21/04/2024
11:04 PM

Omoa y Tela: Semana Morazánica, la esperanza del turismo

Los restaurantes tuvieron que regalar, devolver y revender los mariscos que compraron para Semana Santa.Esperan recuperar ingresos en octubre.

    SAN PEDRO SULA.

    Omoa y Tela, dos municipios costeros severamente dañados por la parálisis económica causada por el COVID-19, abrigan la esperanza de recuperar parcialmente las pérdidas en las próximos meses con la ola de hondureños que buscarán reencontrarse con la libertad después de unos 100 días de restricciones.

    Estos dos municipios, altamente dependientes del turismo, comenzaron la reactivación la semana anterior con el 40% de la fuerza laboral (están en la región 2 del plan de reapertura) y al concluir la presente podrán agregar un 20% hasta alcanzar la reanudación completa el 30 de julio.

    Dentro de esta reactivación, algunos restaurantes abrieron operaciones y, para oxigenarse, comenzaron ofreciendo el servicio “para llevar”, mientras los hoteles siguen con las puertas cerradas y acumulando pérdidas que ponen en precario su existencia.

    Omoa

    En el primer trimestre, como lo hacen todos los años, más de 60 negocios de comida (entre cafeterías y restaurantes) y unos 30 hoteles de Omoa invirtieron (dinero propio o prestado) en reparaciones o ampliaciones de la infraestructura y a inicios de marzo compraron varias toneladas de mariscos para atender la demanda gastronómica de los veraneantes que llegan antes, durante y después de Semana Santa.

    250
    Negocios turísticos entre Omoa y Tela, la cantidad de negocios afectados por la crisis supera los 250.
    “Pero toda esa inversión la perdimos por la pandemia. Yo, por ejemplo, había invertido entre L300,000 a L400,00 en mariscos y no pude vender por el toque de queda. Una parte tuve que donarla a los empleados porque también ellos resultados afectados. Los negocios que compraron mariscos tuvieron que venderlo al costo, regresaron una parte a los proveedores y les regalaron a los empleados”, dijo Rosa Brocato, presidenta del capítulo local de la Cámara Nacional de Turismo de Honduras (Canaturh).

    Después de tres meses de encierro, los negocios “están en cero”, muchos “no han abierto porque no tienen dinero” y todos “están esperando que los bancos, con dinero del Gobierno, conceda créditos blandos, con bajas tasas de interés y con período de gracia”, dijo Brocato.

    En los primeros días de reapertura, pequeños negocios familiares empezaron a trabajar a puertas cerradas en la preparación de platos de comida pedidos por los clientes con anticipación o para los consumidores que piden para llevar a sus casas.

    Antes de abrir, “en las semanas anteriores nos estuvimos capacitando de manera virtual sobre las medidas de bioseguridad con el apoyo de la Cámara de Comercio y el Infop. Estamos preparados con todas las medidas de bioseguridad para atender a todas las personas que deseen “relajarse después de tanto tiempo de aislamiento”.

    En este municipio, que también es visitado por turistas de Guatemala, los pequeños empresarios del turismo (ofrecen unos 5,000 empleos entre permanentes y temporales) son del criterio que el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) debe permitir que los fines de semana viajen las personas sin considerar el último dígito para que los sitios turísticos verdaderamente puedan reactivarse.

    Tela

    En Tela, el destino más visitado del país con más tres millones de personas al año, la situación es parecida a la de Omoa. Algunos dueños de restaurantes retomaron operaciones para atender pedidos y se mantienen a la espera de que el Gobierno autorice abrir las puertas de los establecimientos a los clientes.

    Con cierto escepticismo, Marco Antonio Reyes, presidente del capítulo teleño de Canaturh, espera que la reapertura total de los negocios se inicie entre el primero julio y el primero de septiembre con la “expectativa de aprovechar el feriado morazánico de octubre para cerrar el año un poco bien”.

    Los negocios en la primera semana de reactivación
    Cerrados. Los hoteles siguen perdiendo dinero.Debido a que Sinager no ha aprobado un protocolo y no ha autorizado la apertura, los hoteles siguen con las puertas cerradas sin captar huéspedes, sin obtener ingresos económicos. Los propietarios están entre la espada y la pared porque deben pagar los créditos que adquirieron para su construcción.
    Separación. Distanciamiento entre las mesa.Para los dueños de los restaurantes, el distanciamiento de sus clientes dentro de los establecimientos, es decir, la separación de mesas, representará una reducción de un 50% de sus ventas normales. Esta medida podría afectar a los establecimientos que siempre han tenido baja demanda.
    Mascarillas. Capacitaciones y medidas.Los empleados y propietarios de restaurantes recibieron durante la cuarentena capacitaciones virtuales sobre bioseguridad. Ahora, cuando inicia la reactivación económica y social del país, han instaurado las medidas, entre ellas, uso de mascarillas, guantes, caretas.
    Gastronomia. Consumo y economía para omoa. Para volver a captar la atención de los clientes y recuperarse económicamente, los propietarios de restaurantes de Omoa ofrecerán su gastronomía a precios “competitivos, dicen, una vez que Sinager los autorice a abrir laspuertas delos establecimientos para ateder a los consumidores
    “Lastimosamente para hacer una apertura tenemos que estar pendientes de cómo evoluciona la pandemia. Hasta esta semana, el país llegó a las mil pruebas y la positividad es cerca del 50%. Si nosotros partimos de que los mercados principales son San Pedro Sula y Tegucigalpa es difícil que como destino nos podamos abrir, eso sería abrirnos al COVID”, dijo.

    Para los hoteleros de este municipio, que esperan que Sinager apruebe un protocolo de bioseguridad propuesto por la Asociación de Hoteles Pequeños de Honduras (Hopeh) para que inicien la reapertura, tienen una carta que jugar en los próximos meses, lo cual favorecería a todo el sector turístico.

    “Muchas personas que habían pagado el 50% de reservaciones de hoteles para Semana Santa no retiraron los depósitos. Eso ayuda mucho a la industria. Esas personas transfirieron las reservaciones para la Semana Morazánica (primera semana de octubre). Tenemos esa responsabilidad”, aclaró.

    En medio de toda la crisis, según Reyes, “todo mundo se está enfocando en cuándo vamos abrir y en las medidas de bioseguridad. Pero hay algo más importante: la readecuación de los préstamos con fondos propios del sistema financiero. Eso es el talón de Aquiles, lo que más está asfixiando a un destino como Tela”.

    “Necesitamos urgentemente que la Ahiba (Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias) piense en cambiar los planes de amortización de la industria. Técnicamente estamos quebrados. Lo único que nos puede salvar son las readecuaciones y los préstamos de capital de trabajo que el Gobierno puso a disposición”, expuso.

    Para Omoa y Tela, la Semana Santa y la Sema Morazánica son los dos períodos más importantes en su economía.
    “Para muchos de nosotros, la Semana Santa equivale a la ganancia de varios meses juntos (…). Viene la temporada de lluvia, la buena temporada ya la perdimos. Seguramente lo que queda del año será muy poco para lograr una recuperación. ¿Qué queremos del Gobierno? Esperamos que el Gobierno nos apoye, no queremos nada gratis, queremos que nuestros préstamos con la banca privada sean refinanciados, que nos bajen los intereses y que no nos pongan en la central de riesgo”, refirió.

    “En cuanto a lo energético, esperamos que nos den la oportunidad de hacer pagos a las cuentas y que no nos corten la energía porque sin eso no podemos trabajar”. Mientras aparece una vacuna contra el COVID, según Ligeard, los negocios turísticos de Tela trabajarán en número rojos esperando que los hondureños lleguen a las playas que no lograron visitar por el toque de queda instaurado por el Gobierno para contener la propagación del COVID.

    - Los empresarios en Omoa piensan que los hondureños deben aprender a vivir con la amenaza del COVID.
    - Mientras aparece la vacuna, los dueños de restaurantes dicen que tendrán que gastar en mascarillas y guantes.
    “Mucha gente está necesitada de salir. Hoy más que nunca nos hemos dado cuenta de la importancia de salir en familia y visitar nuestros parques nacionales, nuestras playas, la brisa marina, las olas del mar. Nos ha servido como lección para darnos cuenta que tenemos un lugar maravilloso”, reflexionó Ligeard.

    En ambos municipios, los empresarios del turismo han adquirido mascarillas y también caretas para sus empleados, y están esperando que Sinager les indique las medidas de distanciamiento físico entre clientes que deben tomar aunque sacrifiquen los ingresos económicos.