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Sea cariñosa y amable

  • Actualizado: 22 noviembre 2010 /

“¿Ha analizado alguna vez esta emoción que llamamos ternura? ¿Es alegre, es triste la ternura? ¿No parece más bien la ternura una semilla de sonrisa que da el fruto de una lágrima?

    “¿Ha analizado alguna vez esta emoción que llamamos ternura? ¿Es alegre, es triste la ternura? ¿No parece más bien la ternura una semilla de sonrisa que da el fruto de una lágrima? En el enternecimiento sentimos angustia precisamente por aquello mismo que nos causa placer”.

    Esta frase, que se atribuye al filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset, es una bella aproximación poética a la ternura, que para algunos psicólogos es una de las seis emociones básicas que signa la existencia del ser humano, junto con el miedo, la rabia, la alegría, el erotismo y la tristeza.

    Aunque la dificultad para una elevada proporción de las personas no radica tanto en definir la ternura o en teorizar sobre este sentimiento, considerado el pariente más cercano del amor, sino en llevarlo a la práctica, en expresarlo a las personas que quieren.

    Mediante palabras, con gestos, a través las caricias, por medio de cuidados… También mediante la amabilidad, la cercanía emocional, las sonrisas, los abrazos. Hay muchas formas de expresar la ternura, tanto con o sin contacto físico.

    Para el psicólogo clínico José Elías, “la ternura es una expresión con la que se halaga a los demás y se recibe cariño de ellos demás. Es una actitud hacia el otro, que nace del sentimiento de respetar y mimar a las personas que queremos, sin esperar nada a cambio”.

    Dar y recibir afecto

    “Damos cariño cuando tenemos hacia los demás y la vida una actitud de comprensión, tacto en nuestra relación y nos manifestamos de una forma atenta y cortés. Aquel que tiene la capacidad de ser tierno y cariñoso lo expresa en sus actos, hacia sí mismo y los demás”.

    ¿Cómo hay que recibir la ternura? José Elías aconseja hacerlo “como una muestra de afecto y respeto, complacencia y condescendencia por parte de la otra persona, que así nos demuestra que nos tiene en cuenta y nos quiere”. Hay que corresponder a ese cariño, con amabilidad y gratitud, y siempre que sea posible, expresándolo con una palmada o una sonrisa.

    Para mostrar cariño hacia los demás a través de las palabras, el psicólogo aconseja “trasmitir calidez y amabilidad en la conversación, haciendo que la comunicación provoque en la otra persona respuestas cálidas y amables, y dándole tiempo para que se explique tan ampliamente como necesite”.

    También se puede ser cariñoso mediante gestos, los cuales “deben ser suaves y tiernos. Una palmada o un gesto de reconocimiento manifiestan que quien la recibe nos importa. Una sonrisa de complicidad ayuda a que el otra perciba una cercanía desinteresada por nuestra parte”.

    También se puede expresar cariño mediante acciones: “una mirada, llamada telefónica, sonrisa o palabra amables, un dulce, ceder el asiento, un pequeño regalo, una carta afectiva... Son muchas las acciones con las que podemos demostrar al otro que le tenemos en cuenta, que tiene valor como ser humano para nosotros”, explica el psicólogo.