18/04/2024
07:55 PM

2,000 niños hondureños huyen de escuelas por acoso de mareros

Los malvivientes “seducen con dádivas” a menores para que cometan actos ilícitos a su favor.

San Pedro Sula, Honduras

Carlitos era un escolar de 11 años y, como todos a su edad, estaba lleno de energía y de muchas interrogantes en la cabeza sobre un mundo que estaba descubriendo.

Llegaba a diario a recibir clases en un centro educativo en un sector conflictivo de San Pedro Sula. Con el paso del año académico, el menor perdió motivación, al grado que llegó incluso a quedarse dormido la mayoría del tiempo en las clases.

Pasaron los días y el pequeño se ausentó de la escuela. Su profesora supo que el menor había sido reclutado por una pandilla y era obligado a trasnochar para vigilar la zona encomendada.

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Aunque su madre -que trabajaba todo el día- nunca reveló la causa verdadera de sus faltas a clase, sus compañeros sabían que él era presa de la delincuencia. Este relato, a pesar de ser revelado con suma confidencialidad, es común en sectores como Chamelecón, Rivera Hernández y Las Brisas conocidos por la elevada presencia de delincuentes.

Acoso

En el último año, la Secretaría de Educación ha recopilado información a través de su sistema de centros educativos que deja al descubierto los efectos de la influencia negativa de grupos delictivos en la zona norte del país, principalmente San Pedro Sula.

La información revela que de 4,500 casos de menores desertores en San Pedro Sula durante 2013, unos dos mil fueron ocasionados por el acoso de los malhechores de maras y de distribuidores de droga.

Representantes de Educación en Cortés reconocen que las zonas en la ciudad identificadas como “las más peligrosas para los menores” son Rivera Hernández, Chamelecón, entre otras. En esta última, varias organizaciones no gubernamentales han hecho estudios minuciosos sobre la forma en que los malhechores “seducen” a los escolares que terminan cayendo en su trampa.

“Los pandilleros o cabecillas de bandas de otro tipo, como extorsionadores y narcotraficantes, les ofrecen cuadernos, ropa y zapatos para que trabajen para ellos. Los usan de mulas, de banderas (espías), pero no les dicen que la recompensa es la muerte”, reveló un coordinador de organizaciones juveniles en zonas conflictivas.

Chamelecón tiene una población de 18,000 estudiantes en total y cada día se ven vulnerables a las malas intenciones de los antisociales que gobiernan el sector. Otro de los datos que maneja la Secretaría de Educación es que en 2013 fueron 27 los escolares que fueron reportados muertos en San Pedro Sula.

Según la Unidad del Sistema Nacional de Información Educativa de Honduras (Sinieh), esto se debe “a la inseguridad, pandillas y narcotráfico en esos lugares” y son situaciones similares a las que sufrieron los ocho menores en el sector de La Pradera.

Las amenazas a las que están sometidos los menores y maestros censuran cualquier tipo de denuncia que estos quieran hacer para prevenir de alguna forma el reclutamiento de los pequeños cuya vida está expuesta a la muerte como ha quedado en evidencia en los últimos días.

Marlon Escoto, ministro de Educación, asegura que trabajan en conjunto con la Secretaría de Seguridad para crear mecanismos de seguridad en los centros educativos.