Respecto al segmento de la población más afectada, dijo que “todo depende de las características demográficas de cada país y debido a esto presenta “diferencias entre países los que están siendo afectados”.
El COVID-19, como efectivamente ocurre en otros países, no ha cobrado vidas de personas jóvenes en Honduras, entre 1 y 30 años, pero está impactando más (77% de los decesos) en la población masculina y elevan la tasa de letalidad.
Hasta ayer, China, el país adonde apareció el nuevo coronavirus, registraba una tasa de mortalidad de 4.08%. En los países europeos envueltos en esta tragedia: Italia 12.47% y España 9.75%. En contraste, Japón 2.38% y Corea del Sur 1.84%.
Las autoridades han anunciado que usar mascarillas será de uso obligatorio.
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El científico Marco Tulio Medina, miembro del comité de prevención del coronavirus de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) y miembro del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Tegucigalpa, considera que para establecer el patrón del virus hay que tomar en cuenta factores demográficos, aspectos genéticos, nutrición y otros riesgos asociados con la salud.
“En el grupo de COVID-19 de la Unah hemos estudiado la trazabilidad del virus en Honduras y el R0 es igual a 2. Entre más arriba está de 1, hay mayor nivel de contagio. El nivel de transmisibilidad de este virus anda en el orden de 2 hasta 5, es decir, que puede afectar a diferentes grupos poblacionales. A nuestra población hondureña hay que entenderla cómo está constituida. Arriba del 50% de la población es menor de 22 años. Solo el 8% tiene arriba de 60 años. Es una verdadera pirámide. En la población hay mucha comorbilidad: muchas enfermedades que afectan al hondureño, infecciones previas, dengue o enfermedades que llamamos crónicas no transmisibles”, refirió en entrevista telefónica.
Medina dijo que “la carga de enfermedad del hondureño es alta y hay muchas personas con desnutrición. Pero por otro lado hay que recordar que en los pacientes se ha observado que los niños casi no son afectados, que los adolescentes tampoco. Es más en la edad media de la vida”.
“Esto también se ha observado en Europa. Los colegas de España me han informado que pocas personas relativamente jóvenes han muerto. La tasa de letalidad de Honduras está dentro del rango que se ha observado en el mundo, entre el 3% de Wuhan, China, y más del 12% de Italia. La tasa de letalidad en Honduras es intermedia, pero no deja de preocupar”, dijo.
En las próximas semanas, según el científico, la curva epidemiológica podría “aplanarse” y frenar el contagio en segmentos de la población más vulnerables con las últimas medidas que el Gobierno ha tomado en la costa norte.
Además, según Medina, este mes la Secretaría de Salud comenzará a suministrar cuatro medicamentos (remdesivir, chloroquine, lopinavir y lopinvir + interferón) a los pacientes que los médicos hospitalicen por presentar cuadros más graves.
“Con la OMS, Hondura ha entrado en el proceso de evaluar cuatro grupos de medicamentos en personas que están hospitalizadas por COVID-19. Estamos muy contentos con que eso pueda suceder.
La OMS donará esos medicamentos. Esperamos que ingresen en los siguientes días, no más de siete, deben enviar los medicamentos a Honduras. Hay 60 países con ese proyecto. Hoy tuvimos una reunión para definir la estrategia. Los medicamentos serán manejados por OMS y Secretaría de Salud”, dijo. El COVID-19, además, le ha quitado la vida a siete hondureños en Estados Unidos (cinco en Nueva York y dos en Boston) más seis en Madrid, España.
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