Son casi las once de la mañana en Beverly Hills y Jim Carrey llega al Hotel Hilton, sin demorarse un solo minuto para la entrevista programada. Siempre con una sonrisa entre labios, sabe que todos esperan alguna broma detrás de sus respuestas.Conociendo muy bien su trabajo, sólo busca risas en vez de aplausos. Y desde que tiene uso de razón, aprendió que ésa es la mejor forma de llamar la atención. La sonrisa siempre fue la misma, lo único que cambió fueron los millones de dólares que hoy gana. Bueno, con un pequeño detalle, nada más: Jim Carrey ahora es abuelo.
¿Así que su hija Jane de 23 años lo convirtió en abuelo?
Sí. El bebé se llama Jackson. Es fantástico. Ayer estuve con él todo el día. Es el mejor. Ser abuelo es maravilloso.
Se lo ve mucho más espiritual desde que se convirtió en abuelo? Todavía están en Youtube los videos de una conferencia donde habla sobre la libertad espiritual y los propósitos de la vida que descubrió hace poco. ¿La actuación se relaciona en cierta forma con semejante espiritualidad?
Yo creo que tiene mucho que ver, pero no todo. Al menos yo espero que sea algo espiritual lo que hemos hecho en Hollywood.
¿Qué haría si no fuera actor?
Por una semana, en mi vida, quise ser veterinario, hasta que descubrí el tema de la eutanasia. No podía comprometerme con algo así. Pero la verdad es que desde el principio me impresionó la forma en que mi padre llamaba la atención. Cada vez que venía gente de visita, él se paraba en la mitad de la sala y la gente se impresionaba con su creatividad, sus animaciones cuando contaba una historia. Y yo quería ser igual. No pensé otra opción. Así quería conquistar el mundo. Quería ser como él.
¿Todavía se mira al espejo buscando alguna nueva expresión que haga reír a la gente?
Hoy en día, mi cara ya opera por sí sola (Ríe). Hace lo que quiere. A veces es algo apropiado y otras veces, no. Hay momentos en la sala de edición donde nos damos cuenta que ciertos gestos no son humanos y borramos si por ejemplo hay una ceja que se movió demasiada extraña, para no distraer al público. Pero me doy cuenta que sigo haciendo pequeños trucos, cosas divertidas que yo mismo había creado cuando tenía 10 años. Lo que hacía en aquel entonces, para mí era súper importante. Tengo suerte que mi vida no se haya dado vuelta hasta los 11 años, porque hasta ese entonces jugaba demasiado, tenía la misma creatividad que sigo aprovechando.
¿Y al día de hoy, también aprovecha la experiencia de haber pasado de bar en bar, contando chistes o improvisando todo tipo de bromas en el famoso Comedy Store de Hollywood?
Es lo que me hace sentir cómodo cuando busco cierta creatividad instantánea. El mejor ejemplo es la película “Mr Popper’s Penguins”.
Se puede planear cierto trabajo con pingüinos, pero al momento de prender la cámara, terminan haciendo lo que ellos quieren. Y en ese preciso momento necesita suficiente entrenamiento para caer bien parado. Yo solía subir al escenario a improvisar pura comedia. Fue mi mejor entrenamiento, salir sin ningún plan, en medio del Comedy Store. La mitad de las veces, la gente quería tirarme una silla por la cabeza. Pero la otra mitad salía todo perfecto y tuve suerte de formar parte de algo así, donde me sentía tan cómodo.
Jim Carrey nació en Ontario, Canadá, el 17 de Enero de 1962. Y desde la escuela secundaria, ya había tenido a sus compañeros como el mejor público, probando diferentes imitaciones de famosos que había aprendido con el padre. Llegó a Hollywood y consiguió que el cómico Rodney Dangerfield lo dejara abrir sus propios espectáculos en el famoso Comedy Store de Sunset Boulevard. Ahí fue donde también conoció la primera esposa, la mesera Melissa Wormer, con quien tuvo la única hija Jane, y de quien se divorció. En 1996 se casó con la actriz Lauren Holly pero terminaron, fue novio de Renee Zellwegger, aún en la vida real no consigue formar su propia familia (terminó otro serio noviazgo con Jenny McCarthy), bien puede identificarse con el personaje de la película “Mr Poppers Penguins”, como un profesional exitoso que no logra el éxito personal, hasta que se cruza con unos simpáticos pingüinos que le cambian la vida, por completo.
¿En el momento que se ofreció a protagonizar una película con pingüinos imaginó que iba a ser tan difícil?
La verdad, no tenía la menor idea cómo íbamos a hacer. Pero me encantó trabajar con pingüinos de verdad. Me preocupaba más usar marionetas electrónicas “animatronics”, porque cualquier teléfono celular o incluso un ipad podía llegar a moverles un brazo en medio de una escena. Por eso optamos por efectos de computadora, pero la mayoría de las escenas las hicimos con pingüinos verdaderos. Me encanta trabajar con animales, disfruto esa energía. A veces, ni siquiera los teníamos en el estudio, pero como vivían al lado igual nos interrumpían el diálogo y los terminábamos trayendo al estudio.
¿Y cómo hicieron para mantener la baja temperatura necesaria para los pingüinos, dentro del estudio de cine?
Básicamente, el estudio era tan frío que vivía al límite de una neumonía, todo el tiempo. Yo estoy acostumbrado al frío de Canadá, pero era demasiado.
¿La mejor anécdota?
Me encantó el rodaje de la cena, donde se suponía que teníamos que sentarnos en las sillas comiendo tranquilamente pescado del plato, como si fuéramos la familia más normal del mundo. Nadie sabía lo que íbamos a poder hacer. La cámara estaba pegada a mi cara pero cuando se separó, tuvieron que separar a los pingüinos como en una carrera de caballo, porque todos quería comerse el pescado. Era un caos y yo tenía que quedarme y hacerlo divertido, ése es un buen recuerdo.
¿En el aspecto serio de la película, qué le pareció Angela Lansbury con su participación especial?
Es tremenda, a las cuatro de la mañana ya estaba lista para trabajar. Es increíble. Sueño con mantener el mismo entusiasmo que ella todavía tiene en este momento de su carrera. Fue maravilloso trabajar con ella.
¿Y lo más divertido del rodaje en Nueva York?
Como canadiense me encanta la pista de patinaje sobre hielo. Apenas me pongo los patines, quiero despedirme del cine.
¿Y entre todos los lugares donde filmaron la película, tiene algún favorito?
El Edificio Planchado (Flatiron) y el Museo Guggenheim. Pero los mejores momentos los pasé en la pista de patinaje sobre hielo, porque me trae muchos recuerdos de mi infancia. Me encanta patinar, cuando me pongo los patines me olvido de todos los problemas. Me siento como un pájaro... o como un pingüino, sí.
¿Queda algún perfil de Jim Carrey que la gente no conoce?
Hay varios lados. Durante mucho tiempo en mi vida tomé una sola dirección, pero desde hace un par de años me estoy escapando del borde, perdí el control. Tengo ciertas preocupaciones filantrópicas completamente fuera del cine, aunque trato de no gritarlas demasiado. Por ejemplo, estoy involucrado en la promoción de un sistema de cultivo, donde estoy recorriendo el mundo, para enseñarle directamente a los agricultores un método donde pueden lograr que el arroz crezca con un 50% menos de agua y necesita 90% menos de semillas, consiguiendo cuatro veces más arroz. El sistema se llama SRI (System of Rice Intensification o Sistema de Intensificación de Arroz). Es algo increíble, para los que lo quieren ver, está el sitio de internet www.betterufoundation.org. Así se llama mi fundación.
¿Y a nivel creativo, qué perfil de Jim Carrey no conoce la gente?
¿Twitter? (Ríe). No, no. La gente no sabe que pinto. Y pinto muchísimo, es una pasión increíble para mí. Si no estoy actuando, literalmente me despierto a la mañana, tomo un café y levanto un pincel para pintar. Tampoco es algo que hago en el balcón. Tengo un estudio en Nueva York que nadie conoce. Solamente mostré un par de cosas aquí y allá. Una de mis pinturas, por ejemplo, está en la película.
¿De verdad? ¿Dónde?
En el lugar de la TV que aparece en una de las escenas. Ahí está uno de mis cuadros.
¿No es ninguna broma?
Hablo en serio. Es impresionismo conceptual. Ahora mismo estoy pintando un cuadro en Nueva York y no veo la hora de volver. Ya pasé más de 200 horas, tiene más de cinco metros de alto por tres de ancho. Y es muy original. Es un cuadro normal que se ve a la luz del día, pero cuando se prende una luz negra, todo se ilumina y la gente sale de la oscuridad. Es muy interesante. Estoy haciendo muchas cosas que la gente no conoce, porque todavía no lo revelé al resto del mundo. Pero ya se van a enterar.
Los pingüinos argentinos, las verdaderas estrellas de la película
Desafiando una antigua regla en Hollywood de no trabajar con niños ni animales, Jim Carrey fue el que justamente se ofreció personalmente para protagonizar la película “Mr Poppers Penguins”.
Y más allá de la ficticia historia en una novela de 1938, los productores encontraron un peor desafío al decidir trabajar con pingüinos de verdad, en vez de clásicos efectos especiales.
La búsqueda, había comenzado mucho antes del rodaje, contratando incluso al experto en pingüinos del parque de diversiones Sea World, Scott Drieschman. “Hay 17 especies de pingüinos” comentó al justificar la decisión de elegir la especie más grande llamada Gentoo que solo existe dentro del territorio argentino del Atlántico Sur, cerca de las Islas Malvinas. Y una vez elegidos, tuvieron que construirles un hogar especial, al lado del estudio de cine de Nueva York, donde iban a filmar la película. Con una piscina diseñada especialmente por la fundación Birds & Animals Unlimited, trataron de recrear al máximo un lugar parecido al hábitat original, dentro de un ambiente frío, con muchísima agua y extrema limpieza.
Hasta dentro del estudio de cine tuvieron que instalar un gigante sistema de aire acondicionado para mantener la temperatura entre dos y cuatro grados de temperatura, cada vez que los pingüinos tenían que aparecer frente a una cámara. Y el experto Scott Drieschman incluso se mudó al edificio vecino del nuevo hogar de los pingüinos argentinos, para atenderlos las 24 horas al día, siete días a la semana.
El entrenamiento tampoco fue fácil, “Los pingüinos eran bastante salvajes cuando llegaron” contó el entrenador Larry Madrid “pero a medida que los fuimos alimentando, empezaron a sentirse más cómodos”.
El truco era lograr que estuvieran suficientemente calmados para sentirse seguros y solo pararse en una marca especial, a cambio de su comida favorita. Los actores, como Jim Carrey, también tuvieron que ir conociéndolos de a poco, para conseguir la perfecta comodidad.
“Yo no tenía la menor idea que los pingüinos eran tan difíciles de entrenar” confesó Jim Carrey.
“Lo único que quieren es comer pescado y nada más que pescado. Así que empecé a ir a todos los lados con pescados, en el bolsillo, en los zapatos, en todos lados.”
Sin poder programar como reaccionarían, hubo escenas donde la improvisación era elemental. “Me encantó trabajar con ellos porque siempre eran espontáneos”, agregó Jim “Nunca sabíamos lo que podía pasar”.