22/12/2025
12:58 PM

Un asunto entre mujeres

El prolapso vaginal es una enfermedad a la que cualquier mujer esta expuesta Mía te dice en qué consiste y cómo tratarla

    Muy pocas mujeres saben del prolapso vaginal. Con el paso de los años, a veces este órgano de la mujer deja de servir como soporte para el aparato reproductor femenino.

    Muchas mujeres van al médico preocupadas por los síntomas, pero salen aún más asustadas cuando les dicen que lo que ha sucedido es un “prolapso vaginal”.
    Esta enfermedad consiste en la protrusión (cuando hay un tipo de ruptura) de ciertos órganos pélvicos a través de la vagina. En realidad lo que sucede es que la debilidad en la pared vaginal permite que dichos órganos desciendan a través del punto más débil de la vagina y se insinúen al exterior recubierta por ella, causando varias molestias, que son detalladas por la ginecóloga Marilyn Alvarado.

    Las causas
    El prolapso se produce por pérdida de la calidad de los tejidos vaginales y de soporte pélvico como consecuencia de los partos vaginales, la menopausia, el envejecimiento, el estreñimiento crónico y el uso crónico de esteroides, entre otras menos frecuentes. Lo sufren generalmente las mujeres que han pasado por la menopausia y oscilan entre los 48 a 58 años.

    Hay varios tipos de prolapsos:
    El de vejiga urinaria: o prolapso anterior se refiere a la protrusión de la vejiga y de la pared vaginal hacia el exterior a través de la cara anterior de la vagina.

    Prolapso rectal: o prolapso posterior se refiere a la ruptura de la vejiga y de la pared vaginal hacia el exterior a través de la cara posterior de la vagina.

    Prolapso uterino: descenso o prolapso del útero que se manifiesta por el descenso del útero a través del canal vaginal exponiendo el cuello del útero. Cuando el prolapso es severo el útero viene acompañado de un prolapso vesical y rectal.

    ¿Cómo tratarlo?

    El tratamiento no es necesario, a menos que los síntomas sean molestos e interfieran con la rutina diaria. La mayoría de las mujeres buscan tratamiento cuando el útero está demasiado bajo.

    Un prolapso uterino se puede tratar con un pesario vaginal o con cirugía. El pesario vaginal es un dispositivo de caucho o plástico en forma de rosca que se introduce en el área para sostener el útero en su lugar y puede ser una forma temporal o permanente de tratamiento.

    Estos pesarios (dispositivos plásticos) vaginales se ajustan para cada mujer en forma individualizada. Algunos pesarios son similares al dispositivo del diafragma empleado para el control natal.

    Durante el tratamiento se le enseña a la mujer cómo insertar, limpiar y retirar el pesario por sí misma.

    En algunas mujeres pueden rozar e irritar la pared vaginal y, en algunos casos, pueden causar daño a la vagina. Este tratamiento también perjudica la intimidad en la mujer, ya que puede limitar la profundidad de la penetración.

    Es básico un cambio de vida, bajar de peso en mujeres que tengan sobrepeso o que sufran de obesidad. Se debe evitar hacer esfuerzos y levantar objetos pesados, dado que esto puede empeorar los síntomas. La tos también puede empeorar los síntomas. Se deben tomar medidas para tratar y prevenir la tos crónica. Si la tos se debe al tabaquismo, se recomienda dejar inmediatamente de fumar.
    La cirugía es la última opción y no debe realizarse hasta que los síntomas sean peores que los riesgos de someterse al procedimiento.

    El tipo específico de cirugía depende de:

    a. El grado del prolapso.

    b. El deseo de embarazos futuros.

    c. El deseo de la mujer de preservar la función vaginal.

    d. La edad y el estado de salud general de la mujer.

    Existen algunos procedimientos quirúrgicos que se pueden llevar a cabo sin extirpar el útero, como la fijación sacroespinosa: este procedimiento implica el uso de los ligamentos cercanos para sostener el útero.
    También se utiliza una histerectomía (extracción del útero) vaginal para corregir el prolapso uterino.

    El mayor enemigo, la incontinencia
    Dicho en un lenguaje sencillo la incontinencia urinaria es un trastorno que consiste en la pérdida involuntaria -total o parcial- de orina a través de la uretra. La principal característica de esta afección es que perjudica la calidad de vida del paciente, incluyendo sus condiciones socioeconómicas (padecerla implica grandes gastos en pañales desechables y chequeos médicos). Esta es una de las consecuencias que más salen a la luz cuando se sufre de prolapso vaginal. Los tipos de incontinencia varían de acuerdo a sus causas. Las más frecuentes son:

    Paralizadas con causa. La incontinencia urinaria de esfuerzo ocurre durante la realización de ciertas acciones como: toser, reír, estornudar y levantar objetos pesados. Puede darse en mayor o menor grado de acuerdo a las características del paciente.

    Apuro en vano. La incontinencia urinaria de urgencia está asociada a una necesidad imperiosa y repentina de orinar, seguida de una contracción instantánea de la vejiga y la pérdida involuntaria de orina. Por lo general no da tiempo de llegar al baño para expulsar la orina.

    A mover la pelvis

    Según lo indicado por el especialista, el denominador común de todos los tratamientos es la rehabilitación del piso pélvico. Son muy famosos los ejercicios ideados en 1940 por el ginecólogo estadounidense Arnold Kegel, los cuales se basan en contraer y relajar repetidamente el músculo pubococcígeo o PC (también conocido como músculo del suelo pélvico) a los fines de incrementar su fuerza y resistencia y así evitar la incontinencia urinaria. Nunca se le da la suficiente promoción a esta práctica que debe ser llevada a cabo desde la infancia para

    prevenir una incontinencia que, en la adultez, pueda ser causada por la pérdida hormonal típica de la menopausia. Son movimientos que pueden ser incluidos en cualquier rutina de ejercicios. Cabe destacar que las damas los pueden poner en práctica también durante el acto sexual, lo cual, aparte de generar placer a ella y a su pareja, contribuye considerablemente con su salud.
    Existen muchos sitios en Internet que abordan el tema; en el blog —en inglés—http://www.ikegelpro.com/blog/ se incluye hasta una canción que incita a convertir los ejercicios de Kegel en un hábito, así como recomendaciones para realizarlos adecuadamente.

    Síntomas

    • Sensación de estar sentada en una bola pequeña, o la sensación de que algo esta estorbando.

    • Relación sexual difícil o dolorosa.

    • Micción (ganas de orinar) con mucha frecuencia.

    • Dolor durante la relación sexual.

    • Protrusión del útero y el cuello uterino a través de la abertura vaginal.

    • Infecciones en la vesícula que se presentan repetitivamente.

    • Sensación de pesadez o tracción en la pelvis.

    • Sangrado vaginal o aumento del flujo vaginal sin razón alguna.
    • Los síntomas empeoran al pararse o sentarse por períodos prolongados.

    Prevenir es la mejor cura

    La mujer hondureña puede evitar el prolapso vaginal, mejorando su cultura de prevención, es decir:

    • Disminuyendo la paridad (número de hijos que tiene).

    • Teniendo partos hospitalarios.

    • Teniendo control adecuado de su período con o sin embarazo.

    • Disminuyendo el tabaquismo que cada vez va en aumento en el sexo femenino.
    Aparte de mejorar tu estilo de vida reproductivo, si tienes algunos síntomas como relaciones sexuales difíciles o dolorosas, protrusión del útero y sensación de pesadez o tracción en la pelvis entre otros, debes consultar inmediatamente con tu médico o ginecólogo.

    La prevención se puede realizar de una manera sencilla para la mujer hondureña. Esta es la mejor manera de prevenir cualquier enfermedad, teniendo una rutina anual de consulta ginecológica, ya que el médico puede identificar este problema cuando inicia y puede retardar su empeoramiento con algunas sugerencias como:

    • Cambiar de hábitos.

    • Bajar de peso.
    • Realizar algunos ejercicios vaginales, ya que cuando el prolapso es muy sintomático el manejo es únicamente quirúrgico.

    Marilyn Alvarado

    Especialista en ginecología

    y obstetricia

    Clínicas Mater Dei
    Tel. 239-4809